Tenía la mente embotada, y la verdad no estaba tan alterado como quería estar, así que me fui a dar una ducha para seguir estudiando.
Claro, pero por supuesto que me topé con Andrea. Era la Andrea “Nada de lo que has hecho me importa realmente, pero quiero que sepas que serías un grano en el culo si lo hiciera”
--Creo—dijo, mirando con una fingida expresión de sorpresa hacia su reloj—que tenemos que ponernos de acuerdo en esto de los husos horarios.
--Me quedé dormido, señorita sarcasmo— respondí con la mirada más apenada que conseguí.
--Po supuesto que lo hiciste— dio a su vez ella, mirando sin expresión.
Bueno, pensé, al menos no me dijo “hiciste” y no “hizo”. Sonreí y le di un roce a su brazo.—¿Estudiamos ahora?
--Mañana, en la sala de estudios a las 7.— y se marchó al lado contrario. Volteé, sabiendo que estaba enojada, esperando que me saludara con un único dedo, pero se fue bastante decidida, y escuché el portazo en su habitación, n poco más allá.
Me desperté súbitamente.
--¿A las 7?
¿En dónde la cabía tanta maldad? Ella sabía que no despertaba sino hasta pasadas las 7:30, pero si quería que estuviera listo para estudiar a las 7:00 am, tenía que ducharme, desayunar y salir a correr mucho antes.
Ya estaba bastante despierto, pero decidí tomar una ducha fría para refrescarme. Cuando sentí el agua helada y cerré los ojos recordé exactamente en qué condiciones había encontrado a esa fuerte muchacha que trataba de enseñarle.
Era mi último día de escuela, pero no del el resto de mis compañeros. Había decidido firmemente dejar las cases en la Universidad para concentrarme en mi trabajo, y en cambio sólo toar los exámenes finales, pero para eso necesitaba que alguien me enseñara.
Había buscado varias opciones y entre las recomendaciones de compañeros y maestros, pero no había nada en ninguno que me hiciera inclinarme por él o ella. Por fin había decidido elegir a alguien al azar.
Caminaba tranquilamente hacia la oficina principal, para revisar unos últimos detalles, mirando las paredes, despidiéndome de las sillas. La secretaria estaba ausente, pero el director sabía de mi visita, así que me acerqué y al tomar el pomo de la puerta me di cuenta de que había una discusión acalorada dentro.
Mi sentido de la decencia no era un problema, así que me quedé ahí mismo, escuchando. La conocía. A esa chica con las mejillas rojas de furia, los puños apretados y la voz apenas contenida.
--Con todo respeto, señor. Exijo que no tome, ni deje a los alumnos tomar mis palabras como una broma. He estado enviándole reportes respecto a cierto comportamiento inadecuado y…
El director con la mirada impasible y las manos cruzadas sobre su rostro, la interrumpió.
--Escuche, señorita. Tenemos muy buenas referencias de usted, a pesar de su indudable juventud.—la miró e hizo una ademán hacia ella— Muchos alumnos de su clase han mejorado significativamente sus notas y nadie ha tenido queja aluna sobre su comportamiento.
Hizo un pausa, como si de verdad estuviera pensando lo que iba a decir, como si no fuera una pelea perdida desde el principio.— El problema con este alumno, es un caso aislado y bastante delicado. Tiene que pensar muy bien sobre la acusación que va a hacer, porque podría llegar a perjudicarla mucho en caso que de que sus aseveraciones se demostraran incorrectas.
La muchacha se levantó. El cuerpo tranquilo, en una posición profesional, los ojos en llamas, escondiendo todos los niveles de locura que era posible sentir.
--Le aseguro, señor director, que las aseveraciones no se demostrarán incorrectas.
--El problema es que este alumno, el señor Davidson, declara que todo se debe a un malentendido, y que deben tomarse como tal. Si acusamos a un alumno y le expulsamos por una… exageración, podría estar cometiendo un gran error que podría costarnos…
--¿Costarnos?—preguntó—¿A quiénes? ¿A nosotros?—hizo un ademán entre el director y ella— ¿A ustedes?— susurró, bajando la furiosa voz cada vez más— ¿Al consejo, a quien el señor Davidson padre dona una jugosa cantidad mensual?
El director perdió su aire de impasibilidad. Claro.
Davidson. El chico tenía algo de fama en la Universidad. Fama de ser un idiota redomado, pretensioso, prepotente, rico hijo de papi. Claro, había varios idiotas así en el mundo. De hecho, La Universidad ATV Ferster se enorgullecía de esconder a varios pares de decenas entre sus muros. Pero, Davidson era especial. Era una diva. Una diva estúpida, que pensaba que si las chicas no usaban cinturones gruesos en vez de faldas, lencería francesa en vez de blusas, batían las pestañas y tocaban sus bíceps, entonces había algo raro sucediendo. Y que un “Ew, aléjate de mí, jodido bastardo” era “Quítame la ropa, te deseo”.
--No le permito que hable de esa forma, a menos que quiera perder su puesto de trabajo.
--No señor, no lo quiero perder. –Le miró a los ojos y se sacudió el polvo imaginario de la ropa—Pero he venido aquí para prestar mis conocimientos y educar a una generación nueva, y exijo respeto. Veo que no lo conseguiré. Así que renuncio.
Ja.
El director se levantó prontamente
--Señorita, no permita que este malentendido le quite la oportunidad de—
--Está bien, señor. Que tenga un buen día.— y se dirigió a la puerta.
Ni siquiera me moví, hasta que al abrir se topó conmigo y me miró irritada.
--Las conversaciones ajenas tiene un nombre interesante, ¿sabes?—
La interrumpí de inmediato.
--Tengo un trabajo que ofrecerle.
El recuerdo se fue por la coladera mientras me secaba y me reía de mí mismo.
“Tengo un trabajo que ofrecerle”. Ahora que lo digo no me hubiera sorprendido que sacara un gas pimienta de su bolso, me lo roseara y corriera hacia las colinas.
Me acosté con la última imagen de la profesora con tacones asesinos y pantalones de vestir que había visto en esa oficina, y la muchacha con vaqueros y zapatillas que había venido a enseñarme. Bueno, cuando digo que me acosté con ella me refiero…
Olvídenlo.
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Student-Zone
Humor¿Has oido hablar de la FriedZone? Bueno, esto es incómodo... Me llamo Isaías y tengo todo lo que siempre había querido. Y llegó ELLA Y lo jodió Todo. Me encanta mi tutora particular y hay un par de cosas que me gustaría hacer con ella Pero primero...