La pesada sensación de un mar de miradas Juliana la conocía de toda la vida. Las sonrisas anónimas, desde la distancia, todavía le tintan las mejillas con una levedad apremiante, haciéndola lucir más indefensa de lo habitual. Pero ella era algo más que un lindo rostro.
Su apariencia y su personalidad no hacian muy buen juego. El verdadero juego era no dejarse engañar del todo por lo que en su rostro podía apreciarse. Un rostro como esculpido a mano con la mayor de las intenciones y la menor de las premuras.
Algunas de sus, ahora admiradorxs no dejaban de mormurar mientras volvían sus miradas, una y otra vez, como intentando llamar su atención.
Juliana, por su parte, no mostraba interés particularmente en nada ni nadie. Apenas y despegaba la mirada de un delgado libro que sostenía delicadamente con su mano izquierda.-Y solo es el primer día. -pensó dibujando un leve arco con sus labios antes de pasar la página.
Y no solo los chicos murmuraban en sus narices toda clase de comentarios, sino las chicas también.
El exceso de delicadeza que destilaba, su presencia, la atención que llamaba, parecía ser demasiado. Su presencia les era algo molesta para unas, era como si la vieran como la mayor competidora, y que ya empezaban a etiquetarla de "perra", sin ella ni siquiera haberle dado la atención a ningún chico.
Valentina no se quedaba muy atrás con eso último. Pero, en su defensa, no se trataba de una idea devenida de aquello que veía en ella, en su tan indeseable presencia, ella sabía muy bien que no era cierto porque conocía como eran los rumores mejor que nadie.
Pero en su caso la envidia pudo con ella y era la que la empujaba.
Era su orgullo de reina el que había salido más lástimado de todo eso.
Juliana en otro intento de recobrar un poco el sentido de la normalidad, alza la mirada por un breve instante. Una mirada ardida atrajo su atención y la confrontó por no menos de cinco segundos antes de enfrascarse, nuevamente, en su burbuja lectora.
-No me digas que... -musita al reabrir el empastado color vino; -me toca lidiar con otra niña de la realeza.
Desliza el dedo indice de su mano libre por el dorado borde de las páginas, de arriba hacia abajo. Para ella la nueva escuela es solo una muy tediosa reiteración de las anteriores.
Porque, desde que tiene memoria, los espacios públicos le son asfixiantes. El ambiente escolar le es asfixiante en escalas que ni ella se atreve a clasificar.
Vio a la castaña a la distancia y ya sabía que se le acercaría tarde o temprano, y ahora de espaldas, se había convertido en la premisa de otra desventura cuyo guion ya lo conocía de memoria, porque siempre habia sido, y será, la misma historia de siempre.
Al menos esa era su forma de percibir lo que sabía que era repetitivo en el mundo, o al menos en el suyo.
Entonces una palmada en la espalda la agarra desprevenida. Su respuesta, además de brincar por la sorpresa, fue teñir su rostro de un rojo tan alucinante como tierno. La causante de aquello no venía sola.
-Vaya, ¿Te asusté? -dice la desconocida con verdadera sorpresa; -No era mi intención. Perdón, hasta te pusiste algo rojita y tierna.
-No pasa nada. -responde Juliana avergonzada hasta la médula por semejante introducción y además porque no estaba acostumbrada a los halagos; -Sólo me sorprendí un poco.
De alguna forma, la sonrisa de aquella desconocida empezaba a calmarle los nervios.
De cabellos castaños y una sonrisa cálida muy carismática, la desconocida sería la primera en no dejarse llevar por el tráiler que, desde siempre, representaba la belleza con la que Juliana tenía que lidiar.
-Soy Vera. -dice tendiéndole la mano con simpatía. -Ellas son Carli y Marce.
-Lo que dijiste en clase, fue lo más. -Suelta Carlota a punto de estallar. -¡Mereces una medalla por eso!, ¡Ya soy fan!
Todxs rieron secundando aquella afirmación como algo que debió, en efecto, haber sucedido. Su proeza del primer día, la primera de muchas que sabe que vendrán, no terminó siendo del todo una pesadilla. Aunque el mal sabor de boca no se le borraría en largo tiempo.
Pasarían el resto del receso charlando de mil y un cosas sin sentido. Sería hasta el sonar de la campana, al verse a sí misma, codo a codo con la ya no tan desconocida Vera, que reconocería por fin lo que es una bienvenida sincera y amigable.
El primer día no sería ya su hazaña en la mañana. El primer dia sería, ahora, una mirada directa hacia un presente lleno de posibilidades imprevistas.
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Reinado [Juliantina]
FanfictionValentina es la reina de la escuela, pero un día todo cambia gracias a una pelinegra recién llegada de Texas, Juliana Valdés, quién sin quererlo la destrona.