"Caerse es un accidente, quedarte en el piso será tu elección"
Samantha
19 de septiembre, 2018
Divisé a Megan y a Emily sentadas en las gradas más altas de la tribuna. El entrenamiento de los chicos había comenzado hacía quince minutos, por lo que las dos observaban atentas el espectáculo que se desarrollaba frente a ellas, en el campo de fútbol.
—¡¿Qué demonios te pasa, Donovan?! —gritó el entrenador Parker, antes de tocar frenéticamente su silbato—. ¡¿Juegas fútbol americano o haces curso de tortuga?! ¡Corre, por amor a Dios!
Tras el regaño, vi al pobre de Axel correr despavorido por el campo. Generalmente, el señor Parker no era tan duro con los chicos, pero el partido contra Austin era en pocos días, así que estaba un poco nervioso. Comprensible, si tenías en cuenta que, de perder, Roden High estaría fuera del campeonato.
—¡Maldita sea, Peterson! ¡¿A eso le llamas atrapada?! ¡¿Tienes los dedos de mantequilla o qué?!
Le dediqué a Diego una mueca compasiva antes de dirigirme a mi sitio junto a las chicas. Me ubiqué a un lado de Megan, quien me miró extrañada.
—Te tardaste demasiado, Sam.
—Sí, lo siento. Es que Logan me pidió que entregara la versión final de nuestro ensayo y tuve que recorrer el instituto entero para encontrar al señor Carter.
Al final, no había tenido éxito. Mi maestro de literatura, al parecer, había desaparecido y yo había tenido que conformarme con dejar el ensayo en su escritorio en la sala de maestros, junto con una nota adhesiva. Me sabía mal entregar el trabajo de forma tan impersonal, pero era el último día de entrega y no quería arriesgarme a guardármelo y que después no me lo aceptara. No cuando Logan y yo nos habíamos esforzado tanto.
Con mucho orgullo, podía decir que era un trabajo digno de un diez.
Solté la mochila a un lado y me retiré la bufanda del cuello antes de desviar la vista al campo. Divisé rápidamente a Asher, que se encontraba jugando como mariscal del equipo contrario al de Darren Cross. El entrenador acababa de parar el partido para regañar a Andrés y Asher había aprovechado el momento para quitarse el casco y beber un poco de agua. Sacudió la cabeza, tratando de apartar los mechones oscuros que se le habían pegado a la frente, antes de encontrarse conmigo.
Sacudí una mano a modo de saludo y, a cambio, él me dedicó una media sonrisa.
Nunca lo admitiría en voz alta, pero que guapo que estaba cuando sonreía.
—¿Por qué estás viendo a Asher como si fuera un libro de pasta dura? —me preguntó Emily, en tono burlón. Aparté la mirada enseguida, muerta de la vergüenza.
Ni modo, chica, nos cacharon.
Desde el casi beso que nos habíamos dado en su coche el viernes pasado, las cosas entre Asher y yo se sentían diferentes. Al menos para mí. Pese a que actuábamos como siempre y manteníamos las sanas distancias, yo no dejaba de pensar en él, en lo que había hecho por mí y en lo que hubiese pasado si Cameron no nos hubiese interrumpido.
Ese último pensamiento hacía que el estómago se me pusiera del revés.
—Si él también te está mirando como si fueras su balón favorito de futbol, tenemos un problema.
Me centré en él. Efectivamente, seguía viéndome a mí con esa estúpida sonrisa encantadora. Se la habría devuelto de no ser porque el entrenador hizo sonar el silbato y reinició el juego, robándome toda su atención.
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El arte de fingir
Teen Fiction«Engañar es muy fácil, hasta que tienes que hacértelo a ti mismo» ¿Mentir? No es la mejor de las opciones, pero cuando la presión social te alcanza, no lo piensas demasiado. Ella no creyó que caería tan bajo para fingir ser la novia de alguien. Él n...