04 | Quien no arriesga, no gana

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"Nos pasamos la vida esperando que algo pase y lo único que pasa, es la vida"



Samantha

—No, no y no, ¡Por supuesto que no!

—¿Por qué no?

—Porque es, quizá, la peor idea en la historia de las ideas —Asher resopló con frustración. Me mantuve de brazos cruzados, firme en mi negativa.

Emily nos veía desde el otro lado de la mesa, curiosa, mientras bebía a sorbos el batido que acababa de comprarse.

Asher nos había invitado a tomar algo a la cafetería. A esa hora, todo el mundo estaba en clase, por lo que el espacio se encontraba libre para nosotros, sin rastro de estudiantes cotillas que pudiesen escuchar la conversación. Menos mal. A mí no me había entusiasmado mucho la idea de saltarme las clases, pero lo prefería a tener que reunirme con Asher en algún otro momento en el que alguien pudiera verme con él.

Lo último que me apetecía era volver a aparecer en la página de la mancha rosa.

—Ni siquiera te lo has pensado bien —debatió Asher. Negué con la cabeza.

—Ni lo voy a hacer. Es que, ¿Te das cuenta de lo que me estás proponiendo? ¡Es una locura!

—¡Es una gran idea!

—No voy a fingir que salgo contigo ¿Lo entiendes? —zanjé, cruzándome de brazos. Asher bufó, parecía algo estresado, casi tanto como yo.

—Pues ya lo has hecho, por si se te olvidaba. Le hemos hecho creer a Scarlett que estábamos juntos.

—¡Eso ha sido culpa tuya! —espeté, frustrada.

—Alto ahí, vaquera —Asher levantó un mano frente a mí para detenerme—. Yo no fui quien dijo que tenía un novio cuando no era cierto.

—En primer lugar, tú no tenías por qué meterte en eso. Y en segundo, mi intención nunca fue afirmar que tenía un novio, solo quise defenderme.

—Pues se te dio fatal.

—¡No me digas!

—¿Por qué estás a la defensiva?

—¡No estoy a la defensiva!

Bueno, tal vez sí estaba a la defensiva.

—Mira, te voy a explicar tu situación —apuntó, apoyando los brazos sobre la mesa e inclinándose para cerrar un poco el espacio entre nosotros—. Después del numerito que acabamos de montar, no puedes salir ahí fuera y decir que no estamos juntos. Conozco a Scarlett y a Hannah, estoy seguro de que ya se lo habrán contado a medio mundo. Vas a quedar como una mentirosa y yo como un imbécil. No creo que nos convenga.

—Tiene un punto —intervino Emily. La miré con los ojos entornados, ¿De qué lado estaba?

—Aceptar mi propuesta va a evitarte todo el mal rollo de la gente yéndose sobre ti por el escándalo que se va a armar —apuntó—. Ninguno de los dos queda como mentiroso, te libras de Scarlett e imagina el perfecto estatus que va a darte estar con el chico más guapo de la escuela —se señaló a sí mismo—. Te estoy ofreciendo la oportunidad de tu vida.

Jodido egocéntrico.

—Por favor, alguien que traiga dos sillas. Una para Asher y otra para su ego —bromeé, para molestarlo.

—Ríete todo lo que quieras, sabes que tengo razón.

Suspiré.

—Suponiendo que aceptara —comencé—. Tú y yo nunca hemos hablado, ¿Quién va a creérselo?

El arte de fingirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora