Capítulo 2
Electra
Samuel va en el asiento de conductor. No sabía a dónde íbamos, pero confiaba ciegamente en él.
El traje negro que llevaba, me daba a entender que mi socio “secreto” era gente de poder. Damián y tres hombres más nos seguían en una camioneta negra. Para nadie era un secreto quien yo era. Eso implicaba que tuviera que salir con guardaespaldas para evitar a los paparazzi y a los fanáticos que siempre me acechaban.
-No quería hacerlo, pero lo haré. Ese hombre no te agradara.- Dijo Samuel.
- ¿Por qué?- Pregunté. Si sabe que no me agradara, para que mierda me lleva a negociar con él.
- Es igual de egocéntrico que tú.- Dijo y le di un golpe en el brazo. Antes de cualquier reacción, me mostró una enorme sonrisa. No se la devolví.
- Eres un idiota. - Dije.
- Ya verás. Este tipo es como un grano en el culo cuando se trata de ser el mejor. Es presumido y un ególatra de primera.
- Si soy parecida a él, ¿Quieres decir que soy un grano en el culo? - Pregunté con una sonrisa en el rostro.
- No. Eres una jaqueca.
- Ja, muy chistosito tú. ¿Follaste ayer?- Le pinche el brazo con mi dedo índice.
Que Samuel Rosseli estuviera de buen humor no era algo normal. Después de la muerte de mi Jason, él no había vuelto a ser el chico simpático que yo conocí. Siempre estaba con cara de culo y no hacía chistes, a no ser que hubiese pasado una noche loca, desenfrenada y sus deseos estuviesen saciados.
- Con dos rubias. Estaban de muerte.- Confesó.
- ¿De dónde las sacaste?
- Una es mi nueva secretaria y otra es miembro del personal de seguridad, Camile la rubia que siempre cuida a mamá.- Respondió.
-Menudo Idiota. Deja de liarte con los empleados.- Le dije. Él puso una cara de falsa indignación.
- Yo no tengo culpa que sea un hombre irresistible. Ellas fueron las gatas ariscas que se aferraron a mí.
- Mira cambiemos de tema. ¿Cuál es el nombre del socio?- Pregunté. Samuel era el que había conseguido aquella improvisada reunión. Yo no tenía idea de quién era el afortunado.
- Si te lo digo, pierde la gracia.- Contestó.
El resto del viaje fue muy rápido. En diez minutos ya estábamos en un restaurante que le pertenecía a la famosa amiga mía, Rihanna. Me encantaba hacer los negocios allí. El lugar era elegante y muy reservado. Nadie veía como comía nadie. Era como un restaurante de privados. Las paredes eran de un blanco y los muebles y mesas eran negros. Rihanna, no iba mucho al lugar, pero de vez en cuando quedábamos. A ella le encantaban mis diseños. Por lo que muy a menudo, yo le diseñaba joyas o vestidos. Todo un privilegio para ambas partes.
Entramos al privado que yo siempre pedía. Samuel me ofreció mi asiento a la cabecera de una mesa de cuatro sillas. Él se sentó a mi lado, y yo lo fulmine con la mirada.
-¿Qué?- Preguntó.
¿De verdad era necesario? No tolero esto.
- Tiene que ser una broma. - Bufé.
- No entiendo.
- Sabes que no me gusta esperar. Llama a ese idiota y dile que si no viene en cinco, que se vaya a tomar por culo.- Dije molesta. Samuel me miraba divertido.
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Diamantes & Póker (+21)
ChickLitÉl, tiene el brillo y ella la oscuridad. La perfecta combinación de la diferencia en una sola frase. La mujer posee la inocencia y el hombre el pecado. Pues no siempre lo escrito es cierto, y no siempre lo hablado es mentira, ambos cometen el pecado...