||13||

692 85 3
                                    

>Estado: 4 meses...
>Tiempo transcurrido: 1 semana después...


Una semana había pasado y con ella muchos cambios en mi vida. Cambios de los que no me arrepentía que estuvieran pasando, cambios que me hacían acostumbrarme a esa soledad y tristeza que me abrazaba desde que todo esto comenzó (realmente desde el inicio de mi vida). Esas sensaciones que me abrazaban desde que abrí mis ojos y no le pude reconocer. Y sé que es malo acostumbrarse a la negatividad, que no deberías dejarte llevar por ella, pero esa negatividad era todo lo que tenía desde el comienzo, era la única que me entendía día a día y no me juzgaba, la única que me decía que en algún futuro lejano de mi vida todo iba a estar bien. Y Ahora estaba junto a la melancolía, quien me abrazaba mientras tecleaba cada una de las letras de mi computadora, escribiendo la historia de mi vida y con miles de vacíos en ella; desde cómo todo comenzó hasta su posible final.

En toda mi estadía en Busan me había puesto a recorrer una y otra vez las calles que recorrí alguna vez junto a él, hasta que llegaba la noche y subía a esa torre y volvía a ver la ciudad, deslumbrando y sin la neblina tapandola, viendo lo hermosa que se volvía cuando la noche llegaba. Mientras las lágrimas bajaban por mis mejillas y yo presionaba mi pecho con mis manos, sintiendo como el corazón se me estrujaba y dolía. Como toda esa lejanía dolía hasta el punto de no dejarme respirar. Y volvíamos al punto inicial de toda esa remota lejanía por 6 meses que debería durar, como mi corazón le estaba llamando, sabiendo que él era su verdadero dueño. Pero que tristemente nunca llegaba para calmarlo. Volviendo al punto de que ahora solo yo lo podía calmar con los pocos recuerdos que habían en mi mente, pero que tristemente en vez de calmarlo solo hacían que doliera y lo llamara más.

No sabía qué hacer, no sabía si recurrir a él cuando tan solo quedaban 2 meses, o ir hacia a él cuando ya los meses habían pasado y pueda tener mi mente más clara que el lío de pensamientos y recuerdos que era ahora.

Mis amigos, por otro lado, sabían dónde estaba, sabían porque me había ido. Me había encargado de que Mark le dijera a Lucas, que le dijera que estaba bien y que no había dado por finalizada mi vida como lo había pensado luego de verme ir y nunca volver de mi piso. Marcando un antes y después en mi vida, donde dejé el pasado atrás y quise comenzar de nuevo, renacer como un fénix. Y así era, ahora lo estaba haciendo, estaba naciendo de nuevo y mejor (o peor) que nunca. Reparando mis errores y ser alguien nuevo, ser alguien digno de vivir como quiere y no ser obligado a ser algo que no es. Pero, antes de renacer por completo debía arreglar algo por última vez en mi vida, reparar la principal causa de porque me despreciaba tanto en pasado.

Limpie las lágrimas de mis ojos, deje de teclear en mi computadora, tome mi teléfono y me acerque a la ventana, buscando su contacto entre todos y cuando tenía todo listo, la llame, dispuesto a enfrentar mi peor error de todos.

-¿Jeno? -Preguntó y cuando yo solo escuche su voz cerré mis ojos con fuerza y elimine el aire de mis pulmones.

-Madre, tenemos que hablar -le respondí y volví a apretar mis ojos-. Pero no te quiero aquí, no te quiero ver. No quiero verte nunca más en mi vida, odio en la mierda de persona en que me convertiste, y como solo dejabas que me ahogara en mis problemas y jamás me ayudaste a salir de ellos, como siempre decías que Chenle era mejor que yo y debía mantenerse lejos de mi. -Replique haciendo una pausa y volver a hablar-. Odio la mierda de persona que eres, como tratas de admitir que todo lo que soy y fui es una tontería, de que toda la tristeza que me invadió desde mi adolescencia hasta ahora solo fue por una mierda, que solo quería llamar la atención. Como tú y mi padre intentaban hacerme feliz con cosas físicas y nunca con cariño, con intenciones verdaderas. -hice una pausa y sentí las lágrimas volver a salir de mis ojos y bajar por mis mejillas-. Eres una mierda de madre y ¿sabes que agradezco de toda la mierda que soy? -Le pregunté retóricamente-. Que al menos gracias a todo el esfuerzo que di, que gracias a las horas que pasé sin dormir pude salir del infierno que tú misma me metiste. Pero tristemente la marca no la puedo eliminar, no puedo borrar mi memoria otra vez y hacer que jamás te conocí -hice otra pausa y limpie las lágrimas de rabia de mis ojos-. Adiós madre, espero nunca más verte, escucharte o que me llames en mi vida. Ojalá te pudras en tu propio infierno.

Who;;NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora