Capítulo 33 - Execeso de energía

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Una vez todo ha acabado, empiezan a dar las gracias y a despedirse, y cada cual se retira para descansar. Estoy realmente extraña, tengo como un subidón de tanta energía... Me siento como hiperactiva...

_ ¿Estás bien amor? _me pregunta Dante.

_Creo que tengo exceso de energía...

_Bueno... En ese caso tendré que agotarla...

Pasamos una noche muy muy intensa. Tras dejar agotado a Dante, aún tenía demasiada energía, así que con su permiso y ruego fui a buscar a Baltasar, mientras Dante caía en la cama agotado. A Baltasar le hice lo mismo, así que me fue a por Jack. Me aparezco en su habitación sin hacer ruido y subo a su cama. Duerme como un tronco este lobo... Yo acaricio su virilidad y responde a mi tacto, pero sigue dormido. Ventaja para mí que duerme sin ropa... Me subo sobre él y hago que entre en mi despacio mientras Jack se despierta sobre saltado y gimiendo.

_Hola lobito, ¿te he asustado? _digo con una sonrisa.

_No todas las noches parece una loca violadora de lobos...

_Así que loca violadora de lobos... En ese caso... Me ganaré mi nuevo título.

Yo amarro sus muñecas a la cama y saco mis colmillos. Mis ojos están rojos y lo miro con una sonrisa perversa.

_Veamos... ¿Quieres que abuse de ti? _digo moviendo mis caderas en círculos.

_Soy tuyo mi Luna... _dice gimiendo.

Con Jack paso lo que quedaba de noche, mientras tengo varios orgasmos. Está amaneciendo y ahora sí que tengo sueño.

_Gracias por no gritar lobito... _Yo me levanto de la cama para irme.

_ ¡ESPERA! No irás a dejarme amarrado, ¿no?

_ ¿Por qué no? Es muy tentador...

_Por favor, Luna... Tengo trabajo en la manada... ¿Y si viene alguna loba que se quiera aprovechar de mí?

_Está bien... Sólo porque eres mi presa y no me gusta compartir...

Le tiroun beso y hago que sus muñecas se liberen mientras desaparezco de allí. Voy ami habitación y me doy una ducha. Y me meto en la cama con Dante. Estátotalmente dormido, y lleno de mordiscos y algún moratón, el pobre, creo quefui un poco salvaje con él... Pero no tenía mucho control de mí misma. Caigo en un profundo sueño.

Al cabo de las horas empiezo a encontrarme mal, me despierto de un terrible dolor de cabeza. Miro a mi lado pero no hay nadie. Miro el reloj y es medio día. Yo me pongo ropa de deporte y bajo al salón, tengo mareos y me voy agarrando a las paredes.

_Helena, ¿te encuentras bien? _me dice Ifa.

_Más bien no...

_Tranquila, te ayudo.

Ifa me ayuda a llegar a un sofá y me sienta mientras me examina y pone una mano en mi frente.

_Es muy raro, tienes fiebre, y no deberías de enfermar, ¿cierto?

_No es tan raro... Ayer canalicé muchísima energía. Tuve un pico de ella, intenté soltarla toda, de echo caí en la cama agotada.

_Aun así, tu cuerpo estuvo expuesto a un gran esfuerzo, pero se te irá pasando. Te prepararé unas hiervas que te bajarán la fiebre y te pondré un paño húmedo para bajar tu temperatura.

_Gracias.

Ifa se va, me pone el paño y vuelve a marcharse. Al cabo de un rato aparece con un té que desde lejos huelo su desagradable aroma.

Entre los colmillos de los Bartholy VII: En el corazón de las tinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora