07 | No vayas a enamorarte de mí

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"La vida es una composición inquebrantable de capítulos. Un mal capítulo, no significa el final de la historia"



Asher

30 de agosto, 2018

—Perdone, entrenador, ¿Qué ha dicho?

—Me has oído bien, Asher.

Fruncí el ceño. Pues claro que le había oído bien, pero le estaba dando la oportunidad de retractarse. Por desgracia, el hombre parecía tener muy poco interés en retirar lo que había dicho.

—Le oí perfectamente, pero es que no lo entiendo, ¿Está destituyéndome?

—Es temporal —intentó tranquilizarme—. Mira, Asher, he hablado con la señorita Moreau y me ha dicho que tus notas en francés no son muy buenas. Estás a un reprobado de suspender la materia, chico.

—Lo sé, pero...

—Conoces las normas, Asher. Si suspendes una sola materia, estás automáticamente fuera del equipo —me recordó, como si no fuese bastante consciente de ello—. Y acabamos de pasar a la semifinal del campeonato, no puedo preparar un juego tan importante con un mariscal cuya permanencia no está asegurada.

—Y lo entiendo, de verdad, pero no tiene por qué mandarme a reserva. Si paso el siguiente examen, aseguro la materia. Y voy a pasarlo, lo prometo.

El entrenador soltó un suspiro cansado antes de dejarse caer contra el espaldar de su vieja silla, que chirrió ante la fricción. Contaba la leyenda que el hombre había mandado a cambiar los muebles de esa oficina nada más ocupar el puesto como entrenador y eso había sido hacía ya treinta y cinco años. Por lo que a mí me parecía, esa silla estaba a un recostón más de autodestruirse.

—Mira, chico, si hay algo por lo que te destacas, además del fútbol, es por tu buen rendimiento académico. Te creo si me dices que vas a estudiar lo suficiente como para aprobar —me aseguró—. Pero a las directivas no les valen tus promesas. Necesitas un aprobado certero en el papel y, hasta que eso pase, han dado la orden de que se te retire como titular.

—¿Y ya está? ¿Así de fácil me quitan mi puesto y se lo dan a Cross?

—Bueno, él es mi mariscal de reserva —se encogió de hombros—. Asher, esto es temporal. Cross tendrá tu puesto solo hasta que hayas aprobado el examen y luego volverá a ser tuyo.

—Eso será hasta después del partido contra Austin.

—Me temo que sí.

—No voy a poder jugar.

—Lo harás, en caso de que Cross tenga alguna dificultad para hacerlo él mismo.

Me tragué un juramento. Por supuesto que no iba a jugar. Darren Cross llevaba tres años tratando de quitarme el puesto como titular, una vez que lo consiguiera, no iba a dejarme las cosas tan fáciles como para cederme un tiempo en el partido. Conociéndolo, se aseguraría de que me quedase en la banca el resto del juego solo para fastidiarme.

El entrenador debía de pensar lo mismo que yo, porque me dedicó una mirada comprensiva.

—En verdad lo siento, chico.

No contesté. Yo lo sentía más.


° ° °


Mis pasos dejaron de hacer ruido cuando entré al campo de fútbol. A esa hora, casi todo el mundo estaba en clase, por lo que tenía el cuadrilátero solo para mí. Justo como lo quería.

El arte de fingirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora