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— Bueno... Y-yo tengo que regresar a trabajar — Dijo el Omega con un ligero sonrojó en sus mejillas — Adiós, Jeno — El Omega le sonrió — Esperó volver a verte.

El Omega se dio la media vuelta dispuesto a irse, pero antes de que siquiera pudiera dar un paso, un suave agarré sobre su muñeca lo hizo detenerse, girando su rostro para encontrarse con la mirada triste del Alfa, mirándolo con sorpresa.

No sabía porque había hecho eso, pero definitivamente no quería que el Omega se fuera. Podría pasarle algo estando solo y él no quería nada y nadie lo tocará o le hiciera daño. Simplemente quería cuidarlo y protegerlo, aunque no sabía el motivo de aquello.

— No, no te vayas — Le dijo, soltando su muñeca y haciendo un puchero con sus labios — ¿Puedes acompañarme para hablar con el dueño? — Preguntó, juntando sus manos en forma de súplica, haciéndole ojitos de cachorro al Omega. Acción que le pareció muy adorable y tierna de parte del pelinegro, haciéndolo reír.

¿Cómo negarse ante aquello?. DongHyuck asintió, haciendo que Jeno sonriera formando con sus ojos dos medias lunas.

Ambos chicos se acercaron hacia la puerta. Jeno tocó levemente y enseguida escuchándose un fuerte y claro “Adelante” de parte del chino. Jeno colocó su mano sobre la perilla, girándola y abriendo lentamente la puerta hasta que esta estuvo totalmente abierta y antes de entrar con su mano libre entrelazo su mano con la del castaño, haciendo que lo mirará sorprendido, pero con un notable sonrojó en sus mejillas. Jeno le sonrió y el Omega le devolvió una pequeña sonrisa tímida.

Ambos caminaron juntos con sus manos agarradas fuertemente como si tuvieran miedo de perderse el uno del otro hasta que, finalmente llegaron hacia donde el chino se encontraba. Y al parecer estaba furioso, porque gritaba, sus ojos estaban dorados y podían sentir el fuerte aroma a Canela del chino. Un sollozó se escuchó después de que el chino dejará de gritar, dándose la media vuelta, tratando de calmarse y sentándose en su silla, apoyando sus codos sobre la mesa y masajeaba su cien, claramente estresado.

— L-lo siento... P-pero cometí un gran error en hacerle algo así a mi propia hija.

Se escuchó la voz de Lamí y Jeno no iba a negar que se sintió un poco mal por ella.

— Tú prometiste que me darías a la niña, Lamí. — Dijo — ¿Sabes cuántos hombres pudieron haber pagado una fortuna por ella?.

Tan solo escuchar esas palabras hacían que la sangre de Jeno hirviera en furia, provocando que sus ojos se volvieran verdes y desprendiera un poco de su aroma, claramente enojado.

No podía seguir escuchándolos.

Incluso, se alegraba de haber sacado a la pequeña niña de su casa para llevarla con su padre, donde estaría a salvo. Hizo un puño con su mano libre y comenzó acercarse hacia ambos. Ninguno de ellos había notado su presencia, así que los sorprendió cuando habló.

— ¿Cuánto dinero pides para dejar en paz a la niña? — Preguntó, mirándolo enojado con el ceño fruncido. Lucas se sorprendió al escuchar las palabras del Alfa, pero luego sonrió.

— Vaya... — Lucas colocó sus dedos sobre su barbilla, fingiendo pensar — Esa niña vale millones... ¿Cuánto tienes para ofrecerme? — Dijo, mirándolo incrédulo.

— Pon el precio y yo te doy el cheque.

— Me gusta tu actitud... Pero, creo que te saldrá un poco caro, ¿Realmente piensas pagarlo?.

— ¿Cuánto? — Preguntó demandante mente el pelinegro.

— 20 millones.

— J-jeno — Habló la Omega, haciendo que el pelinegro la mirará — No lo hagas — Dijo — Es mi culpa.

El Alfa no respondió, desviando su mirada hacia el chino.

— Trato hecho — Aseguró, sacando de su bolsillo una pequeña libreta llena de puros cheques en blanco. Jeno sacó una pluma de esta misma y comenzó a escribir la cantidad pedida por el chino, firmándolo.

Cuando el cheque estuvo listo, se acercó hacia el chino, extendiéndole el trozo de papel. Lucas lo tomó entre sus manos con una sonrisa satisfactoria.

— Deja en paz a la niña y a su padre.

— Un trato es un trato — Respondió — Muchas gracias por su compra, señor.

Jeno rodó los ojos, dándose la media vuelta, comenzando a dirigirse hacia el Omega que miraba todo atónito y sin entender del todo lo que ocurría. Volvió a entrelazar sus manos, dispuesto a irse con el Omega, pero antes de hacerlo, Lamí lo detuvo.

— N-no debiste hacerlo, Jeno — Dijo, haciendo que Jeno la mirará — Es mi problema, no el tuyo.

— No me importa si es tu problema o no — Respondió secamente, mirándola fríamente — No lo hice por ti — Negó — Lo hice por Jaemin y por Chaewon, porque prometí cuidarla y protegerla. Y eso es lo que estoy haciendo.

Sin decir nada más, Jeno continuó con su camino hacia la puerta, saliendo por esta junto al Omega, que permanecía en un profundo silencio, perdido entre sus pensamientos.

El Alfa detuvo sus pasos, girándose para mirar al castaño preocupado.

— ¿Estás bien? — Preguntó, colocando ambas manos sobre las mejillas del castaño. DongHyuck asintió torpemente ante su pregunta,  perdiéndose en los ojos del pelinegro.

Sus rostros estaban muy cerca y DongHyuck sentía que en cualquier momento las piernas le fallarían por la escasa cercanía entre ellos mientras que Jeno tenía la mirada fija en sus rosados labios, deseando besarlos.

Cuando se percataron de lo muy cerca que estaban, ambos se separaron con un ligero sonrojó en las mejillas.

— Antes de irme... Y-yo quisiera saber si mañana te... ¿Te gustaría tener una cita... Conmigo? — Dijo, mirándolo nervioso.

El Omega sonrió y asintió con su cabeza, acercándose hacia él para dejar un suave beso sobre su mejilla, sorprendiéndolo.

— Nos vemos en unas horas — Dijo, tomando su mano, dejando un pequeño trozo de papel entre ellas que contenía su número de teléfono. Para después comenzar a irse, dejando a Jeno con una sonrisa boba en el rostro en medio del pasillo.

La mejor madrugada que había tenido.

[♡]

Gracias por leer 💖

Gracias por las 22K de leídas T_T
No saben cuanto lxs amo💗


All With You [RenMin/JaeJun](Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora