Capítulo 12

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Ya en la mañana siguiente, su ánimo se vía un poco más aplacado. Se notaba incluso hasta en su semblante, y en este la calma parecía haber construido un templo. Sonreía y lo hacía mucho. Las miradas volvían su curso hacia ella, pero era distinto y no lo notaba como lo notaría en su cotidiano habitual.

Los "buenos dias" bamboleaban de un lado a otro y ella, con aquella encantadora sonrisa, los devolvía, uno por uno. Era distinta, una Valentina muy distinta. Y las voces empezaban a preguntarse sobre el repentino cambio de actitud de la reina de las egocéntricas.

Los dictámenes de aquella mañana habían eliminado por completo a toda la competencia. Solo la sangre azul daba de qué hablar por los pasillos desde muy temprano en la mañana, porque hasta eso habría hecho diferente.

Su horrible sobrenombre empezaría a desvanecerse sin ella siquiera notarlo.

Y Lucho notaría el cambio, porque la miraba de lejos, pero no se confiaría de aquello y mantendría su palabra de mantenerse distante.

Fue entonces cuando "la príncesa de once" se cruzó entre ellos y prestó la mayor de las atenciones, sobre todo al modo en que Valentina desviaría su mirar para toparse con ella.

-Tiene que ser una broma -se dijo llevándose las manos al pecho. En su rostro podía vislumbrarse todo un festival de colores; -¿Será que me lo imaginé?

Juliana, Siempre cabizbaja, avergonzada, respondía los numerosos buenos días que recibía. Vera aún no aparecía para rescatarla de su propia contrariedad. Marcela y Carlota, a pesar de ya estar en la escuela, permanecían también ausentes.

Probablemente yacían absortas en otro de sus duelos de básquet pre-clases.

Valentina, ahora sonriente y tranquila, la veía alejarse a paso temeroso. Y le punzó el pecho en el instante mismo en que su mente suplantaba el uniforme por aquel overol azul y playera de rayas blancas con negro del día anterior. Apartó de golpe la mirada y se sintió abrumada por un instante.

Nayeli, a su lado, estudiaba con atención sus reacciones, sus expresiones y gestos. Sabía que aquella tranquilidad venía disfrazada por algo que ella intuía, por algo en lo que estaba interesada en sacar a flote.

La idea le era no solo interesante sino malvada y muy divertida.

Ella sabía que sería difiícil llevarlo a cabo, pero era cuestión de persistencia, una persistencia laboriosa, titánica. Y engañar a Valentina sería la parte más sencilla.

Había crecido con aquellas niñerías eternas y berrinches colosales, así que sabía cómo lavarle el cerebro a su mejor amiga, Casi a voluntad.

-La vida sería maravillosa -comenta rodeándole los hombros-; si siempre actuaras así de normal.

-Siempre tienes que exagerar. Yo soy normal.

-No siempre, querida amiga. No siempre.

Rieron a más no poder. De verdad se trataba de un despertar distinto, de una Valentina distinta, y a ella le complacía aquella nueva forma de ser repentina.

No dejaba de ser la misma que venía conociendo de toda la vida, pero era tan distinta al mismo tiempo.

La que nunca había respondido los buenos días, rebozaba de una bondad repentina. Y los chicos volvían a suspirar por ella. Y las chicas volvían a tenerle cierta admiración.

Y Luis se volvía un ocho, pensando y pensando sobre lo que había visto, o lo que había creído ver, mientras sus amigos le preguntaban si se encontraba bien.

-Todo bien. Todo en orden.

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⏰ Última actualización: May 30, 2020 ⏰

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Reinado [Juliantina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora