Capítulo 49

7.1K 757 93
                                    

CAPÍTULO 49

FLORENCIA, ITALIA

GEOVANNA

¡Dos semanas!

¡Dos malditas semanas!

Es el tiempo que ha pasado desde que apresaron a Dante, en nuestra casa, frente a nuestros niños, cada vez que lo recuerdo se me oprime el pecho y quiero matar a alguien, o mejor dicho, entrar en la cabeza de Sara con un taladro y hacerla reaccionar.

Su comportamiento me hace cuestionar si ella no tendrá también algún desorden psicológico como Camila que se está detonando con toda esta situación.

Me levanto sintiendo una puntada en mi vientre y debo sentarme de vuelta, desde ayer me molesta muchísimo la espalda y tengo estas puntadas.

—Por favor, bebé, no nazcas hasta que regrese tu papi, no podemos hacer esto sin él...—. Acaricio mi abdomen y siento a mi pequeño moverse.

Aún faltan diez días para la fecha, no puede nacer ahora.

Cierro los ojos y tomo varias respiraciones antes de levantarme, miro a mis bebés dormidos y mi pecho se aprieta de nuevo, ellos no dejan de preguntar cuándo regresa su papi y yo ya no sé qué decirles. Esto empieza a desesperarme.

Lamentablemente las cosas no son tan sencillas esta vez, Sara ha ido hundiendo a Dante con pruebas contundentes en su contra, esta vez sacarlo costará más, si es que se puede.

¡Basta, Geovanna!

¡Mantén tu fe, por favor!

Voy al baño para asearme y al salir veo a mi Faby acurrucada con los niños que buscan besar su abdomen, sonrío con la imagen ignorando las puntadas dolorosas y me acerco a ellos, mis hijos y Dante lo son todo para mí.

—Buenos días, amores de mi vida, los amo muchísimo a todos—. Le doy un beso a cada uno, incluso al abdomen de mi princesa mayor.

—¿Estás bien, mami? —pregunta Faby acariciando mi abdomen y asiento.

Ha sido muy difícil no ponerme a llorar como tanto quiero, no puedo derrumbarme porque mis pequeños me necesitan. Mi familia me necesita fuerte.

Somos una familia, y nos sobreponemos al infierno de ser necesario.

—¿Me ayudas con ellos? Voy a ir empezando para desayunar, debo salir con tu tío en un rato ¿Sí?

—Por supuesto, mami. Sabes que estoy aquí para cualquier cosa—. Me acerco para besar su frente y acaricio de nuevo su abdomen donde crecen mis pequeños sobrinos/nietos.

Al bajar las escaleras siento más puntadas y respiro hondo de nuevo, suplicando que por favor no nazca hoy, no quiero hacer esto sin Dante.

Llego a la cocina y veo a Franco que tiene a sus niños sentados en la encimera ayudando a Celia, me acerco para darles un beso y Giulia me da uno de sus apretados abrazos.

—¡Titi Geo! —Salvatore también me aprieta y me lo como a besos.

—¡Bellos, mis niños, Dios me los bendiga! ¿Vas a cocinar, Franquito de mi vida? —Achica sus ojos y me examina con la mirada

—¿Otra noche difícil? —Asiento y él se acerca para abrazarme—. Bienvenida al club, siento que mi belleza ha decaído por todo esto, eso no puede suceder —exclama dramático y sonrío.

Perdería la cordura de no ser por él y mis hijos.

—¿Mau no vino? Mi niña está arriba.

—Vino a dejarla y se fue, está metido en esto y bueno, ayudando de su forma pero...—se inclina a mi oído—. Ella no quiso dar marcha atrás, se lo supliqué, Geo, pero dijo que no quedaría impune y yo ya no sé qué hacer, digo, sí sé pero no quiero lastimarla, no quiero, Geo —murmura en voz baja y lo abrazo.

Quiero Ser Tuya (Libro #3. Serie Tuya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora