Capítulo 27 Confusiones y Reencuentros.

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Mario.

Esta mañana todo estaba muy tranquilo, decidí que mi Eli durmiera más, se lo merece por todo lo que ha pasado, además no le gusta que la despierten muy temprano. Tengo que hablar con mi hermana y pedirle disculpas, la verdad no sé por qué se entristeció mucho por lo que le dije y conociéndola no me dirá nada.

Mientras voy bajando a la cocina escucho unas risas que proviene de ahí cuando entro veo a mi hermana y a su mate felices y abrazados conversando con mis papás.

—Buenos días

—¿Cariño, cómo estás? —pregunta mi madre.

Me llena de tanta alegría verlos, así por fin ya todo se está arreglando, siempre quizá que la melancolía que los rodeaba desapareciera, sabía que era por mi Eli y su primo, también por los que perdieron en la manada con el ataque de los brujos oscuros. Desde pequeño escuchaba todas sus historias, eran felices, a veces el egoísmo de las personas puede ser letal.

Nunca logre entender el motivo de la bruja para hechizar a papa, se supone que ellos también parejas de vida, recuerdo ver como en una fecha en específico por la noche cuando ya todos dormían ver a mama y a papa llorar desconsolados con un álbum de fotos en sus manos. Quería abrazarlos, pero nunca me atreví a interrumpirlos incluso cuando papa comenzaba a culparse por todo.

Ahora todo es diferente, ellos son felices, le sonrió antes de contestarle.

—Bien mamá, ¿cómo les fue en su viaje? —le pregunto a ambos y logro ver cómo mamá se sonroja un poco— saben que mejor no me respondan —todos comienzan a reír en la mesa.

—Hijo, no sé por qué pones esa cara de terror, si en uno de esos "viajes" como dices, tú fuiste el resultado —claro papá no podía callar eso, ahora estaré traumado de por vida. Porque no tuve padres normales.

—Creo que hubiera vivido feliz si no supiera esa información —ellos ríen debería ya estar acostumbrado a que mis papás me hagan sus chistecitos, pero creo que entre más pasan los años van empeorando, igual los quiero.

—Calma hijo, todo es con amor —esa sonrisa como la odio.

—Claro, si ustedes lo dicen —me giro dónde está Dalí, que se ha mantenido callada en todo el momento—. Quiero pedirte disculpas por lo de ayer, sé que no me dirás por qué te pusiste así, pero quiero que sepas que cualquier cosa que te esté pasando puedes contar conmigo incondicionalmente —le digo, se levanta del asiento y me abraza.

—Sabes que ya está olvidado —agarra mis mejillas y las tira asiendo que duela, no me suelta hasta que escucha un quejido que sale de mí, conforme con mi queja se sienta, se ve feliz, pero sé que no, completamente no sé qué es lo que tiene, pero lo averiguaré.

Nos sentamos todos a la mesa y cómo estábamos conversando hasta que llega el hermano de Eli y le da un golpe a mi papá.

—Esto es por no decirnos la verdad cuando Eli desapareció —le dice y veo como su mate solo sostiene y lo sienta en una silla.

—También es un gusto verte Bastian —dice papá levantándose.

—Si lo que tú digas —le responde y después me mira a mí— eso no es nada de lo que te haré si le haces daño a mi hermana —me dice muy serio mientras su mate lo calma.

—Mensaje recibido —le respondo alzando mis brazos.

—Bien, qué hay de comer, tengo mucha hambre —veo a Bastian y es como ver la copia de Eli y en versión de hombre.

—Si eso también me da miedo a mí, se parece mucho a su hermana —me dice Nick como si hubiera leído mi mente.

Le iba a responder, pero veo como Cesar se sienta a mi lado con la mirada decaída.

La chica Fénix [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora