EL SECRETO

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Arturo, es un chico de 16 años, que vive en Austin, Texas, con su madre (Michelle) y su padrastro (John), desde hace dos años estudia en casa, tras un evento muy inusual.  Arturo de la nada  intento atacar a sus compañeros y maestro, según el psicólogo del colegio el chico debía sufrir de esquizofrenia, llamaron a la policía y fue internado por tres días en el hospital cercano, luego de infinidad de exámenes, no determinaron que le sucedió ese día a Arturo, y su forma tan errática de actuar.

Su madre, vivió un infierno en esos tres días sin su hijo, no entendía porqué sucedió lo que sucedió, un chico que nunca dió mayores problemas, aunque ella siempre supo que era diferente, pues se aislaba, de pequeño jugaba y hablaba mucho solo, su temor a la oscuridad, o a dormir solo, no eran nada normal, pero ella siempre pensó que se debía al abandono de su padre, algo que sucedió cuando Artu tenía solo 6 años.

Michelle se casó de nuevo, con John, y aunque el intento acercarse al chico muchas veces, dejó de insistir con el tiempo, lo que causo que ambos vivieran como extraños  dentro de la misma casa, Michelle seguía criando al niño sola,  la educación del chico, estaba solo en sus hombros, sí Artu, hacía algo o no cumplía con las tareas asignadas, John solo se limitaba a decirle a Michelle… “Habla con tu hijo….”. Eso le dolía a Michelle y muy en el fondo a Artu, que pasado los años deseaba tener a un padre que lo abrazara y que lo protegiera de lo que el realmente sufría y escondía a todos.

Arturo tenía 16 años, aparte de lidiar con su infierno interno, el cual ocultaba, pues súmenle la adolescencia, comenzó a ser grosero y flojo, el típico niño incomprendido que no se dejaba ayudar y eso realmente comenzaba a fastidiar a John quién lidiaba adicionalmente con los problemas económicos de pagar las cuentas de la casa, tanto que comenzó a fracturar la relación con Michelle.

John: Michell, debes hacer algo más que hablar con Arturo Grrrr… viste cómo dejo la sala, ya no solo no recoge su cuarto, no quiere hacer los deberes que le corresponde.

Michelle: Pues bien podrías ayudarme.

John: Nooo… el qué debería ayudarme es él a mí no viste la factura de la electricidad necesitamos bajar los gastos se la pasa enchufado al computador, con los audífonos puestos, o el reproductor encendido y de pasó duerme con la luz prendida. YA NO ES UN NIÑO eso es un gasto innecesario de luz eléctrica….grrrr.

Michelle: Es… que…èl siempre le ha temido a la oscuridad yo.

John: ¡Qué temor ni que temor! sí fuera hijo mío yo ya, le hubiere quitado esa maña… a punta de nalgadas grrrr.

Michelle: ¡Gracias a Dios entonces que no lo es! Gritó. Pero luego se sintió derrotada es que ya ella no sabía como hablar, ni que hacer. Comenzaba a sentir que ella no conocía a su propio hijo. Y se dejo caer, en la silla a llorar.

John: ¡Amor! perdóname es qué me siento tan impotente ver a un chico inteligente encerrado sin ganas de vivir. Necesita reaccionar o decirte qué rayos le pasa.

Michelle: Perdóname tu a mí se que te diste por vencido el siempre se alejo y yo, no colabore en su cercanía y ya es tarde ish ish…

John: Aunque no lo creas no sabes, lo que daría porque ese chico, me quisiera aunque fuera un poquito de lo que yo lo quiero,  sí lo evito, es porque el siempre lo hace. Antes, solo se aislaba pero ahora Michelle, esta insufrible, amor sí no hacemos algo, lo perderás tú también su comportamiento, es solo para llamar la atención.

Michelle: ¡Ayúdame!

John: ¡Siempre!, pero sí realmente quieres, que te ayude deberás aceptar mis métodos. No, me mires así jamás le haría daño eso nunca pero ese chico necesita, un poco de mano dura eso eso todo.

DE DESCONOCIDO A PADREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora