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V
Amor y dolor amalgamados.


—¿Otra vez llegando tarde?

—Lo siento, es que me quedé dormida—dejó su bolso en el pequeño escritorio lleno de manchas de pintura.

—¿Sigues con lo de los tres trabajos?—ella cruzó los brazos ante el asentimiento de su compañera—. Te vas a volver loca tarde o temprano, Luisa.

—¿Qué otra cosa puedo hacer, Isabela?—le dio un gran sorbo a la taza de café que tenía en las manos—. Necesito pagar los tratamientos de Leticia de alguna forma. De hecho, agradece que no me he prostituido todavía.

—No digas eso ni en broma—la regañó su hermana mayor.

—Total—levantó los hombros con desinterés—, no es que me importe demasiado ni que me gusten las salchichas. Sabes que ese no es mi mundo—le guiñó un ojo.

Isabela suspiró, y mientras su hermanita se quitaba el abrigo, se dedicó a analizarla.

Estaba mucho más delgada que antes, y lucía fatal y demacrada. Su carisma confundía mucho a sus compañeros de trabajo, y todos creían que lo estaba llevando bastante bien, pero para ella, que la había visto crecer, su infelicidad y estrés no podían ser más evidentes.

—Olvida eso y dime cómo está Leticia.

Luisa perdió la fuerza de sus brazos frente al lienzo. Se había quedado en blanco de repente, sin ánimos, sin deseos de continuar con aquel mural que debía entregar en dos días. Nunca antes hacer lo que amaba le había resultado tan pesado.

—Fatal. Sigo pagando las medicinas y tratamientos, pero sé que sólo me estoy engañando. Ya van meses, y no hay ninguna mejora. Los doctores dudan de que haya alguna, y la verdad es que no sé que hacer—se apoyó de espaldas al escritorio— ¿Por qué tuvo que pasarnos esto? No es capaz de hacer otra cosa a parte de desvariar sobre amigos que la visitan, imperios que tiene que conquistar con su familia y sobre ese maldito mocoso—su oscura mirada de pronto irradió odio, y su hermana se estremeció.

—¿Por eso trabajas tanto? ¿Para desconectar de los pensamientos que tienes?

—Me conoces demasiado bien.

Suspiró con pesar y se acercó al lienzo de nuevo. Dio la primera pincelada y frunció el entrecejo. Con ira lo rasgó, y, a patadas, destruyó el caballete, acabando con un golpetazo que impactó secamente en la pared. El silencio se hizo en la habitación, pero un aire tenso se esparció con rapidez. Luisa apestaba a ira y violencia. Isabela la miró asustada y sorprendida. Hacía años que no actuaba de esa manera.

—Maldición—soltó frustrada, y apoyó ambas manos en la pared que había golpeado segundos atrás—. Me he equivocado de tono...otra vez.


🌻👀🌻
¿Qué tal, mis constelaciones?

Nos adentramos en la vuelta final de la historia...qué emoción. 😱 (*˘︶˘*)

Parece ser que Leticia sobrevivió, pero...¿en qué estado se encontrará? •﹏•

¡Déjenme saber sus opiniones! (σˋ▽ˊ)σ

Se despide con arte y furia,
Willy🐙

Sólo somos constelacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora