❝Kim Seokjin es un estudiante destacado en la universidad de Seoul, se desenvuelve muy bien en todas las asignaturas que le enseñan menos en una: Inglés.
Seokjin es pésimo para el inglés por culpa del hombre que le enseña, pero cuando a éste lo reem...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Después de eso, esperó por otros diez minutos hasta que Seokjin se terminara de arreglar y la verdad, consideraba que la espera había valido la pena. Vio salir al castaño con una camisa azul, un jean del mismo color y unos zapatos negros. Se levantó del mueble y se acercó a él.
—Te ves muy lindo, Jinnie— se animó a decir.
Un ligero sonrojo se adueñó de las mejillas del castaño —G-gracias.
Salieron del departamento y se encaminaron hacia el auto del mayor. El viaje fue bastante callado, tanto, al punto de generarse un silencio algo incómodo. Decidido acabar con éste, el moreno optó por poner música para aligerar el ambiente. A esa hora, en la radio resonaba Never Give Up On You, al escucharla, se relajó inmediatamente y al parecer, Seokjin también lo hizo.
Llegaron a la casa de Yoongi, quien ya los estaba esperando en la puerta. Bajaron del vehículo y fueron hacia él.
—Hola, Seokjin— saludó, alzando su mano en el aire.
—Hola, Yoongi— respondió nervioso, desviando la mirada.
¿Por qué se pone nervioso?
—Bueno, no perdamos más el tiempo, entremos— animó el mayor de los tres y acto seguido, se adentraron en la casa.
Al ingresar, el pelimenta le ofreció algo de beber al castaño, éste solamente le pidió un vaso con agua para no molestarlo. Yoongi dio un asentimiento y se fue a la cocina para servirlo, dejándolos ambos solos. En ese momento, Namjoon aprovechó y lo sentó a ambos en el cómodo mueble. No pudo evitar sentir el castaño nervioso, sus manos temblaban y sus mejillas estaban rojas. Llevó una mano a su pierna y la acarició con delicadeza.
—¿Por qué estás tan nervioso?
—Yoongi sabe lo que pasó— respondió sin mirarlo —Me da mucha vergüenza verlo a la cara, sabiendo que él está enterado de lo hicimos en el salón.
—No debes de ponerte nervioso, Yoongi es de confianza y te puedo asegurar que no se lo dirá a nadie.
—Además no te voy a juzgar, Seokjin— apareció el pelimenta con el vaso de agua, al parecer había escuchado la conversación —Estoy consciente de lo que hay entre ustedes dos y aunque es un poco raro porque son profesor y alumno, tengan en cuenta que de mi boca no saldrá ni una sola palabra.
—Gracias, Yoongi— agradecieron al unísono.
—No hay de qué. Ahora sí ¡Manos a la obra!
No sabía cuánto tiempo había pasado, pero de lo que sí estaba seguro era de que ya estaba de noche y no era precisamente temprano. Habían pasado el resto de la tarde observando a Yoongi teclear en su computadora cosas que ninguno de los dos se entendía, ah y también comiendo pizza, ésta última había sido de gran ayuda para calmarle los nervios a Seokjin.
