Siete.

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El joven Katsuki aún se encontraba recostado en aquella cama, su boca se encontraba semi abierta y ya estaba respirando con más tranquilidad. Sus ojos ya no soltaban lágrimas, por lo que supuso que estaba más calmado. Se levantó con cuidado de la cama y rápidamente se dirigió al baño, abriendo el agua caliente de la tina para adentrarse a esta.

— Tsk... Nunca saldré de aquí.

Susurró suavemente mientras abrazaba sus piernas. Todo lo que le estaba sucediendo seguía pareciendo irreal, sin embargo, después de lo sucedido el día de hoy, sabía que era completamente real.
Limpió su cuerpo con el jabón y lavó su cabello sin problemas, quitando todo rastro de lo que había sucedido hace algunos momentos. Una vez listo, tomó la toalla a su lado, revolvió su cabello con esta y secó su cuerpo. Observó a su alrededor en busca del uniforme, sin embargo, este se encontraba fuera. Bufó cansado saliendo del baño para dirigirse a la silla en una esquina y tomar la ropa, vistiéndola prontamente.

— ¿Dónde está..?

Preguntó suavemente observando a su alrededor, sin embargo, no divisaba al mayor. Sus recuerdos estaban nublados a pesar de que todo había sucedido hace poco tiempo atrás. Sentía su estómago vacío y un fuerte dolor en sus huesos. Tomó asiento en la esquina de la habitación y con aquel polerón que sus amigos le obsequiaron, se tapó un poco. No dormiría en la cama, estaba realmente sucia. Así fue como transcurrió lo que quedaba del día, hasta la mañana siguiente.

— ¿Katsuki? Hey, despierta.

Aquella voz a la que ya comenzaba a acostumbrarse lo despertaba con suavidad. Le miró con los ojos entrecerrados y quitó el polerón de encima suyo intentando levantarse del suelo, cosa que fue imposible debido al dolor en su cuerpo por lo sucedido la noche anterior y por el lugar en donde había dormido.

— Ten.

Habló en seco el mayor, dejándole la bandeja con el desayuno a un lado y dirigiéndose rápidamente a la cama del menor, cambiando las sábanas y demás, dejándola completamente limpia y como nueva. Al volver, el menor ya había comido todo, tomó la bandeja y salió de la habitación.
Hoy todo estaba tranquilo y a Katsuki le preocupaba el por qué de ello, sin embargo, le restó importancia y volvió a taparse con aquel poleron cerrando sus ojos nuevamente.

...

— ¡Katsuki!

El rubio cenizo, quien estaba recostado sobre una toalla en la arena, miró al pelirrojo con pereza. Pegó un bostezo y al notar que el chico no le decía nada, volvió su vista al frente divisando tranquilamente el mar.

— ¡Ven! ¡Vamos al agua!

Gritó alegremente el pelirrojo mientras le tomaba de la mano para jalarlo, obligándole a levantarse y seguirle. Ambos llegaron al mar, hundiendo sus pies en este rápidamente debido a la ferocidad de las olas. Kirishima soltó la mano de su acompañante y prontamente se encontraba lanzándole agua, haciendo que ambos rieran y juguetearan.

...

— Mh... ¿Por qué recuerdo esto..?

Suspiró quitando el poleron de su cuerpo y levantándose del suelo con dificultad, cuando lo logró, camino hasta la cama, tomando asiento en esta y observando atento a la puerta. Si bien, había dicho que ejecutaría un plan, pero le era inútil pensar en algo, después de ver cómo le había tratado hace unos días el azabache.
Unos golpes en la puerta interrumpieron sus pensamientos, levantó su mirada hasta la ventallina para obsevar atento y notó cómo el mayor sonreía.

— Katsuki, te traje una sorpresa. Estoy seguro de que te gustara. ¿Quieres verla?

Asintió suavemente mientras notaba las cerraduras desbloquearse una a una, para luego ver cómo se abría la puerta, dejando ver una silueta que conocía bastante bien... Sus ojos se abrieron completamente al igual que su boca, era imposible que él estuviera allí, era imposible que aquella silueta fuera Kirishima.

Insane. [AizaBaku] -EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora