Capítulo 10

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Después de haber sacado a mierda de mí, me sentía intimidado. Había sido un segundo. Había sido sólo un segundo, pero yo vi a su alma irse de vacaciones. Pensé que se iba a ir. A sonreír cruelmente y cruzar la puerta. Y decirme “Aw, ya mastiqué y escupí los despojos de tu corazón. Creo que me voy”

Así que hice o único que podía hacer en este momento.

--Demonios, me siento intimidado.

Ella gruñó.

--Es decir, no es que lo que yo dije fuera mentira pero…

--Sigue. No haces más que mejorarlo.

--Pensé que estabas seriamente considerando los lugares propicios para esconder mi cuerpo.

--Eres un dramático.

--Eres aterradora. No sabía qué tan aterradora podías llegar a ser. En serio. Hay que hacer algo por tu carácter. Es terrible.

--Mi carácter está bastante bien—la miro y hace una mueca—generalmente. Tú— me apunta con el dedo— Haces lo imposible por cabrearme. Lo haces a propósito. Y…y…

-- Aw, ¿Te cabreo? ¿Algo tan profundo? ¿Por mí?

--A veces, no siempre, me dan unas profundas ganas de introducirte algo profundo. Algo con filo.

--Las inyecciones me dan miedo. Aunque hay muchas otras cosas tu carácter que me dan un miedo atroz. Como tú por ejemplo cuando pienso en tique una persona adulta tenga pensamientos suicidas. O bien, estúpidos. Como tú.

Andrea me miraba. Yo estaba tratando de mantener el tono de broma en mi voz.

Estaba tratando.

Tan

Jodidamente

Duro

--Yo le diría a esa persona “Hey, ¿qué tal? ¿Estás drogada o no superaste la pubertad?” Si hipotéticamente esa persona viniera y me dijera: “Ummm, estoy taaaan cansada. Necesito dormir. ¿Estoy en mi casa, en donde tengo una cama calientita y un idiota preocupándose por mí a toda hora, que por cierto me da su última galleta? Nah, paso. Oh, espera, ¿Estoy en un bar lleno de borrachos, con u idiota que no se preocupa por mí para nada? ¡Dayumm! ¡Hora de dormir!”

Silencio.

--Bueno—dije, sintiendo la cara caliente—eso es, hipotéticamente, lo que le diría a esa persona. Si me asustara tanto.

Silencio.

Silencio.

Más silen…

Una risa.

--Isaías…¿Me estás regañando?

La miré horrorizado.

Mierda.

--No lo entiendo. ¿Qué me pasa? Yo…yo solía ser alguien genial...y ahora—me escondí entre mis manos—Máteme antes de que mis crías pueblen en planeta.

--Está bien.

--…

--…

-- Entonces traigo un martillo o

--¿Qué? ¡No! Descansemos.

Oh.

Un pequeño nerviosismo empezó a florecer en mi estómago.

Pero sonreí y me acomodé sobre lo ancho del sillón, con los pies sobre la mesilla en frente.

-Bueeeeeeeno. ¿Quieres salir?

--¿Qué?

--Salir.

--¿Yo? ¿Contigo?

Malditas mujeres. Haciendo todo tan malditamente difícil.

--En realidad estaba tratando de echarte educadamente, pero tu sugerencia me parce buena.

Se empezó a carcajear. Carcajear.Cajear…jear…ar.

En serio. Se sujetó el estómago y todo. Yo como que vi las lágrimas en sus ojos.

--Eso no sería un poco como, ya sabes, ¿llevar a tu prima al baile de graduación o algo así?

--Mi corazón sangra. ¿Cómo has podido reírte de mí y mis buenas intenciones para con tu persona?

--Me niego. La verdad es que me estaba haciendo a la idea de acostarme aquí y ver el tiempo pasar y sentir que no hay cosa que pueda hacer mella a mi espíritu y ser feliz y…

-Entonces, básicamente querías que me largara para poder dormir.

-Básicamente. Soy una chica de interiores.

Una sonrisa gatuna se asomó entre mis labios.

--Entonces, querida—susurré acercándome—Usemos esta habitación adecuadamente.

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