Cincuenta y seis

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Estaban sobre el techo, cobijados.

Freddy descansaba su cabeza en el pecho de Fred y éste lo abrazaba.

— Uno... Dos... Tres...

Fred sonrió al escucharlo detenerse, le acarició el cabello y suspiró feliz.

— Cuatro... Cinco...

— Nuevo récord.

Freddy de sobresaltó; — ¡Me hiciste perder la cuenta!

Fred rió, le tomó el rostro y lo besó.

¿Cuánto más podría amarlo?

Su vida era un sueño, y no quería despertar.

Pero los sueños terminan cuándo tu ritmo cardíaco se eleva, y tus ondas cerebrales se agitan, inevitablemente, despertándote.

Counting stars (Freddedy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora