El día amaneció totalmente nublado, las nubes en el cielo amenazaban con caer sobre ellos y las gotas parecían caer de baldes.
Aun así y con los peligros que corrían, el duque decidió ponerse en marcha hacia su destino, todo mojado y sin importarle mucho las condiciones de su viaje, decidió tomar un caballo y avanzar de esa forma, cabalgando
Uno de sus lacayos quedo a cargo del carruaje, con las instrucciones de seguir avanzando cuando el clima mejorar un poco, ya que allí seria donde viajaría Annabell si su condición se lo permitía.
El caballo le dio más libertad de movimiento y sentía ansiedad ante el poco camino que le faltaba recorrer para llegar a su esposa.
Aun así, sus preocupaciones eran grandes.
Sus lacayos le seguían el paso y no hacían pregunta alguna por su velocidad. Logro detenerse solo para comer y tomar algo, pero al parecer todos allí parecían tener prisa por llegar, no porque ellos tuvieran algo más importante que hacer, sino más bien por la expresión que tenía el duque y la lealtad que había jurado ante él, por lo que no se retrasaban ni un minuto más de lo que lo hacia el mismo David en sus alimentos y bebidas.
Exhausto por la noche y luego de tanto andar llego entonces al pequeño pueblo donde su esposa se había escondido, había tenido que pedir algunas indicaciones para llegar exactamente a la pequeña casa que ella ocupaba, sin embargo, el esfuerzo había valido la pena
La casa se veía un poco deteriorada, pero era obvio que alguien había puesto empeño en que se viera presentable.
El jardín se veía bien cuidado, la reja que le protegía se veía fuerte y las ventanas y cortinas desde afuera se veían limpias, por lo que se relajó un poco al ver que su mujer vivía en un buen sitio
-quien anda ahí fuera, identifíquese-pregunto la voz de una mujer joven, que claramente no era la de Annabell, el duque se preguntó quién seria
-el duque de Stranfol, esposo de la señora de esta casa-contesto entonces este saltando de su caballo y retirando los guantes que le cubrían sus manos, sus lacayos aun alertas siguieron sobre sus monturas
El jadeo que salió de la boca de la joven fue perceptible, si él era un duque no podía impedirle la entrada, mucho menos si era el esposo de su señora, por lo que se apresuró a salir de su escondite con la vela que llevaba en su mano encendida e ilumino el camino acercándose a los caballeros imponentes que se encontraban en la entrada del hogar de Annabell.
-adelante su excelencia-saludo está haciendo una torpe reverencia y abriendo la pequeña puerta que impedían la entrada de intrusos al lugar-la señora se encuentra descansando, ella no está nada bien
-diríjame inmediatamente donde esta ella-la dijo, ordenándole y se dio vuelta hacia sus hombres, aten los caballos y no hagan demasiado ruido cuando se acomoden, si mi esposa no se encuentra en buen estado no quiero que nos convirtamos en una molestia y empeorar su situación.
Todos sus lacayos asintieron e inmediatamente se encargaron de cumplir las órdenes de su señor
David se adentró a la casa siguiendo los pasos de la muchacha que le guiaba
-la verdad es que la señora se encuentra mal, el doctor viene todos los días y le da un te que le ayuda con los dolores, pero ya sabe, no todas las mujeres llevan su embarazo de la mejor manera
David se detuvo al escuchar el final de la oración que tan rápidamente había pronunciado aquella joven.
-como a dicho muchacha, vuelva a repetir lo que dijo-aunque fue una orden, fue dicha en voz tan baja y las expresiones del duque eran tan compungidas que parecieron, más bien, una suplica
-que el estado en el que se encuentra la señora es malo a causa de su embarazo y que el doctor
-eso lo escuche bien- dijo David cortándole el discurso, entonces, se dijo a si mismo que no había escuchado mal, que su esposa se encontraba embarazada,
Un bebe, pensó este, mientras le hacía seña a la muchacha para que siguiera camino, un bebe como el que Sara tenía con Marcus, un bebe para cuidar, algo que era enteramente creado por el amor que sentía hacia su mujer, un bebe que últimamente había estado deseando en sobre manera.
Los pasillos parecían largos, sin embargo, sabía que se trataba de su desesperación por llegar que por otra razón.
Entonces vio como la joven se paraba frente a una puerta giraba el pomo, (acción que lo hizo contener el aliento) y abría muy despacio intentando hacer el menor ruido posible mientras le extendía la vela para que la llevara el mismo y le cedía el paso, como si supiera que necesitaba en ese momento de intimidad
-voy a preparar algo para que usted y sus hombres se alimenten, lo más probable es que ella no despierte hasta mañana-anuncio antes de dejarlo allí, solo.
Entro lentamente a la habitación, que solo era iluminada por la luz de la luna que ingresaba por la pequeña ventana que había en la habitación.
Con la vela que estaba en sus manos, ilumino sus pasos hasta llegar al borde de la cama, donde se podía ver un bulto cubierto de mantas, se acercó lentamente cuidadoso de no hacer ruido y se sentó sobre la silla que se encontraba a un lado de la cama
Lo que encontró, no le gusto en absoluto
Labios pálidos, el contorno de sus ojos cerrados, violetas y su piel parecía desmejorada, incluso y aun cuando se encontraba dormida, se podía notar a una mujer cansada y adolorida
De pronto una pequeña queja salió de los labios de ella y él le susurro palabras al oído y pequeñas caricias a su vientre ya crecido de unos pocos meses que al parecer le hicieron calmar ya que sus movimientos y quejas cesaron
Luego de estar un tiempo con ella y renuente a separarse, se puso de pie dispuesto a buscar un lugar donde poder pegarse un rápido baño y comer algo antes de volver a ser durante el resto de la noche, el centinela de su esposa.
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Si No Es Demasiado Tarde Para Pedir Perdón #2.1
Historical FictionDavid conocía lo que era el dolor de perder a la familia, de perderlo todo. Por esa razón cuándo, Anabel llegó a su vida, intentó ayudarla con el problema que la atormentaba en aquel momento. Sin embargo también la quería en su vida para que ella ll...