Empresa

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Me desperté con sueño todavía. Tenía que trabajar, ya no laboraba en el restaurante donde duré casi un año. Ese restaurante que me iba a gustar desde siempre, desde el día en el que empecé. Jamás olvidaré John's Restaurant. Sigue funcionando, ha habido reformas y nuevos empleados. Ya no estaba Ryan, él estaba con su novia en otra ciudad.

Ahora trabajo de secretaria en la empresa de Harry. La diferencia, es que yo debo ir un poco más tarde y él pronto al igual que siempre.

¿Qué hay de Harry? Pues vivimos junto. Sí, han pasado dos años desde entonces, y queríamos ya vivir una vida los dos juntos. Nunca me iba a quejar de estar con él. De momento.

No hemos hablado sobre tener hijos aún, normal, típico, quiero decir, somos jóvenes y aún no sabemos la sensación de cuidar a un niño. Tampoco me ha pedido matrimonio, y tampoco espero que lo haga. Pero si lo hace, me haría feliz.

En fin, ahora mismo estoy en la mesa que me asignó Harry, un poco más limpia de lo que estaba antes. Mientras no hago nada, contaré muchas más cosas.

Connor, mi hermano, sigue en Bradford con su novia y su monísima hija. De vez en cuando viene aquí, pero él ya no se preocupa como lo hacía antes. Harry y él se llevan muy bien, por eso decía que Connor ya ni se preocupaba por mí. Su hija, ha crecido y aún se acuerda de mí.

Ryan, como anteriormente os había dicho, se fue con su pelirroja en otra ciudad, que ahora no recuerdo muy bien donde era ni como se llamaba. No sé nada de él desde que se fue.

Jack ya no vive en Londres. Está en Alemania que no sé qué hace ahí. Me lo contó una vez, pero ya ni me acuerdo. Ya no nos hablamos.

Y bueno, esos son las personas que admiro desde hace un buen tiempo. Un largo periodo. Y aquí estoy, sigo viviendo.

-Cai -dijo la voz ronca de Harry-, necesito que llames a la agencia de coches, ya sabes cuál, y les digas que debo adelantar la reunión. Si dicen cualquier cosa, no dudes en pasármelos -asentí-. Por cierto -se acercó y me besó-.

Sonreí cuando se separó. Los trabajadores ya sabían que estaba saliendo conmigo, y a nadie le importaba ya.

Llamé a la agencia que segundos antes Harry me había mencionado. Y bien que había dicho él, me preguntaron el por qué. Tan solo se lo pasé a Harry, desde su teléfono en el despacho. Colgué el teléfono y miré los archivos que tenía que mirar. Suspiré. Era bueno estar trabajando por tu novio, pero era agotador. Este sitio, al verlo, me vienen muchos recuerdos de hace dos años atrás.

Me acuerdo de Jack, el chico que me hizo feliz en su momento. Solo tengo un recuerdo bueno, y era ese, Jack. Oh... Ahora que lo recuerdo, mentira, os estoy mintiendo, otro buen recuerdo fue ese día en el que la chica rubia de bote, uno de los empresarios, Jack, Harry y yo estábamos reunidos en el despacho de Styles, y él echó a la rubia porque se equivocó en algo de los papeleos. Hablando de ella, Harry tuvo el comunicado, en el que decía que esa chica ya pagó lo que debía a otra empresa. Él se alegró por eso, le vi sonreír ese día.

Miré la hora, era mi hora de descanso. Cerré los archivos y volví a ponerlos en su sitio. Miré el reloj que había a mi derecha y suspiré. Era hora de comer, me dispuse a irme, pero algo me detuvo.

-Debo hablar contigo -me dijo la mano derecha de Harry, asentí y me llevó un poco más lejos de toda la oficina-. Eres la novia del Sr. Styles y creo que debe saber las situaciones que hay en esta empresa -volví a asentir-. Verá, últimamente los trabajadores se quejan por su salario, la empresa continúa, pero se está derrumbando por la crisis que hay -lo miré-, Styles ha hablado de ir despidiendo, y eso acabaría totalmente con la empresa. Ante todo, te estoy comentando esto, por que trabajas aquí, eres su novia y creo que deberías saberlo -suspiré-.

-Muchísimas gracias por comentármelo Sam -sonreí-.

-Un gusto -sonrió y lo miré-. Bueno, siento haber interrumpido su hora libre -dijo mirando su reloj y sonreír de nervios-.

-No importa -dije con la misma sonrisa-, hablaré con Harry.

-Te acompaño -dijo-.

Me dirigí hasta el despacho de Harry. Sam me recordó muchísimo a Jack, cuando él era la mano derecha de Harry, su mejor amigo. Ahora, es como si Sam sustituyera eso.

Sam, era un apuesto chico alto, rubio o moreno, como lo deseas ver. Diría que es mucho más mayor, de unos 28 años ¿puede ser? Era atractivo y tímido. Era guapo y podía mojar bragas en esta misma empresa. Hacía el mismo trabajo que anteriormente hacía Jack, por eso había comentado antes que me recordaba a él.

Al estar delante del despacho de Harry, llamé, se escuchó un adelante y al verme, se levantó y sonrió. Sam, que iba detrás de mí cerró la puerta. Caminé hacia mi novio, y sonreí. Me senté en su mesa, cruzando las piernas, ya que llevaba una falda negra, estrecha y que me hacía notar las curvas.

-¿Cómo estás cariño? -Él se me acercó y me depositó un pequeño beso en los labios-.

-Bien -sonrió-. Ya sabes, con mucho trabajo -asentí y miré a Sam, que nos miraba, al mirarlo él bajó la mirada-. Deberías estar trabajando -le dirigió a Sam-, sé que eres mi mano derecha, pero no puedes estar todo el tiempo a mi lado Sam -éste lo miró sorprendido y asintió marchándose, miré a Harry, y él a mí-.

-¿Te pasa algo? -Negó y se acercó a las ventanas gigantes, mirando la ciudad-.Si ocurre algo, puedes contármelo, ya lo sabes -él se giró-.

-¿Por qué crees que me pasa algo? -Me miró serio y me bajé de la mesa, me acerqué a él y me dio la espalda-.

Harry tenías las dos manos en los bolsillos del pantalón. Lo abracé poniendo mis brazos por los huecos que quedaban. Apoyé mi lado izquierdo de la cara en su espalda y suspiré.

-Estoy estresado, eso es lo que me pasa -dijo él, me separé y se giró-. No hay nada por qué preocuparse -acarició mi cara-. Tengo muchísima suerte de tenerte a mi lado por tanto tiempo -se sinceró-, eres la única persona que me puede tranquilizar -me abrazó y me dio un beso en la frente-. Te quiero tanto -dijo mientras se separaba-.

Le sonreí, y me soltó el pelo, ya que lo tenía recogido. Puso una mano adentrándose en mi cabeza, y me dio un beso en la nariz.

-Te quiero -dije cerrando los ojos al notar su cálido beso en mi nariz-.

Los volví a abrir, y miré su rostro con una sonrisa falsa. Me dio un beso en la comisura de los labios.

Estaba preocupada, algo le pasaba. A parte de que su empresa iba mal, algo de él por dentro le incomodaba.

-Te voy a ser sincero -dijo separándose y yendo a la silla, miré por la ventana y decidí sentarme igual-. La empresa va mal -dijo él algo triste-, creo que debería cerrarlo. La crisis me afecta también, los trabajadores piden más dinero... No puedo seguir -dijo-.

El día y la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora