XXIV

148 5 4
                                    

Convencer a Kyung Soo de poner manos a la obra el segundo plan, sí que tomó su respectivo tiempo para conseguir un «¡Maldita sea! Ojalá que funcione» traducido en un para los demás con llevar a cabo el proceso de encontrar a los cinco elegidos para realizar el conjuro de poder viajar en el tiempo. Tenían hasta ahora a un hechicero del tiempo y faltaban cuatro más a buscar.

Kyung Soo les comentó que conocía a uno más, pero no sabría qué respuesta obtendría de su parte. Sin embargo, estaban contando con la participación de ese desconocido sin aún tener respuesta, por lo que le pidieron que vea traerlo a como dé lugar. Tres puestos quedaban ahora a llenar.

El señor Kim vería en su tienda algo que fuera útil para encontrar a otro hechicero o brujo con los poderes del tiempo. Las hermanas de Baek Hyun no querían quedarse de brazos cruzados, de modo que dejaron a Dong Hyun y Ji Sung a cargo de Tae Hyung, así como de Baek Hyun hasta que despierte. Aunque, viendo a su gigantesco cuidador, que no se le separaba por nada, sabían que estaba en buenas manos y que cuando despierte le exigirán por una explicación sobre por qué usó una de las pócimas de su madre para embrujar a ese muchacho.

—Significa que me quedé siendo un niñero —anunció Chan Yeol en lo que estaba sentado en un sillón a lado del sofá donde descansaba Baek Hyun y al frente, en otro mueble, se encontraban sentados sus hermanos menores—. ¿Por qué está tardando? —susurró, por su mejor amigo, estar demorando más de lo previsto. Jong Dae y Xiu Min se ofrecieron a comprar comida y hasta ahora no volvían. Habían pasado casi cuarenta y ocho minutos cuando la tienda de bocadillos más cercana está a solo diez minutos de distancia y si no se encontraba abierta, tenían la máquina expendedora del pasillo. La cual fue su segunda opción para sacar comida—. Ahora vuelvo, niños. Les traeré algo de comer.

—No te vayas —se apuró en avisar Tae Hyung por ser el único despierto entre sus demás hermanos—. No, quiero estar solo —le pidió, casi suplicando—. Ya vienen —Chan Yeol se estaba poniendo un poco nervioso por esa temerosa voz que usaba—. ¡Ahí! —apuntó hacia la puerta, justamente cuando esta fue abierta.

Uno, dos, tres... Contaba Lu Han en voz baja mientras daba golpe tras golpe con sus guantes a aquel saco de boxeo en el recinto donde venía a practicar en cierto horario sus clases del taller de deporte. Era una gran práctica que utilizaba para desestresarse de los agotadores cursos que llevaba aparte de ejercitar su cuerpo, y era algo que tenía muy pendiente cuando era muy fan de hacer deportes. Hasta salía a correr desde temprano los días que no le tocaba alguna clase por la mañana. Así que, estaba concentrado, sintiendo el sudor, resbalar por los costados de su frente y como su respiración podía ser audible a medida que movía los brazos de atrás hacia adelante para impactar con más fuerza cada vez. Siendo esa razón por la cual, casi impacta su rostro contra el saco de boxeo al dar un golpe en falso por la sorpresa de ser interrumpido tan inesperadamente. Ni siquiera supo en qué momento apareció alguien a asustarlo en medio de su entrenamiento.

—Casi te das un golpe en tu bonito rostro.

Ahí estaba otra vez, esa voz, dejándose escuchar y sin mostrar a su dueño, por como Lu Han reaccionó volteando hacia atrás o mirando hacia ambos costados, buscando de dónde podía provenir.

—Sí, te crees tan gracioso por qué no das la cara.

Lu Han no iba a quedarse callado. Joder que casi se da en el rostro. Y la última vez que se golpeó le salió un gran chichón en una esquina de su frente que no sabía cómo ocultar por tener tal semejanza con un enorme grano. Siendo alguien que cuidaba de su apariencia. Esto le afectaba.

—Me encuentro bien desde donde estoy.

Noto cierto dejé de diversión en su voz, por lo que comenzó a irritarse. Ya suponía que podía tratarse de un alumno rebelde o bien uno de grado inferior. Nadie se había metido con él en todos estos semestres que tal situación lo dejaba confundido. Asumió que podía ser quizá alguno de sus admiradores que solían invitarlo a salir, pero jamás llegaron a invadir sus entrenamientos de modo acosador, por lo que este tipo por más que le insistía que diera la cara y no se escondiera como un cobarde no causaba alguna respuesta positiva, solo más incertidumbre y misterio.

Locas Pociones (PAUSADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora