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Hyuk estaba empacando aún su maleta y yo estaba en el baño terminando de peinarme. Me ponía triste el tener que irnos, cuándo la estábamos pasando tan bien. Cómo decían, todo lo bueno tiene que terminar. Viéndome por última vez en el espejo que mi peinado estuviera perfecto, guardé la cera y el cepillo en un bolso pequeño que cargaba.

Al salir del baño, noté que encima de mi maleta había una bolsa de regalo, seguramente de Hyuk. Me miró sonriendo, pero había algo raro en él. No era una sonrisa cómo las que me regalaba todos los días, esta se veía nerviosa... Con algo de complicidad y felicidad. Dejé mi bolso en la cama, tomando el regalo curioso.

  -- ¿De ti para mí? --
 
  -- Espero te guste -- entrecerrando mis ojos, abrí la bolsa viendo que había un candado rojo con brillo, y la forma del candado era un corazón a la mitad. Me sentí confundido, ¿Por qué me daba eso? Seguí sacando cosas de la bolsa, encontrando dulces, y una fotografía de nosotros en un acuario, dándonos un beso.

  -- ¿Qué es esto? --

  -- Aún falta algo, sigue buscando -- vacíe la bolsa en la cama extrañando y nervioso, pero no había nada más que más dulces. ¿Qué se traía entre manos?

  -- Ya no hay nada Hyuk, ¿Para qué es esto?...-- le mostré el candado en mi mano. -- Mi maleta tiene código de seguridad ...--

  -- Anda Hae... Sigue buscando. Quizá lo que venía ahí dentro se cayó al piso ahorita que le diste vuelta a la bolsa. Es algo que te va a gustar... -- frunciendo el ceño, me puse de rodillas en el suelo, buscando no sé que diablos, pero sí sabía que Hyuk traía algo entre manos. -- Lindo trasero cariño... Si lo mueves un poco más, te voy a follar como te gusta ...--

  -- No estoy para tus malditas bromas Hyukjae ... -- poniéndome de pie frente a el, había una caja pequeña en la palma de su mano que estaba extendida frente a mí. Lo miré sorprendido de lo que pudiera haber ahi. --¿Qué... Qué hay ahí...? --

  -- Hae... -- sonriendo, se hincó frente a mí abriendo la caja. En ella había un anillo muy bello lleno de diamantes por todos lados y una piedra azul grande en el centro, con muchos diamantes más pequeños a su alrededor. Había llevado mis manos a mi rostro sorprendido y emocionado. No podía ser cierto lo que iba a pasar. -- Hae... Mi pequeño pecesito... -- su rostro empezó a ponerse rojo por las lágrimas que empezaban a acumularse en sus ojos. -- Quiero pedirte matrimonio Donghae... No sabes lo... Feliz que he sido desde que te conocí... Llegaste a mi vida para hacerme una mejor persona Hae... Hay tantas cosas que quiero decirte pero ninguna se compara al amor que te tengo... No podría expresar todo con un "Te amo", porque me quedaría realmente corto -- poniéndome a su altura en el suelo, no podía evitar el dejar de llorar.

Mi pecho estaba que explotaba de emoción. Incluso no sabía si seguía vivo, ya que no sentía mi cuerpo. Sólo estaba perplejo con palpitaciones a mil por hora, escuchando cada latido de mi corazón. Hyuk era la persona que había esperando por años para ser sumamente feliz a su lado y ahora, se haría realidad. 

  -- Hyukkie... -- limpié mis lágrimas con el puño de mi camisa sin dejar de sonreír como tonto. Era algo que ya le había mencionado pero el verlo hacerlo, era otra cosa por completo. Quería hablar pero las palabras no me salían, parecía que estaban hechas nudo y este era difícil de desenredar. En medio del acto, sacó el anillo dejando la caja en la cama. Tomó mi mano izquierda, acercando apenas el anillo a mi dedo.

  — Lee Donghae... ¿Te casarías conmigo?--- preguntó de una manera dulce... Con su voz firme al igual que él. Sólo pude asentir viendo cómo el anillo iba entrando por completo en mi dedo hasta llegar a su lugar. Era realmente hermoso.

Observé mi mano un par de veces, queriendo creer lo que estaba pasando. Íbamos a formalizar nuestra relación por completo. Aunque tendríamos muchos problemas en Corea por la noticia, los dos estábamos dispuestos a todo con tal de salir adelante. Quiénes fueran realmente nuestros fans, nos iban apoyar en toda decisión que tomaramos. Hyuk se acercó a mis labios, dejando un besito sobre ellos.

  — La fotografía es una de mis favoritas... Esa la tomamos en Francia a altas horas de la madrugada, ¿Recuerdas?... Ese día renté todo el lugar para estar completamente solos. Disfrutaba el verte tan feliz ... Parecías niño pequeño por todo el lugar — los dos nos reímos recordando ese día — Y el candado... Tienes que ponerlo en la torre Namsan al llegar a Corea. Mi mitad ya está puesta en alguna parte de la torre... Tendrás que encontrar la otra mitad de mi corazón para poder estar realmente juntos ... Se qué lo harás ... Confío en tí Donghae —

  — ¿Habías planeado esto? — aún estaba conmocionado por todo lo que sucedía. Parecía un sueño y no sabía si ya había despertado de él o seguía aún.

  — Lo había planeado de otra manera Hae, pero ya no soporto un día más sin pedirte ser mi pareja para el resto de nuestras vidas. Todos los días tengo miedo de que llegue alguien más y te enamore.... Desde que te Vi la primera vez, supe que serías para mí... Después de conocerte un poco más... Me había vuelto loco por tí —

  — Eish... Todo eso suena acosador en ves de romántico jajaja... — me puse de pie al ver que lo hacía. Suspirando hondo, me acerqué a abrazarlo — Ya quiero estar en Corea poniendo mi mitad con la tuya... Vámonos ya... — asintió besándome y así ambos tomamos nuestro equipaje para regresar conprometidos a casa.

...

  — No hay ningún candado Hyuk... Pon tú mitad para poner la mía — me sentía frustrado por no ver la mitad que él decía entre tantos candados que había en la torre. Otra cosa que me había sorprendido fue que al llegar al lugar, parte de su familia y la mía estaban reunidos en la torre emocionados por nosotros. Al parecer todos sabían menos yo.

  — Busca bien cariño... Recuerda que soy difícil de encontrar —

  — No seas egocéntrico mono... Eres fácil de reconocer por lo feo que eres... —

  — Hijo... No le hables así a Hyukjae — mi mamá me reprendió. Sólo suspiré siguiendo con la búsqueda del maldito candado.

Resignado, eché un vistazo hacía arriba y noté que había un candado como el mío sin tener la otra mitad. Mitad que tenía yo. 

  — ¡YAY! — Estirando mi brazo, logré colocarlo haciendo que ese corazón quedara completo, así como la promesa que había dicho en el viaje. Una vez unido, brillaba demasiado y en lo alto. Había sido un gesto muy significativo.

  — Sabía lo harías pecesito... Ahora nos queda lo más difícil que es hacerlo público, pero vamos a poder con eso... No hay nadie que nos impida el unir nuestras vidas por siempre ... —

















MI ASISTENTE PERSONAL (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora