Capítulo 8

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Cuando Lena volvió a la habitación, Kara fingió estar dormida y se quedó quieta con los ojos cerrados escuchando con los nervios de punta sus silenciosos movimientos mientras se vestía. Lena por fin se acercó a la cama y ella se obligó a relajar el cuerpo y a mantener la respiración suave y acompasada. Le pareció que Lena suspiraba. Un rato después se oyó que se cerraba la puerta del dormitorio, Kara se atrevió a salir de la cama para comprobar que estaba realmente sola. < tengo que salir de aquí... No quiero que me vea nadie... que nadie sepa... > pero sabía que aquello era ridículo, que probablemente no había ningún miembro del personal de Lena que no estuviera al corriente de la situación. Temía, también que Lena le encontrara allí cuando volviera. Se ducho apresuradamente pero en vano intento lavar el tacto y el sabor de Lena. Esta la había poseído totalmente y ya formaba parte de ella, irrevocablemente. No había nada que Kara pudiera hacer al respecto. ¿Qué había sido de sus planes de rechazarla, y permanecer indiferente? Un beso, la mano de Lena sobre sus pechos y su determinación se había tambaleado. Difícilmente podría habérselo puesto más fácil. Deseaba odiarla por cómo la había hecho sentir, pero se odiaba más así misma. Entro al cuarto de baño y se miro al espejo la mujer fría de la cual se sentía orgullosa se había esfumado para siempre en su lugar había una chica con los ojos llenos de secretos recién descubiertos, barrida por la marea de la pasión. Regresó a su piso y se puso un vestido negro y tiró la ropa que acababan de quitarse a la basura no quería volver a verla nunca más. Fue un viaje de pesadilla, una batalla entre la necesidad de encontrarse en la carretera y la tormenta de emociones que sentía.

Mientras esperaba al ascensor que la llevaría a la UCI una enfermera salió a su encuentro.

- Su padre ha sido trasladado, señorita Zor-El ha mejorado tanto en las últimas 24 horas que está en una habitación privada.

- ¿Quiere decir que se va poner bien? eso es maravilloso. Parecía tan enfermo la última vez que estuve aquí - Kara esbozo una sonrisa.

- Todavía lo estamos vigilando cuidadosamente pero estamos muy contentos con él. La verdad es que las flores que recibió de la señora lo han animado mucho.

- ¿Rhea ha mandado flores? - repitió Kara incrédula.

- Bueno venían sin tarjeta, pero su padre dijo que debían de ser de ella. Se puso muy contento... ¿No ha venido la señorea con usted? qué lástima.

La habitación de su padre parecía el escaparate de una floristería. Kara se quedó en la puerta, admirando los ramos. Zor-El se volvió hacia ella pero su sonrisa de bienvenida se borro al ver quién era.

- Kara que alegría verte - dijo sin poder ocultar la desilusión que había en su voz.

- Tienes un aspecto maravilloso papá nunca había visto tantas flores. Yo te iba a traer un ramo pero alguien se me ha adelantado.

Se daba cuenta de que hablaba atropelladamente, intentando cubrir aquel embarazoso momento ocultar el dolor que le había provocado la reacción de su padre. < No quería que fuera yo, esperaba que fuera Rhea. Que volvía con el >

- Las flores venían sin tarjeta, pero creo que se quién las ha enviado. En realidad estoy seguro, pero me gustaría que hubiera puesto su nombre aunque quizás no se atrevía... dadas las circunstancias.

¿Atreverse? A Kara le dieron ganas de gritar. Se obligo a sonreír.

- Sí... tal vez...

- ¿No ha llamado? ¿No ha dejado ningún mensaje?

Kara sacudió la cabeza.

- No, papá ¿crees que no te lo habría dicho?

- No sé, nunca se han tenido mucho afecto - dijo su padre con cierta impaciencia.

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