Sara Wenblok acepto gustosa tener compañía durante esos días, sabía que tener a la madre de Annabell viviendo junto a David era muy arriesgado, por esa razón, por qué se encontraba en una etapa algo avanzada de su embarazo y porque quería poder ayudar a su hermano de alguna manera, había aceptado sin problema alguno que la dama se quedara con ellos en la casa, por lo que casi de inmediato David había respondido a la solicitud de la dama que le había escrito con anterioridad.
Lo días seguían pasando, la madre de Annabell se acomodó en la casa de Sara, el duque en persona, se había encargado de llevarla hasta la casa de su hermana.
La mujer rubia, en realidad no se parecía en nada a su esposa, además de su aspecto, la dama de baja estatura y regordeta, cargaba con ella un rostro muy triste y cada frase que salía de su boca estaban cargado de sabiduría y bondad.
Contando con la compañía de la Señora Melanie, no le había quedado más que aceptar algunas de las invitaciones a las veladas.
Por lo que allí se encontraba tomando del brazo de la mujer a la que le sacaba un par de cabezas ingresando al salón donde se llevaría a cabo uno de los bailes más importantes de la temporada.
Le sonrió con simpatía y la ayudo a bajar los escalones que separaban la entrada del gran salón, esta le devolvió la sonrisa, y ambos esperaron a Marcus y Sara que venían tras ellos.
-acompáñenme a saludar a algunos conocidos por favor- pidió Melanie- me temo que hace un tiempo que no me paseo por estos sitios y hay gente que no veo hace algunos años.
Y así fue como durante toda la velada, la señora se mantuvo saludando a sus amistades, dejando caer disimuladamente la sensación de que Anna se encontraba solo de viaje y que ella había vuelto a Londres a hacerle compañía a su yerno quien su hija afirmaba, se perdería todos los eventos si alguien no le obligaba a asistir.
El, encantador como siempre, le seguía la corriente a la dama, y aunque no le gustaba mentir, menos le gustaría la idea del nombre de su mujer estando de boca en boca, por lo que solo afirmaba lo dicho por la dama y conversaba con la gente como si nada pasara.
Esa noche y luego de haberse despedido, dejando a su acompañante en la puerta de la casa de su hermana, se dirigió a la propia sabiendo que estaba siendo vigilado por el detective y la gente que trabajaba para él.
Entro por la puerta principal y le tendió su abrigo a su mayordomo quien lo había esperado despierto, aun cuando él ya le había autorización para descansar cuando volvía tarde, sin embargo, este se negaba a dejar su puesto de trabajo hasta que su señor se encontrara acostado y sabiendo que ya no se necesitaría de sus servicios.
Se encamino hasta la sala de visita, que por alguna razón le hacía acordar a su esposa, quizás porque era la única sala que ella había redecorado dejando su toque, y se sorprendió al notar que el té estaba servido.
Miro interrogante a su alrededor dispuesto a preguntarle a su mayordomo que hacia eso allí, pero la respuesta se presentó sola en forma de una joven mujer que se le acercaba con una sonrisa coqueta en la cara
- ¿té, excelencia? -Pregunto la mujer sensualmente mientras se acercaba a él, cotoneando las caderas, y sin esperar que el contestara le sirvió y se sirvió a ella misma tomando lugar en el sillón que siempre usaba su esposa
-señorita, me temo que se está tomando atribuciones que no le corresponden, le ruego que se levante de allí, ese lugar le corresponde a mi esposa-hablo el duque sin inmutarse ni un poco cuando la mujer allí presente se inclinó un poco dejando a la vista gran parte de sus senos.
-lo siento excelencia si lo estoy ofendiendo, o estoy siendo atrevida, solo me gustaría hacerle saber que mis intenciones no son más que hacerle sentir mejor.
La mirada del duque se volvió más pétrea aun sabiendo el camino que tomaría aquella conversación
-me temo señorita que esta conversación no tiene ni pies ni cabezas, por lo que le suplico que vuelva a sus labores y me deje solo-su voz era cortante, su autoridad se podía notar en cada silaba mencionada, aun así, la mujer se acercó insistiendo, casi estando sobre él, quien no retrocedió en ningún momento, pero se encontraba más que preparado para detener los avances de la dama.
-como le dije antes, solo quiero hacerlo sentir mejor, y sé de una manera que lo hará sentir muy bien, solo déjeme a mí-afirmo para luego intentar besar los labios del hombre, pero él fue más rápido, le agarro de los hombros y la empujo apenas un poco alejándola.
-tengo una esposa a la que respeto y amo.
-ella lo dejo-contesto antes de que el pudiera decir más, haciendo un puchero que esperara se viera sensual- y le aseguro que yo soy mucho mejor que ella y que recibir mis favores le ayudaran a olvidarla-se cruzó de brazos para provocarlo ya que al hacerlo, lograba que, con el escote pronunciado que tenía su vestido, se viera el comienzo de sus pezones.
El seguía sin darle la atención que ella deseaba, dejándola allí con los brazos cruzados le dio la espalda
-tal vez lo allá echo, sin embargo no por ello voy a faltarle el respeto, ni romper la promesa que hice al altar y no se preocupe, voy a contar con toda las atenciones que ella me ofrezca cuando vuelva-afirmo antes de mirarla sobre los hombros, una vez más con una mirada poco apreciativa-y le pido por favor que no se vuelva a acercar de esa manera a mí nunca, y que le quede en claro que si está buscando un protector, no lo encontrara en mí, ahora vuelva a sus tareas o renuncie, cualquiera de las dos será bien recibidas -termino saliendo de la sala
Nunca había tratado mal a ninguno de sus empleados mucho menos a una mujer, sin embargo, la propuesta de aquella "señorita" había logrado enervarlo, ahora entendía las miradas de reproche que recibía de su esposa cada vez que le sonreía con amabilidad a quien el creía una inocente jovencita que trabajaba como doncella de Annabell.
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Si No Es Demasiado Tarde Para Pedir Perdón #2.1
Ficción históricaDavid conocía lo que era el dolor de perder a la familia, de perderlo todo. Por esa razón cuándo, Anabel llegó a su vida, intentó ayudarla con el problema que la atormentaba en aquel momento. Sin embargo también la quería en su vida para que ella ll...