Seis.

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El día comenzaba con Katsuki aún en el baño, la luz del foco molestaba sus ojos y su estómago rugía fuertemente. Apenas tenía fuerzas para levantarse o para hablar, y tal como había dicho el día anterior, hoy comería.

Con dificultad se levantó del suelo y se subió a la cama tomando asiento mientras desordenaba un poco su cabello y observando la puerta atento a cuando se abriera, cosa que no demoró mucho. Aizawa los últimos días, iba a la habitación, dejaba la comida en el suelo y se iba pero hoy fue diferente, pues, apenas la bandeja tocó el suelo, el joven estaba frente a ella comiendo con cierta desesperación. El mayor se sentó a su lado y acarició su cabello con suavidad, manteniendo una sonrisa en su rostro.

— Me alegra que hayas decidido comer..

— Aizawa..

El mayor ignoró el hecho de que Katsuki le habló con la boca llena. Observó la bandeja y asintió suave, tomando esta para salir y luego volver con ella repleta de comida otra vez.

— Es la primera y última vez que esto sucederá. Ahora come tranquilo.

Habló volviendo a dejar la bandeja en el suelo frente a él y tomando nuevamente asiento a su lado. Katsuki estaba realmente agradecido de que el mayor le haya dando tanta comida, pues, su estómago ya no dolía y eso lo hacía sentirse más tranquilo.
Una vez que se sintió satisfecho, se detuvo de comer acomodándose mejor en el suelo para así observar con algo de vergüenza al más grande.

— Ve a lavar tus dientes.

Asintió haciendo caso sin refutar mientras observaba al azabache llevarse la bandeja para luego volver tomando asiento en la cama, esperando a su menor. El hombre tenía ciertos planes para Katsuki hoy, y éste ya sospechaba que algo sucedía.

— ¡Te tardas mucho, perrito!

Los ojos del rubio cenizo se abrían ampliamente mientras lavaba sus dientes, que le haya dicho así ya significaba que algo malo sucedería, por lo que terminó y salió tomando asiento en el suelo frente al hombre obedientemente.

— Buen chico, déjame ver.

Mostró sus relucientes dientes para luego observarle. No demostraba miedo ni nada por el estilo, pero la verdad es que estaba jodidamente cagado del susto al no saber qué tramaba el más grande.
El azabache dio leves palmadas en su pierna, dándole a entender al menor que debía tomar asiento allí. Su cuerpo comenzaba a temblar con suavidad y tragaba duramente saliva mientras se lavantaba acercándose al más alto.

— ¿De-De verdad debo sentarme allí..?

— Si no quieres, tengo otra cosa preparada.

Asintió. Pensó que podía ser una opción mejor que sentarse sobre el azabache pero definitivamente era peor, mucho peor. Prontamente se encontraba arrodillado frente al mayor, mientras que este empujaba fuertemente la cabeza de Katsuki haciendo que su rostro se restregara con su intimidad.

— Quiero que me la chupes.

— Me niego.

Se alejó con fuerza mirándole desafiante, y bueno, como todas las decisiones de Katsuki desde que está encerrado, era pésima. El de cabello negro rascó su nuca bastante cabreado y tomó la correa del rubio cenizo.

— Tsk, no quería obligarte, mocoso. Pensé que lo harías por tu cuenta.

Tomó firmemente la correa, pues, el rubio cenizo estaba intentando alejarse pero la diferencia de fuerzas era impresionante. Con su mano libre comenzó a bajar el cierre de su pantalón y así sacar su ya duro miembro, dejándolo a la vista.
Atrajo al estudiante con fuerza y cuando éste iba a decir algo, aprovecho de empujar su cabeza introduciendo su miembro a su boca. Sin piedad alguna, mantuvo firme la cabeza ajena para que se ahogara con toda su extensión.

Insane. [AizaBaku] -EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora