Jugando Con Un Demonio

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Llegue medio contento a casa, seguía pensando donde podría estar Shiro, pero ese pensamiento se esfumó al ver al demonio temblando. - Bueno Azazel, charlemos un poco, te voy a explicar yo pregunto tu respondes si respondes vives sino pues sufres... - Decía ya delante de él no tuve necesidad de atarlo sabía que no escaparía o lo intentaría más bien. - No hay respuesta, así que intuyo que lo has entendido. - El demonio solo asintió no hablaba ni hacia intención de hacerlo. - Primera pregunta, ¿Por qué mataste al padre de Shiro? - El demonio volvió a temblar cuando nombre a mi amiga por su nombre. Dejé pasar unos cuantos segundos y al no obtener respuesta le clave un pequeño punzón en el hombro rozando el hueso, Azazel grito y yo sin embargo solo podía sonreír. - Ah una cosa más... Tienes 3 segundos para responder. - El demonio me miraba con ira pero no hacia nada más que eso. - Ahora responde. - Ordene, decidí no usar mi don sino hubiera sido muy aburrido.
-Lo.. Lo siento... Yo no quería hacerlo... - Sonreí y volví a clavar la punta del pinzón pero esta vez en la pierna, este volvió a gritar me miraba con ira y confusión. - He respondido... - Decía con dolor.
-Pero no a la pregunta que te he hecho. - Dije con enfado mientras retorcía el punzón y lo sacaba de forma lenta.
-No quería matarlo... Pero me atacó y no tuve más opción.-Levante el punzón a la altura de su mejilla, el sudor de ese demonio empezó a verse. - Es la verdad. Lo juro. - Yo no separaba la mirada de sus ojos, me tentaba usar mi don pero no lo haría... Aún.
-¿Por qué estabas allí? - Azazel no podía separar la vista del pinzón mientras empezaba a temblar. - Veo que no entendiste las normas del juego. - Comencé a perforar la mejilla derecha hasta que traspaso la carne, era my divertido pues mientras gritaba yo podía ver la aguja manchada de sangre dentro de su boca.
-Perdón, perdón... Responderé me mandaron allí no se por que... - Lo mire fríamente mientras arrastraba la aguja fuera de la mejilla. Las heridas no dejaban de sangrar, Azazel no se lo creía pues los demonios se curaban rápido por regla general.
-No te sorprendas tanto... Este punzón tiene mi ponzoña así que, dudo mucho que tus heridas no se cierren en mucho rato, te sentirás mareado dentro de poco. - Al terminar de hablar reí como un psicópata mientras los ojos de Azazel temblaban.-Bueno siguiente pregunta. - Dije con el punzol cerca de su ojo izquierdo tanto que no podía apartar la vista de este. - ¿Quién te mando a esa casa? - Está pregunta la hice más serio y poco a poco acercaba el arma a su objetivo, la aguja comenzó a clavarse en la pupila a cámara lenta, la sangre comenzó a fluir mientras que Azazel gritaba como un humano. - Contesta, por qué esto solo es el calentamiento. Y quiero seguir jugando un poco más. - Mientras hablaba segui clavando ese hierro hasta que la parte superior quedó fija en el ojo, si lo miraba de frente parecía un ojo marrón y también que estaba llorando sangre... Mi garganta comenzó a secarse, me dolía... No había ido de caza en mincho tiempo y ahora esa sangre me llamaba.
-Si te lo digo me matará...-Gritaba mientras agacjaba si cabeza y bajaba su volumen de voz.
-Créeme, vas a desear la muerte cuando empiece a jugar de verdad... - Acerque mi mano al trozo que sobresalía y empecé ha hacerlo girar sobre si mismo, Azazel intento apartar mi mano pero cuando me rozó lo saque con tanta fuerza que el nervio óptico salió también. - Si lo vuelves a intentar me voy a enfadar mucho... Demonio. - La última palabra la dije con asco e ira, sujete el ojo y lo mire atentamente el iris era amarillo sonreí y lo tire por algún lado.-¿Sabes?...-Dije soltando el punzón en el suelo. - Ya no me apetece seguir usando ese juguete de niños... Ahora vamos a jugar de verdad, demonio. - Al decirlo note como algo se rompía dentro de mi, en concreto mi cordura. - Vamos a cambiar un poco las normas... O me dices quien te manda o me dices números del 1 al 15.-Su piel se puso más blanca de lo que era y eso me divirtió. - Vaya estas muy pálido... Pintaré  tu piel de rojo. - Al decirlo abrí el cajon y lo mire esperando alguna respuesta pero ninguna llegaba y cuando por fin se decidió a darme un nombre fue demasiado tarde. - Dime un número. - Le ordene, me miro con terror, pero no me dio pena.
-Pensé que quería un nombre, Shiki-sama.-Eso me hizo sonreír de nuevo tenía miedo, un demonio aterrorizado, su sangre... Me seguía llamando, me seguía tentando.
-Si no elijes un número, yo lo haré por ti. - Le asegure mientras sonreía, mis colmillos empezaron a sobresalir de mi labio superior.-Pero después quiero el nombre. - Dije de forma sádica.
- el... 6.-Dijo con tanto miedo mientras temblaba como una rata acorralada a punto de ser deborada por una gran serpiente.
-Vaya... Parece ser que no voy a poder teñir tu piel de rojo... - Vi una pequeña esperanza en su ojo. - Oh, no, no te has salvado... Es que no vas a tener piel que pintar. - Me acerque a él con un pelador tan afilado como un cuchillo, su cuerpo temblaba vi la intención de intentar alejarme pero sus manos se pararon antes de tocarme a lo que sonreí.
Le sujete el brazo con mi mano izquierda y puse el pelador encima del hombro pero lo separe, me miró sorprendido pero se volvió ha asustar cuando le sujete el pie y ahora si comencé a deslizar la cuchilla levantando centímetros de piel estos caían como si fueran pieles de fruta al suelo, Azazel no dejaba de gritar y suplicar, cuando termine la primera pierna, lo mire con locura en mis ojos. - Dame el pie. - Le ordene, quería que me obedeciera mientras suplicaba que parase, eso me divertía a gran escala, puse mi mano a modo de apoyo y muy despacio su pie se puso encima, relami mi labio inferior y comencé a deslizar de nuevo dicha cuchilla, mis manos estaban llenas de sangre de demonio, me aguante las ganas de lamerla no quería dejar de jugar. Mire las piernas sin piel de ese demonio, sus músculos y tendones estaban expuestos. - Por favor le daré el nombre... Prefiero la muerte... - Reí mientras ponía la cuchilla en su clavícula, la deslice de forma lenta hasta que salió una tira de piel entera.-¡Aaaah, por favor pare, Shiki-Sama!-yo no escuchaba sus palabras solo sus gritos continúe pelandolo como si fuera una fruta hasta que deje de ver piel sobre su cuerpo, estaba toda en el suelo manchada de sangre. Me agaché para estar a la altura de su único ojo y le susurre en el oído. - Dile a Belfegor, que esto es un aviso. - Y tras esas palabras lo dejé marchar.
-¿Lo sabia? -No respondí solo le abrí la puerta. - ¿Desde cuendo...? - Cerré la puerta y lo mire por encima del hombro.
-Desde que te olí, apestas a ese perezoso y ahora da el mensaje... A no ser que quieras que siga jugando un poco más. - Azazel se levantó corrió tanto que el ojo humano no sería capaz de percibirlo, pero yo seguía sediento...

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