Capitulo 7

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—Ya que sabes que ha pasado en mi vida durante los años, es justo que me digas que paso en la tuya —mencionó Bruno.

—No hay mucho que pueda contarte. Solo paso un año —contesto la morena.

—¿Un año? ¡Han pasado 9 años desde que te fuiste sin dejar rastro! —objeto el pelinegro.

—Bruno, no venimos del mismo mundo. Pero creo que cierta persona te podría explicar.

Un leve gesto de disgusto había pasado por el rostro de Eva pero desapareció tal cual había aparecido. Bruno lo había visto.

—No tienes que explicarme nada —entrelazo su mano con la de la castaña, que era más pequeña en comparación a la suya—. Estas aquí y es lo único que importa.

Ambos compartieron un dulce beso antes de continuar con su caminata. Durante el recorrido, Eva le contaba que ella había mejorado notablemente gracias a su compañía, y que su recuerdo le dio la valentía para poder charlar con su madre. Luego de eso tuvo que contarle su vida y los conflictos con su familia.

—Estoy segura de que mi familia te hubiera aceptado. No digo amado por que siempre tienen algo en contra de todos —se burló la morena, algo molesta.

El ojiazul sonrió.

—Puedo decir lo mismo de mi padre. Le hubieras agradado —comentó Bruno.

Eva sabia que había pasado con el padre de Bruno, así que para distraerlo del tema lo abrazo y lo beso con dulzura.

—Bueno, incluso si tus padres me odiaran no podría importarme menos. Estoy contigo por que te amo, no por que quiera la aprobación de la gente —sincerizo Eva, con los brazos envueltos en el cuello de Bruno.

El pelinegro volvió a sonreír antes de besar profundamente a su alma gemela, que correspondió el beso, contenta.

—Oye, ¿quieres volver al lugar donde nos despedimos? —preguntó la morena al terminar el beso.

—Si eso es lo que quieres, esta bien —respondió el de traje con tranquilidad.

—Bien. Y si vas a proponerme matrimonio alguna vez quiero que sea en ese lugar —bromeó.

—Gracias por decirlo. Lo tendré en cuenta.

La castaña se rió antes de seguir caminando junto a Bruno.

***

—¿Por que quieres ir a ese parque? —preguntó el ojiazul, curioso.

—Me detuve en ese parque aquella vez por que realmente me gusto. Era muy bonito.

—¿Como es que a veces puedes ser tan linda y a la vez tan sencilla? —preguntó Bruno con adoración.

Y eso fue suficiente para que Eva se sonrojara nuevamente. Él se daba cuenta de esto. Cuando era niño no vio su timidez, pero ahora podía verla.

Su exterior no hablaba por ella.

Ella solo mostraba lo que quería que vieran los demás.

Pero aún así, aquella mañana en el hotel, él pudo ver que en realidad era una chica dulce con un corazón de oro. Él podía jurar que internamente ella era una completa dulzura.

No podía haber escogido a una mujer mejor.

—Te amo.

Ella lo miró con una sonrisa antes de besar su mejilla.

—Yo también te amo.

Ambos siguieron caminando, conversando relajados. Bruno le contaba que quería llevarla a cenar y que si la vida se lo permitía, llevarla a vivir con él. Ella obviamente al escucharlo, dijo que estaría mas que encantada.

My Soulmate [Bruno Bucciarati]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora