2- El sabor de sus labios...

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-¡Mejor tarde que nunca!, ¿No es así joven Oh? - escucho el aullido sarcástico del profesor de ética, cuando entro al aula. Bajo la mirada después de echar un vistazo al salón repleto de alumnos - al menos se digna en llegar - lanza un suspiro y prosigue - siéntese junto al joven Park, que al igual que usted, llegó tarde y no tiene pareja para el trabajo en equipo- ¿Qué? Inmediatamente me alarmo al escuchar ese apellido, de pronto siento escalofríos, miro al profesor, suplicándole, implorándole en silencio tener piedad y compasión de mí, pero hace caso omiso a mis suplicas. Mis pies se han quedado pegados al suelo y no puedo ordenarle a mi cerebro que ahora se encuentra en estado vegetativo, que siga funcionando. Me las ingenié para faltar a mis clases anteriores, pero justo es ésta, a la que se me ocurre no faltar, ¡Qué bien por mí!.


-¿Es que se va a quedar allí, todo el día? - Me regaña el profesor - Muévase, muévase - ordena estrictamente mientras hace un gesto desdeñoso con la mano, se gira hacia el pizarrón, dándome momentáneamente la espalda y alza sus brazos para escribir. "Este es el momento, corre" mi cerebro me grita pero mis flojas rodillas no quieren cooperar.


Escucho a todo el salón echarse a reír y lanzar silbidos por algún chiste comentado por el profesor acerca de mí, ¿Qué dijo?, no lo sé, porque mis sentidos, todos, están ocupados ingeniándoselas para poder escapar y no sentarme junto a él.


Trago fuerte el nudo en mi garganta y lanzo una mirada tímida en su dirección, dándome cuenta que está observándome fijamente con fríos y helados ojos verdes mientras juega distraídamente con un lápiz entre los dedos. Está sentado al fondo, lo cual hace de este momento aún más tenebroso. Por fin, mis pies se mueven y camino con paso inseguro hacia el gran pupitre. Camino despacio, muy muy despacio intentando ganar algo de tiempo, algo que me salve de sentarme a su lado, no lo sé, alguna invasión alienígena , o un enorme tsunami, cualquier cosa.


Cuando llego a mi destino, quito mi bolso de mi hombro con timidez, lo deposito suavemente en el suelo al mismo tiempo que tomo asiento, por supuesto, lo más alejado posible de su cuerpo. Escucho cuando lanza un leve bufido y lo miro de reojo cuando pone sus ojos en blanco. Me doy cuenta que para él este momento es tan incómodo como para mí. Enderezo mi espalda y mi cabeza siempre mira al frente, evitando toparme con su mirada. El ambiente está cargado de una extraña pesadez.


"Lo único capaz de consolar a un hombre por las estupideces que hace, es el orgullo que le proporciona hacerlas". Oscar Wilde. Leo en el enorme pizarrón mientras saco lápiz y papel de mi bolso.


-Quiero que me expliquen qué quiso decir Oscar Wilde con esta frase - comenta el profesor golpeado la pizarra con su dedo índice - Mínimo dos hojas, tienen 30 minutos y habrá calificación - la multitud de estudiantes a mi alrededor resopla y se queja, pero Chanyeol y yo, nos quedamos en silencio, tiesos.


-¿Quieres escribir o prefieres que lo haga yo? - balbuceo tímidamente mientras giro solo un poco mi cabeza para observarlo, pero él no me contesta.


-Supongo que eso significa no - digo para mí, juntando mis labios en una mueca extraña.


Intento pensar en algo coherente para escribir en el papel, pero mis sentidos están alertas y pendiente del chico a mi lado, el cual ahora golpea el pupitre con su lápiz. Ese ruido es ensordecedor, por lo menos para mí, ganas de arrebatar el lápiz lejos de él me invaden y estoy seriamente cerca de hacerlo cuando el por fin se detiene.

Bajo los efectos de Chanyeol (CHANHUN) EróticaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora