Capítulo 50

8.8K 739 52
                                    

CAPÍTULO 50

FLORENCIA, ITALIA

MAURIZIO

Entro corriendo con Andy al hospital para ver a mi hermana que tuvo a su bebé, la encontramos dándole el pecho y es mi amigo quien se acerca primero para abrazarla, veo sus ojos rojos e inflamados por todo lo que asumo ha llorado.

¡Todo esto es una mierda!

Tan diferente a su parto anterior donde ella se veía radiante y en extremo feliz, y no es que no esté ahora feliz con su bebé pero sé lo que le duele que Dante no esté aquí.

Siento mis propios ojos picar pero me acerco y veo a mi sobrino comer hambriento, se parece a Dante pero parece tendrá el cabello más claro.

—Te convertiste en una impresora de Dantes ¿Verdad? —pregunto y ella me fulmina con la mirada.

—Geo, cariño—. Andy sujeta su rostro y ella solloza bajito—. Sé que duele mucho y esto es muy difícil pero eres fuerte, Dios te ha dado fortaleza en cantidades industriales, y no nos abandona, tú lo sabes, puedes con todo, no lo olvides,  y cuando pase esto te desapareces con tu esposo y los niños a la isla el tiempo que quieras, yo me haré cargo de todo ¿Sí?

—¡Ay, Andrés! —Mi amigo se sienta a su lado para acunarla mientras ella sigue amamantando.

—Todo va a estar bien, Geo—. Me siento del otro lado para abrazarla pero no puedo dejar de mirar al bebé que succiona más lento y mira fijamente a su mamá, como si pudiera sentir que algo pasa.

—Lo siento, bebé —murmura inclinándose para darle un beso a su hijo—. Franco Donato Cavalcanti, nombre fuerte como él, mi pequeña luz de vida ¿Verdad, amor? —Ella le da otro beso.

—¿Ahora quién aguantará a Franco? —pregunto poniendo los ojos en blanco

—Todos me aman, Ricci... Acostumbrate—. Franco entra al cuarto con su aire arrogante junto a Carlos y bolsas con comida—. El tío Pepe nos ama y mandó comida con sabor y no la gelatina que no sabe a nada que dan aquí.

—¿Puedo? —pido poniendo más  antibacterial en mis manos, Geo asiente y lo tomo con cuidado—. Hola, pequeño, seguro tendrás ojos azules como tus hermanitos, así no desentonas.

—¡Maurizio! —regaña mi hermana y le saco la lengua mientras acomodo al pequeño Franco para sacarle los gases—. ¿Donde dejaste a Emmanuel? Quiero darle besos a mi bebé hermoso.

—Quieres acaparar a todos los bebés—. La acusa Andrés y sonrío—. No importa, mi bebé también es tuyo, pero se quedó con Giancarlo, se ha tomado muy enserio su papel de tío.

—Sí, es lindo de ver, me encanta Gian como tío, imaginalo como papá ¿Lo enamoramos de uno de nuestros niños? —dice mi hermana batiendo sus pestañas hacía Andrés.

—¡Deja de querer darle niños a todos, tonta! —Se queja Franco.

—Deja de quejarte porque puedo darte otro ¿Sabes? Que saldría con ojos verdes —replica mirando a Franco de forma desafiante y este pone los ojos en blanco.

—Pídele unos a Carlos, a ver si escarmienta y le pone el lazo a Lucía, a este paso va a casarse primero Chiara con Odalis o con Angelo o con Danilo antes que él —respondo y todos empezamos a reírnos menos Carlos que resopla y me fulmina con la mirada.

—Yo espero que le gusten las niñas, no quiero más infartos, suficiente con los que me va a dar mi dulce ángel con la copia de Dante.

—¿Te enojas si emparejo a Franco con Emmanuel? —pregunta mi hermana y la miramos sorprendidos, ella sonríe maliciosa y abraza a Andrés para darle besos en la mejilla.

Quiero Ser Tuya (Libro #3. Serie Tuya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora