Dos.

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— ¡Feliz cumpleaños Kacchan!

— ¡Feliz cumpleaños Bakubro!

— ¡Yeeeey! ¡Feliz cumpleaños!

El rubio cenizo se encontraba sentado con sus compañeros en una cafetería cerca de la academia, habían juntado dinero entre ellos para comprarle un pastel y un poleron que Katsuki siempre había querido. Su cumpleaños no estaba siendo tan pésimo como los anteriores, asi que incluso no estaba siendo tan irritante como generalmente.

— ¡Prueba el pastel!

Todos gritaban mientras éste le daba una gran mordida para luego guardar su regalo en la mochila. Estaba realmente ansioso de por fin tener ese poleron y definitivamente lo ocuparía el Sábado, pues saldría a comer con sus amigos y luego pasarían a un karaoke.

— Disculpa, ¿es tu nombre Katsuki Bakugo?

— ¿Mh? Sí, ¿tú eres..?

— Oh, Shota. Aizawa Shota.

...

— ¿Sho...ta?

Abrió sus ojos rápidamente y suspiró pesado notando que había sido un recuerdo. ¿Eso significaba que..? Dios, no podía recordar nada más que eso y le frustraba bastante. Miró a su alrededor notando que la silla seguía allí, mientras que él estaba recostado en la cama. Se preguntaba dónde estaba el puto enfermo. Tomó asiento para pegar un bostezo y divisar atentamente otra vez el lugar, necesitaba encontrar alguna especie de salida.

— Buen día, ¿descansaste?

La voz del mayor se escuchó desde afuera seguido del molesto ruido de todas las cerraduras. Se adentraba con una bandeja con un pan y nuevamente una leche en caja.

— Te traje el desayuno.

Se acercó al menor dejando la bandeja en el suelo y se agachó a su lado para desatar sus manos y pies. El rubio cenizo no entendía nada pero estaba completamente agradecido de poder estar libre de cierta forma.

— Aizawa.. ¿Dónde están mis cosas?

— ¿Tus cosas? ¿Te refieres a la mochila?

Asintió ante la pregunta mientras tomaba el pan para darle un mordisco. El mayor se levantó y salió de la habitación para luego volver con lo que el joven había pedido. Cerró la puerta y se sentó un poco más alejado él comenzando a abrir la mochila para revisarla.

— Mh.. Lápices, un cuaderno, un billete, papeles de dulces... ¿Qué hay de importante aquí?

Preguntó aún hurgando en la mochila hasta notar un bulto al fondo y unos paquetes de algo a un costado.

— Mh, seguro es ésto. Son... ¿Condones?

— Uh, son... Son en caso de..

El azabache lanzó los condones lo más lejos que pudo y sacó el bulto, el cual desarmó para ver un lindo poleron.

— ¿Es ésto?

— Sí.. Me lo dieron mis amigos.. ¿Puedo conservarlo?

Luego de revisarlo completamente y verificar los bolsillos un par de veces, accedió a que el menor lo tuviera. Se lo dejó doblado en una esquina de la cama y alejó la bandeja al ver que ya estaba vacía.

Insane. [AizaBaku] -EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora