Cuatro.

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El cuarto estaba realmente oscuro, Katsuki no había recibido almuerzo y rogaba por recibir al menos la cena pues al no estar durmiendo realmente bien, su cuerpo se sentía débil y de cierta forma podía compensarlo con comida.
Seguía esposado a la cama, con su cuerpo herido completamente y muerto de frío, pues seguía desnudo. No sabía realmente si el ambiente estaba helado porque su cuerpo cada vez estaba más demacrado o porque el día era frío y el puto lunático lo tenía de esa forma.

Había dejado de llorar hace un par de horas, ya casi no sentía su cuerpo y había logrado dormitar unos pocos minutos. Pero seguía con hambre y continuaba rogando que el mayor apareciera con incluso sólo un poco de agua, y al parecer sus plegarias fueron escuchadas pues la puerta comenzaba a abrirse dejando ver la varonil silueta del mayor junto a ropa, una manta y la bandeja con comida que desprendía un olor realmente delicioso y llamativo.

— ¿Descansaste un poco?

El menor asintió con lentitud mientras el mayor posicionaba la bandeja en el suelo junto a la manta, acercándose al joven para quitar las esposas.

— No te muevas, o vuelvo a ponerlas y me llevo todo.

Ordenó, mientras con un pañito mojado limpiaba el cuerpo del joven intentando quitar la sangre que estaba ya adherida a su cuerpo. Una vez terminó, le dió un bóxer, una polera negra y un buzo del mismo color, esperando a que se vistiera.

— Disculpa el no haberte traído comida antes, seguía molesto. Espero ésto lo compense.

Acarició la mejilla del rubio cenizo antes de levantarse a buscar la bandeja que ésta vez, estaba repleta. Tenía un vaso de jugo junto a una pequeña botella con el mismo para que rellenara el vaso si lo deseaba, un plato con carne picante, diferentes ensaladas en una fuente, un pan y un pequeño flan que era el postre.

— Come lento y tranquilo, no habrá comida hasta el desayuno de nuevo.

Tomó asiento en el suelo para observarlo con atención mientras el menor llevaba un gran pedazo de carne a su boca. Sonrió satisfecho al ver que al menos lo disfrutaría, aunque sonara estúpido, estaba arrepentido de haberle dejado sin comida y sin ropa en medio de la fría habitación.

— Lavé tu uniforme, te ves lindo en el, asi que puedes utilizar esa ropa para dormir pero el uniforme debes usarlo cada día. ¿Se entiende?

— Sí, está bien.

— Eres un buen chico.

Le felicitó. Realmente se estaba portando bien en ese momento, quizás el castigo realmente había funcionado. Le encantaba simplemente verle disfrutar de la comida sin faltarle el respeto ni pensar en huir.

— Aizawa..

Se escuchó en un susurro de los labios del rubio cenizo, quien tenía sus mejillas repletas de carne y ensaladas. Cosa que captó automáticamente la atención del más grande.

— No hables con la boca llena.

Asintió tragando todo y respiró para volver a hablar, no era lógico decir aquello pero era la verdad y después de todo, aún creía que el mayor no era realmente malo, sólo tenía ciertos problemas.

— Ésto está realmente delicioso... Me gustaría que cocinaras para mí otra vez, si quieres, claro.

Los ojos del azabache brillaron ante esas palabras, su corazón palpitaba realmente rápido. Se estaba poniendo nervioso y hasta se había ruborizado un poco, su amor y obsesión por aquel muchacho era gigantesca y le encantaría que su menor la entendiera y correspondiera.

— Yo... Cocinaré para ti.. Cada vez que me lo pidas..

La actitud del mayor nuevamente había cambiado y es que era realmente imposible saber cuándo lo haría y cuándo no, y al rubio cenizo aún le asustaba más esa faceta que la otra. Pensaba con cuidado sus próximas acciones y palabras, no quería ser golpeado nuevamente por nada del mundo.

Insane. [AizaBaku] -EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora