"El hilo que unirá a las almas gemelas que se llaman, corazones entrelazados con una o varias eternidades por vivir."
No importa la dimensión, ni el tu del pasado, tan solo los remolinos de sentimientos que se dispararon.
Aquella historia que por f...
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A pesar de la pronta cercanía que tuvo con el hermano de su platónico, Yoongi no pudo volver a ver a Taehyung; su nombre conociéndolo por el chico de pelo platino que le miraba con nostalgia.
«Quisiera saber la razón, por la cual él se mira tan triste...»
***
Un lugar frío con neblina azulada escondía a la persona que se unía a él. Camino en su dirección, mirando al chico de pelo platino y pálida piel que se inclinaba hasta caer rendido en una de las esquinas del lugar restringido por un cubo de cristal,
Guirnaldas de colores vivos caían de aquel cielo que era pintado de un infinito azul marino con libélulas insertándose en el manto como nobles estrellas.
El hijo de la luna miró al chico que había sido sus ojos en un tiempo; con cuerpo y alma capaz de amar a todo lo que lo rodeaba.
—Estos sentimientos que ahora siento, no son míos ¿cierto?— dijo con calma mirando el costado de aquel rostro que cubría una tenue sombra.Aquella copia que estaba unida a su alma — Ellos provienen de una parte de mi corazón que te otorgué. Yo...— detuvo sus palabras; Tragó el nudo que apretaba su garganta, sus ojos siguieron al joven que se puso de pie aun sin decir nada.
—Yo solo reflejo lo que tú sentiste, esta calidez que se extiende en mi cuerpo no es mía sino tuya— levantó una mano y la puso sobre el pecho del chico que ahora estaba de frente a él. El hijo de la luna guardo silencio y escucho lo que su otro yo tenía que decir.
Los cabellos platinos del joven se movieron con el pequeño viento de invierno que cruzaba su lugar de refugio.
—No es así— él dijo— Lo que sientes no son solo sentimientos míos, si no también tuyos— explico.
— ¿Pero cómo?— volvió a preguntar el niño de rostro angelical.
—Es cierto que existen muchas réplicas hechas de ti, creadas por tu madre. Aquellas cuyas tienen una dimensión y corazón propio, sin embargo— mencionó— Yo fui distinto, porque tú me rescataste, me diste una marca y para ayudarme a ser menos mi pena me diste una parte de tu corazón. Ese que se llenó de amor por aquel joven que ahora vino a buscarnos, aquel que busca con ansias nuestro perdón y sobre todo nuestro amor. — una lagrima cayo por la mejilla pálida del joven y el hijo de la luna sintió tanta pena por él.
—Aun así te hice infeliz— dijo Yoongi — tú aún sufres y no hay nada que yo pueda hacer. ¡Sigo sin poder hacerte feliz!
El rostro que era cubierto por la sombra fue siendo iluminado por las estelas de luz que provenían de la artificial aurora boreal. Él se miró con aquel cabello platino y una tierna sonrisa estirando sus rosados y resecos labios.
—Yo no soy infeliz— pronunció tranquilo— pues sé que pronto podremos ser felices con aquel lobo que nos a buscado por dimensiones y diferentes tiempos. Yo soy feliz porque por fin pudiste sentir ese amor que yo siento por el. Soy feliz porque ya no soy yo el único que busca su atención. En este momento tú y yo ya somos uno mismo por completo. — Ambos se miraron con una sonrisa cómplice, sus manos tomando las mejillas contrarias, sus ojos centelleando en un fulgor naranja. — Ahora por fin es que este lugar de cristal que me resguardaba se romperá y nos convertiremos en lo que mi madre nunca espero.
— ¿Y eso que es? — preguntó el de cabellos azabaches.
—Alguien que no puede ocupar su lugar; No seremos más el hijo de la dama de plata—
Una sonrisa de alegría selló su trato y ellos se encerraron en un abrazo; sus manos sujetando con fuerzas sus cinturas, ellos mirándose uno al otro mientras el lugar de cristal que los rodeaba empezaba a caer en pequeños pedazos en aquel azul oscuro que los llevaba a un profundo vacío.
La luna lloró de alegría cuando por fin pudo encontrar la luz pérdida de su hijo, pero ella gritó con cólera cuando comprendió lo que se llevaba a cabo. Su hijo se iba de su lado, ella volvería a estar sola.
Estrellas cayeron pareciendo fugaces cuando por su propia desesperación, la Luna las arrojó en aquel lugar que se deshacía y quedaba en ruinas plateadas.
Sin embargo fue tarde cuando los dos chicos sellaron su trato en un beso dejado sobre sus delgados y rosados labios.
«Su cometido siendo cumplido. Ahora eran por fin, solo uno »
(...)
Despertó con su pecho bombeando fuertemente, sus cabellos mojados y adheridos a su frente por el sudor frío que exudaba su cuerpo. Miro con miedo toda su habitación, observando a las nuevas flores que adornaban su habitación en pequeñas enredaderas que cubrían la mayor parte de sus muros, giró su cabeza mirando la hora en su reloj. Las siete de la mañana, era temprano para ser un fin de semana.
Eso explicaba porque los rayos del sol entraban por su ventana.
—Fue solo un sueño — dijo mientras sacudía su pijama que se hallaba empapada por el mismo sudor que cubría todo su cuerpo.
«Pero que raro sueño» dijo mentalmente.
Volvió a mirar el reloj que estaba sobre su mesita y se dijo que aún podía dormir un poco más. Se recostó de nuevo y con un suspiro soltó todo el aire que sin darse cuenta había retenido.
El omega estuvo a punto de volver a dormir, pero supo que no sería así en el momento que su alegre y feliz padre entro azotando su puerta.
—Buenos días mi be...— su papá guardó silencio analizandolo y Yoongi le vio frunciendo su ceño— ¡JEON YOONGI, QUIEN CARAJOS TE DIO PERMISO DE PINTARTE EL CABELLO!—
El grito lleno de enfado, soltado por su padre hizo que el pobre Yoongi saliera disparado de su cama y se viera así mismo en el espejo de su habitación, notando prontamente a lo que se refería su joven papá.
—Mi...mi pelo es menta— mencionó mientras sus temblorosas manos tomaban con miedo un pequeño mechón de su cabello. A lo lejos se podía escuchar el sermón que le soltaba su papa, no obstante Yoongi no le escuchaba; su mente vagando a cómo es que este nuevo color pintara su cabello.
« ¿Qué es lo que había pasado en su noche?»
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