La incógnita perdida.

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¿Qué es un Olimpo sin cielo? ¿Qué serían de los Dioses sin su propia casa? -suspiro-

¿Por qué los dioses tienen tanto amor entre ellos sí mismos? ¿Es obra de Eros? ¿Dónde quedó su flecha anclada en el corazón de los dioses? ¿O mejor dicho, del Olimpo, no? ¿Y si viene Tánatos a terminar ese amor inmortal y permanente en el Olimpo? ¿Qué serían de los Dioses sin amor? ¿Una guerra? ¿Una historia? ¿Un cuento? Quién sabe. -Suspiro- Eros y Tánatos han sido siempre un principio y un final para mi historia, mi vida. Desde que nací ha sido obra de Eros, puesto que he recibido siempre amor, y dí amor. Obra de Eros. Eros. Dios del amor. Y cuando llegamos a la última etapa del ciclo, llegamos a morir… ¿O a seguir viviendo en la otra vida más allá, como decía Platón? -suspiro- Tanto suspiro que me viene como el aire, y se me va como el dióxido de carbono, aire mortal. Mortal. Tánatos. Muerte...

Me anhelo conmigo mismo dentro del amor y de la muerte, en plena soledad sin importarme mucho el mundo. ¿Para qué me iba a importar un mundo en el que no oigo? ¿Para qué? Todo el mundo vive con y por sus oídos. Já. ¿”Con y por sus oídos”, de verdad funciona? ¿No os basta con la mirada?, ¿ni con el tacto?, ¿ni con el sabor? … Menospreciar a cuatro de los sentidos, y solo amar a una. ¿Obra de Eros? …No… ¿Obra de Tánatos? … Quizás, si menospreciamos a cuatro de los sentidos que nos pueden utilizar mucho, nos podría significar la hermosa muerte. Negra como la mano que acechaba en la guerra. Negra como el mundo sin luces. Negra como el cielo se me ha puesto ahora. ¿Zeus? ¿Poseidón? Ya da igual. Soy un humano, un “sujeto de experimento” de los dioses. Y ya siento que Hipno me acecha en cualquier lado….Meditando cada palabra, cada sílaba, cada letra, me provoca el eterno sueño. Dormir. Dormir. Roncar.

Maldito ruido gutural…

   Se asoma el alba entre las cortinas que atraviesa en mis ojos, más blanca que la nieve. Más amarilla que el oro que se esconde en El Dorado. ¿Quién es? ¿Quién es el cabrón que me va a putear a estas horas tan temprano? Reluciente como el oro limpio. Limpio como una ánfora de oro. Limpio sin suciedad. -Dispuesto a vestirme estoy, me coloco una camisa de color gris, que solo se ve por fuera tres míseros botones con aspecto de madera, y tiene más botones, ocultos por una tapa de la misma tela de la camisa, unos pantalones vaqueros largos de color mostaza-

¿Gris y mostaza, en que se han basado los artistas? ¿En un amanecer grisáceo? ¿En el alba de un mundo oscuro? ¿En qué me basaré yo? ¿En un Olimpo de nubes oscuras? ¿Existirá detrás de las grandes enormes nubes que siempre acechan en las ciudades cuando se avecina un diluvio? Diluvio. Lluvia. Aguaceros. Supongo que mi vida siempre se verá en un mundo de dioses. ¿De qué me sirve preocuparme por un mundo donde solo habitan humanos con mente sucia? ¿Con mente asesina? ¿Con mente avariciosa? ¿Con mente de amantes empedernidos? ¿Con gente que solo juega con la misma especie para reírse de aquellos? Cuanta sombra acechando en el mundo. Sombras. Oscuridad. ¿Demonios?. ¿No-creyentes? Pobres estúpidos.

Bah. Solo vivo en mi mundo, con mis dioses, con mi Olimpo, cada vez siento más cerca a cualquier dios/a. De hecho, ¿de qué me sirve escuchar a gente ajena?…Nada, no me sirve de nada. Tengo mis orejas como si fuesen cristales, más que frágiles son dulces y suaves. El cristal corta, el mío vuela. Me dejo llevar por mis hermosas manos, no por la boca que a cualquier se le salen babosas, culebras, de todo tipo de insectos. Tanta mentira equivale a un puño de cucarachas. -Me dispongo a salir de casa con los billetes del embargue dirigido a Holanda. Cierro la puerta. -

Relatos de Eros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora