Capítulo 11

3K 221 68
                                    

- Estás muy callada - Lena la miro, pensativa a través de la mesa iluminada por las velas.

Kara le sonrío.

- Pensaba que preferirías comer en paz.

- Y yo pensaba que a lo mejor estás cansada, αγάπη μου - señaló la mesa - J'onn dice que lo has preparado todo tu sola.

- - dijo Kara - Soy sorprendente, ¿verdad? Imagínate, se donde van los cuchillos y los tenedores...

Lena esbozo una sonrisa.

- ¿También sabes cocinar? ¿Tiene que empezar a preocuparse mi chef ?

- Soy una buena cocinera, pero no me atrevería a invadir sus dominios.

< ¿Cómo puedo hacerlo? > se preguntó < ¿Cómo puedo estar aquí sentada, hablando de tonterías cuando tengo el corazón roto? >

- Parece que tus talentos no tienen fin, hermosa mía.

Kara se reclino en la silla y empezó a jugar con el pie de la copa de vino acariciando el fino cristal.

- Trato de complacerte.

Lena miraba lo que hacía con placer no disimulado. Dijo despacio:

- Compórtate, Kara μου.

Kara entrecerró los ojos.

- Eso es para las esposas κυρία, las amantes podemos hacer lo que nos apetezca.

- Parece que sabes mucho del tema.

- He tenido que aprender rápidamente. No quiero que tu sucesor eche nada en falta.

- ¿Mi sucesor? - su tenedor resonó contra el plato - ¿Qué demonios quieres decir?

Kara se encogió de hombros.

- Bueno, este negocio es muy rentable. Espero tener una larga y lucrativa carrera. Por supuesto, necesitaré que me presentes a tus amigos cuando se acaben estos tres meses - añadió despreocupadamente.

Lena dijo con un gruñido:

- Lo anotaré en mi agenda.

- Parece que no te gusta - Kara alzo las cejas - Pero tengo que ser práctica. Y también debería ser más exigente. Después de todo, aún llevo mi propia ropa ¿ Por qué no había un armario lleno de trajes de alta costura esperándome?

- Tal vez porque pensé que los tirarías al mar - contestó Lena.

- No tiraría al mar las joyas - dijo Kara - Ni las pieles.

- Admito que no pensé en las pieles. Pero la temperatura media en Myrtos debe haber afectado a mi juicio.

- Siempre podría guardarlas - dijo Kara para Metrópolis en otoño.

- Pero si quieres joyas, las tendrás - continúo Lena, como si Kara no hubiera dicho nada - ¿Prefieres diamantes o perlas?

- Las dos cosas - dijo Kara.

- Ten cuidado, tu cotización podría ser excesiva.

- Lo tendré - dijo Kara - Y, la próxima vez seré muy selectiva en la elección de mi benefactor - miro hacia la obscuridad - Un viudo solitario, quizá... cuya hija acabe de casarse...

- ¿Qué es esa tontería? - Lena no parecía divertida

Kara se encogió de hombros.

- Tú te buscarás otra mujer. Yo tengo que pensar en buscarme a alguien más - se detuvo en el mismo borde del abismo. Y salto - Me presentarás a Mon-El ¿no?

Te esperoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora