Eso hirió de tantas maneras tan difíciles, complicadas y conectadas entre sí mi ego masculino que creo que hasta ella notó la decepción. Y el aura de “¿D-f*ck?.
--Tienes el romanticismo de una piedra de río.
Ella se rió. Oh Claro. Es una broma, ¿No?
--¿Por qué? ¿Por lo muerta, fría y dura?
--Yo iba a decir algo sobre cómo el agua —aplasté su cabeza con una mano—pasa por encima de la piedra y a ella ni le va ni le viene. Pero tu versión me gusta más. Eres bastante muerta, fría y dura.
Soltó una risa ligera y cantora, pero repentinamente su sonrisa se veía más que nada forzada.
--Así es como se supone que debo ser.
Oh.
Frustración se asentó en mi rostro.
--Vaamos, tenemos casi la misma edad. Te he cargado borracha. Hemos bromeado y reído. Vivimos en la misma casa. Te di una galleta. Y además,—sonreí— yo sé que tengo algo que quieres que te preste.
Me miró y podía decir fácilmente que estaba ansiosa. Mi sonrisa se volvió comprensiva. Una sonrisa de “No te preocupes”
--Seamos amigos.
Se vio sorprendida. Puedo decir que no lo esperaba. Puedo decir que yo lo esperaba y no lo quería. Pero su sonrisa, antes forzada, se encendió nuevamente.
--No lo sé. ¿Pagarme por ser tu amiga? No creo que hayas caído tan bajo.
Reí.
--Bueno, puedes ser la amiga a la que pago por ser linda y hacerme pasar todos mis exámenes. Es un buen tema de conversación.
Su risa salió a relucir otra vez. Escucharla reír así era como despertar sin sueño y ver amanecer. Así de cómodo y colorido.
Así que ¡Yay!
Ahora era su amigo. Nos pintaríamos las uñas y peinaríamos nuestros rizados rizos.
--Bueno.—dijo extendiéndome la mano.
Yo bufé, jalé su mano y le di un beso en la mejilla.
--Lo siento, esa mierda no es de amigos. Saludar con la mano es para los conocidos que te caen mal.—dudé un momento y luego agregué— Bueno, no para los hombres. Eso se puede prestar para muchos malentendidos y falsas esperanzas. Nosotros los hombres nos damos una palmada y decimos “Ey” y así reafirmamos nuestra virilidad.
--Ya veo—dijo, en medio de una carcajada.—Disculpa mi error. De hecho, yo tampoco lo veo muy amigable.
--¿Y qué es de amigos para ti? ¿Peinarse? ¿Toquetearse el trasero?
Su expresión cambió a una de horror.
--¿Qué?
--Te sorprenderías. Tengo una amiga llamada Emma que toquetea traseros indiscriminadamente. Si la conocieras te tocaría el trasero.
--No dejaré que nadie me toque el trasero.
Chasqueé los dedos exageradamente. Ella se molestó.
--Deberías conocerla. Es linda. Tal vez congeniasen.
O tal vez no. Tal vez la actitud descarada y parrandera de Emm chocara con la responsable, recta y pretensiosa Andrea. Pareciera ser que ella había leído mis pensamientos, porque no se la veía muy emocionada.
--No me presiones. Me verán como a una anciana amargada.
--Bueno, puedes llegar a ser un poquito amargada a veces.
--Eso significa que estoy siendo buena maestra.— dijo ella con una sonrisa enseña-dientes y ojos brillantes.
<<Te amo.>>
¿Qué?
Aparentemente mi expresión denotaba cuánto me había alterado, porque Andrea se vio de repente confundida.
Le sonreí flojamente y me levanté.
Tengoquesalirdeaquí.
--Bueno, ¿Me la prestarás?—dijo, antes de verme salir por la puerta.
--Sí—susurré. Pero no creo que me haya oído.
Al parecer y le podría prestar algo además de mi moto.
Mi alma o mi dignidad, por ejemplo.
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Student-Zone
Humor¿Has oido hablar de la FriedZone? Bueno, esto es incómodo... Me llamo Isaías y tengo todo lo que siempre había querido. Y llegó ELLA Y lo jodió Todo. Me encanta mi tutora particular y hay un par de cosas que me gustaría hacer con ella Pero primero...