Cambios de humor

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                        Capítulo 6

Han

Mi mente solo podía procesar una y otra vez lo que había ocurrido con Electra. Rondaba por los rincones de mi conciencia todo lo que aquella vanidosa mujer me había hecho sentir. Y aunque sonara como un puto hombre vainilla, encajarme dentro de ella me provoco querer quedarme adentro.

Cada gota de sangre que había caído de mi cuerpo, desprendía placer. Una y otra vez soñé con ella, pero lo que había pasado me supero con creces. Esa manera de retarme me convirtió en un completo cavernícola. Pero con Electra Rosseli, siempre sería diferente. Ni la Miss Universo, ni la mujer más perfecta del mundo, tenían la belleza desafiante de mi reina diamante.

Había pasado un día y ya extrañaba su cuerpo debajo del mío. Su pelo negro enredado en mi mano y sus carnosos labios sobre mi piel. Era algo inaceptable decir que no quería volver a verla, cuando me estaba muriendo por escuchar su voz.

La herida se había infestado y tuve que tomar antibióticos e imaginé que ella estaría igual. Así que no se me ocurrió otra excusa que esa, para llamarla. Y lo hice. Eran las tres de la tarde cuando decidí hablarle. Después de cinco tonos, contesto.

-Rosseli por aquí.- Dijo. Escuchar solo eso, me erizo la piel. Todas las alertas de mi cuerpo se activaron. El lívido de mi cuerpo broto como cascada de agua dulce bañando mi piel en sudor.

- Me asombra que no tenga mi número, Sra. Rosseli.- Dije divertido. Ella sonrió y luego sentí que cerró una puerta. Tal vez la había interrumpido. Seguro salía de una reunión. Aunque poco me importaba. Yo tenía que convertirme en su prioridad.

- ¿Debería tener yo su número?- Preguntó.

- Claro, somos socios.

- ¿En qué puedo ayudarlo, Sr. Nasla?- Cambio de divertida a fría. Los cambios de humor de esta mujer me daban mareos. Aun así, decidí jugar con mi suerte.

-¿Le gustaría cenar conmigo?- Susurré.

- Con una condición.- Pidió.

Hombre, como si tenía que llevarla a la luna. Solo quería acercarme a ella y atraparla en mi juego. Deseaba quemarme en el fuego de su piel y perderme en la tormenta de su mirada. No sabía el grado de estupidez que estaba alcanzando, pero desde luego quería descubrir todo con ella. Menos enamorarme, eso no podía pasar. Ella no es la princesa del cuento ni yo el caballero héroe. Más bien somos los villanos de esta historia, y eso no me carcomía la conciencia, por lo contrario me llenaba el botón del orgullo.

- La escuchó.- Hablé sensual, y por el suspiro que dio comprendí que desperté sus deseos.

- Deja las formalidades. Tu y yo, más que socios somos cómplices. Y si más no me equivoco...tu, eres mío.- Me quede en silencio. Mi mente ya había escuchado sus palabras, pero no las aceptaba. Mil y una opción se formaban en mi cabeza, pero ninguna llegaba a las expectativas de la realidad.

- ¿Perdón?- Bufé.

- Pasa por mí a las ocho.- Dijo y colgó. Dejándome desconcertado.

No entendía que rayos había sido eso. Me negaba a pensar que ella esperaba cosas que yo no podía darle. Yo no era su Jason, yo no le pondría un anillo. Era evidente que malinterpretó la follada que nos habíamos dado. Es verdad que me sentía atraído por ella, pero no al nivel de empezar una relación. De solo pensar en lo equivocada que estaba mi reina diamante, un escalofrío sepulcral recorrió mi cuerpo. En algún momento sentí envidia de que llevara el nombre de Jason y no el mío, pero eso no significaba que llegaría a quererla o que me entregaría como un loco enamorado a esa egocéntrica mujer.

Diamantes & Póker (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora