XII

194 28 3
                                    

Cerró los párpados para no ver aquel desastroso impacto, pero ante los insistentes quejidos de dolor de parte del accidentado, Baek Hyun tuvo que volver a abrir sus ojos inmediatamente para dirigirse hacia donde se encontraba Chan Yeol y estar muy asustado con la escena que tenía frente a él.

—Debí... hacer... caso... ¡Ah! —quejó al tratar de mover su brazo adolorido por querer levantar la espalda. En realidad, tomar el control de su cuerpo era muy pesado. El dolor estaba haciendo de las suyas. Y solo podía permanecer padeciendo por su traviesa acción.

Atemorizado, continuaba Baek Hyun por no saber qué hacer ante un suceso como este. Ver a su amigo sufriendo por levantarse no le era para nada agradable. Como tampoco pensar en dejarlo solo y a su suerte por buscar a alguien para que lo ayude. Temía que muriera en el transcurso. Eso se le cruzó rápido por la cabeza. Causando que empezará a tener un ataque de ansiedad; sentir sus latidos cardíacos ser rápidos y fuertes, percibir una incapacidad para pensar claramente y tener un ligero mareo que lo hizo apoyarse inconscientemente en el brazo adolorido de Chan Yeol.

La voz de Chan Yeol se volvía tan lejana para escucharse, Baek Hyun solo podía oír las palpitaciones de su corazón mientras percibía su ser estar cada vez más agotado. No supo cómo pasó, pero terminó por caer de espaldas contra el césped y escuchar una voz tan familiar pronunciar su nombre con tanto pánico tras cerrar los ojos por ceder al cansancio que no pudo soportar más.

Una voz misteriosa. Alguien cayendo de un árbol. El miedo se apoderó de él. Unos ojos mirándolo con cierto temor y sorpresa. Una luz. Una extraña luz proviniendo de él. De sus manos. Provocó que despertará sobresaltado, con mitad de cuerpo alzado sobre su cama. Baek Hyun tenía los ojos llorosos y un ligero sudor en la frente. Se aferró con fuerza a la tela que cubría su cuerpo al gritar sin medir su voz.

—¡Chan Yeol!

Eso alertó que alguien apareciera rápidamente en su recámara.

—Baek Hyun... —pronunció con tanto alivio su padre tras abrir la puerta y aproximarse hacia él para sentarse en su cama y abrazarlo—. Mi pequeño hijo, despertaste.

Él también lo abrazó, con mucha fuerza, por el miedo que empezaba a sentir.

—Nos tenías muy preocupados —expresó su padre con los ojos cerrados y acariciando los cabellos de su hijo—. Todos en casa estuvimos muy preocupados por ti.

—Lo siento mucho, papá —se disculpó, por sentirse mal de haber desobedecido.

—Baek Hyun... —su padre abrió los ojos para encontrarse con su mirada y tratar de no sonar tan severo con lo que debía decirle—. Sabes que hiciste mal en salir de casa sin avisarle a alguien, ¿verdad? —su hijo asintió con culpabilidad—. Aunque eso no es lo peor del asunto...

—Papá —le interrumpió—, ¿Cómo está Chan Yeol? —escuchar la palabra «peor» ocasionó que quisiera saber pronto por su amigo.

—Encima, ¿preguntas por él? —expresó otra voz en disgusto desde el marco de la puerta.

—Querida... —pronunció su esposo en cuanto volteó a verla para ponerse rápido de pie tras percatarse que se acercaba—. Querida, Baek Hyun recién acaba de despertar —le explicó por saber que no se encontraba de muy buen humor; la expresión en su rostro lo decía todo. Estaba dispuesta a encarar a su hijo sin importarle el estado en el cual se encontraba—. Hablemos en la sala —pidió, para evitar que hiciera un escándalo en ese momento.

—Suéltame, Seung Heon —solicitó su esposa para qué dejará de sostenerle por los hombros—. Tengo que hablar con nuestro hijo —dándole una severa mirada al aludido que se mantenía en silencio y ciertamente asustado sobre su cama.

Locas Pociones (PAUSADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora