La daga

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                          Capítulo 5

Electra

Tenía que cobrarle lo que me debía. A pesar de las pruebas que me había mostrado, las deudas seguían y debía pagarlas. Solo así lo libraría de mi promesa.

Mis enemigos también eran los suyos. Aquella manera descomunal en la que habían matado a toda su familia, nunca saldría de mi cabeza.

Aquellos hijos de puta cortaron, pedazo por pedazo los cuerpos de los padres de Han. Luego lo obligaron a unirse a ellos con el pretexto de que tenían a su hermanita de siete años, cosa que resultó falsa porque la niña también había sido asesinada cruelmente. Y todo aquello por tener la fortuna de Han Nasla.

Han al descubrir que todo era mentira, que su hermanita estaba muerta, empezó a crear un ejército y desde entonces ha estado en guerra con ellos. Resulta que los muy cobardes también levantaron un imperio.

Los cinco tienen juntos un poder espeluznante que apenas Han puede combatir. Pero ya no estará solo. Ahora tiene también mi poder y mi complicidad para derrotar a esos asesinos. Se iguala la tabla de poder y empieza una guerra justa.

El único problema era que yo, había decidido apuñalar a Han Nasla cuando me había besado.

Esperaba que no se lo tomará tan mal.

La sangre adorno mis manos y sus ojos se abrieron con asombro. El no creía en mi arranque de venganza. Para el ya habíamos cerrado el trato. Pero para mí, esa puñalada nos dejaba en paz.

- Necesitaba cobrar lo que me debías.- Le dije en un susurró.

- Pensé que habíamos quedado a mano.- Dijo evitando demostrar el dolor.

- Era mi Jason, él no tenía la culpa de nada. - Hablé. Ver su rostro contraído por la rabia y el dolor solo aumento más mis deseos de hacerle daño.

- Mi familia tampoco. Al menos él logró follarte y vivir un poco de su vida. ¿Qué hay de mi hermanita?- Rugió con dolor.

Que golpe más certero me había dado con esas palabras.

- Estamos en paz, Nasla.- Dije entre dientes. La daga no lo había herido a muerte. Yo sabía dónde lo decidí apuñalar. No toque los puntos vitales. Pero no era menos cierto que debía atenderse esa herida.

- Sabes que esto no se quedará así.- Amenazó.

- ¿Me amenazas?- Pregunté con burla.

- Te advierto.- Respondió.

- Debes atenderte esa herida.- Propuse. Pero eso no acabaría tan fácil.

Los resentimientos y falsedades, se solucionarían en ese mismo momento. Han, tomó la daga y la encajo en el mismo lugar que yo la había encajado. Pero esta vez en mi cuerpo. Sentí el ardor incesante y la falta de oxígeno atacar mi sistema. El vestido amarillo se empezó a teñir de rojo vino. La adrenalina del momento fue mi salvadora, ya que no sentía tanto dolor. Quería devolver el golpe.

- Ahora sí estamos a mano. - Dijo entre rizas. Su cara de maniático me enfurecía y me excitaba. Algo tan horrendo de explicar y entender.

- Hijo de puta.- Bufé.

Han me giró, dejando mi espalda pegada a su desnudo pecho. Inmediato, como el tiempo; sentí su erección presionar mi trasero. Lejos del desprecio, está ves sentí la excitación. Él, saco la daga de mi abdomen y la colocó en mi escritorio. Tomó mi cabello y lo jalo hasta colocar mi cabeza en su hombro.

- Te he deseado por mucho tiempo.- Confesó. Y le creía. ¡Diablos, sí le creía!

Porque no me percate de la falta de insistencia de mis enemigos por obtener mis tierras. Nunca me pregunte porque no habían intentado acabar conmigo. La razón era Han Nasla.

Diamantes & Póker (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora