Diez.

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Este capítulo se separa en dos partes, diez y once. El capítulo doce es el final.

La mañana se hacía presente y un adormilado Katsuki abría sus ojos con dificultad, su cuerpo se sentía cansado al igual que su mente, sin embargo, aquel cansancio no era nada comparado al que sentía cuando recién lo habían secuestrado, por lo que era soportable y se podría decir que ni siquiera le importaba.
Katsuki se levantó de la cama rápidamente, quitó la toalla de su cintura y se vistió apresurado, pues, llegaría el mayor y si le veía sin el uniforme, seguramente habrían problemas. Ingresó al baño a hacer sus necesidades, lavó sus dientes, arregló un poco su cabello e hizo una mueca ante el espejo.

— Que puto hambre...

Susurró quejándose. Aizawa lo había acostumbrado a comer temprano, sin embargo, por alguna razón, ese día no aparecía. El rubio cenizo salió del baño y se asomó en la puerta, disponiéndose a gritar.

— ¡Aizawa! ¡Shota! ¡Hey!

Continuó gritando y golpeando la puerta por al menos unos cinco minutos, hasta que escuchó unos pasos aproximarse y se alejó rápidamente, tomando asiento en la cama.

— Estás haciendo ruido desde la mañana, ¿estás rogando por un castigo, mocoso?

Negó suavemente mientras se levantaba una vez más y se acercaba a él, robándole un suave beso. Relamió sus propios labios de forma lujuriosa y le guiñó, simplemente molestándole. Sus ojos bajaron hasta la bandeja con comida y pudo notar que era un desayuno diferente al de los otros días.

— ¿Por qué hay pastel nuevamente? ¿Estás de cumpleaños?

— Me deshice del cuerpo de tu amigo esta mañana, el pastel es para celebrar lo bien que lo hiciste.

El menor sonrió ladinamente y untó su dedo en el pastel, sacándole un poco de crema para así llevarla a su boca y saborearla. El pastel no tenía aquel sabor que tenía la primera vez, estaba casi seguro de que esta vez, el azabache había llevado uno completamente normal.

— ¿Me acompañarás a comer?

El azabache asintió, cerró la puerta y prontamente ambos se encontraban sentados en el suelo, frente a aquella bandeja con jugo y pastel. Shota tomó un cuchillo y sacó dos trozos, dejando cada uno en un plato.
Todo estaba en silencio, ninguno de los dos hablaba, sin embargo, no era un ambiente incómodo. El rubio cenizo tenía hambre, mientras que el azabache simplemente estaba relajándose después de una mañana ajetreada.

¿Lo horneaste o lo compraste?

— Lo compré.

— Mh... Pensé que otra vez podría probar tu esencia.

Shota le dedicó una mirada irritada. No le molestaba que el menor hiciese esa clase de bromas, pero le preocupaba el que ya no le tuviera miedo. Lo había obligado a matar a su mejor amigo, lo había violado y golpeado, ¿por qué sus actitudes empiezan a ser de satisfacción?

— Cierra la boca y come.

Ambos comían sin dirigirse la palabra, Aizawa ignoraba al menor mientras disfrutaba del pastel, el cual era de chocolate con manjar, mientras que Bakugo solo podía pensar en qué decir para provocarle.

Insane. [AizaBaku] -EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora