✨Capítulo 18✨

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...

Me encontraba corriendo al lado de la camilla que los médicos estaban arrastrando por los largos pasillos de aquel hospital. Mis piernas se sentían débiles, y aunque intentaba mantenerme estable, todo mi cuerpo no dejaba de temblar.

—Hasta aquí puede acompañarnos señorita. —soltó aquel médico antes de entrar por aquellas puertas con sus ayudantes.

Intenté mantener el quilibrio pero, a penas si me di cuenta y ya estaba tirada en el suelo.

—¡Amber!

Los pasos de Jimin acercándose me hicieron reaccionar, por suerte me ayudó a levantarme.

—Elizabet... se-se la llevaron. —hice el esfuerzo por hablar correctamente a pesar de estar titiritando.
—Lo sé, pero Amber escuchame. -agarró de mis dos hombros—. Debes cambiarte, tu ropa está ensopada.

Dirigí mi mirada hacia el suelo y éste estaba mojado debido a las gotas de agua que se desprendían de mi ropa.

—¿Y Anita? ¿Dónde está Anita? —comencé a observar hacia los alrededores con desesperación.
—Ella está bien. No la he traído aquí para no preocuparla, pero está con Tae. ¡Enfermera! —llamó a aquella chica que estaba caminando del otro lado del pasillo—. Porfavor ¿puede asegurarse de que ella pueda cambiarse de ropa?
-Pero, tú también estás mojado. —contestó.

Aunque escuchaba todo lo que ellos estaban diciendo, mi mirada se mantenía fija en algún punto de aquel pasillo.

—Escuchame Amber. —hizo que lo mirara—. Iré rápido a mi casa y te traeré algo de ropa, pero vendré rápido ¿está bien?

Asentí levemente con mi cabeza mientras que él dejaba un pequeño beso en mi frente, luego de eso se marchó.

—Señorita acompáñeme por aquí.

La enfermera me dirigió hacia una habitación cercana de allí, no tuvimos que caminar mucho realmente.
En cuanto entramos a la habitación, abrió un armario donde sacó un conjunto que suelen utilizar los que deben quedarse internados.

—Por ahora lo único que puedo darte es ésto. —lo dejó sobre la camilla que estaba en el centro de la habitación—. Ahora te dejaré sola para que puedas cambiarte.
—Gra-gracias.

Ella me dirigió una sonrisa antes de marcharse, y luego de eso solo me dejé caer en la camilla. Lo sé, debería cambiarme, pero mi cuerpo parece no reaccionar a las ordenes que mi cerebro intenta mandarle. De algún modo estoy dejando fluir lo que por muchos años intenté retener; mi debilidad. Desde aquel día siempre he intentado ser una chica fuerte, en primer lugar por Anita, no dejaría que ella pudiera notar lo débil que puedo llegar a ser. Ella necesitaría un soporte, el soporte que todo el tiempo he intentado ser, ese que... me ha faltado a mí. Pero por otro lado, intentaba ocultar mi debilidad por mi misma, tratando de convencerme una y otra vez que yo podría sobrellevar todo. Ahora simplemente todas esas presiones están saliendo, me cansé de retenerlas, se me acabaron las fuerzas.

Minutos después...

Una vez cambiada, abrí la puerta de la habitación para dirigirme al pasillo que había estado antes. A pesar de que mi cabello seguía mojado, ya no tiritaba de frío. Me senté en uno de los asientos que allí estaban disponibles y recostando mi cabeza en la pared cerré mis ojos.

«Dios ¿puedes escucharme?»

Comenzaba a hablar en mis pensamientos.

«Alguien me dijo una vez que existías... que fuiste tú quien hizo toda la creación. Si realmente eres tan poderoso... ¿Puedes hacer que Elizabet viva?»

Pov Jimin.

Me encuentro de regreso al hospital, la lluvia me ha alcanzado, pero eso no importa mucho ya que estoy a unos pasos de llegar. En cuanto puse un pie dentro, me dirigí hacia el pasillo donde había dejado a Amber y allí la encontré, estaba sentada con sus brazos abrazando ambas rodillas. Decidí acercarme suavemente, ya que sus ojos estaban cerrados, para así luego poder sentarme a su lado.

Tomé su cabeza para dejarla descansar en mi hombro.

—¿Por qué has vuelto? —habló estando en la misma posición.
—Porque te dije que volvería. —respondí en un susurro—. ¿Aún no han dado noticias?

Ella movió su cabeza de un lado al otro.

—Es mi culpa. —soltó.
—No, tú hiciste todo lo que pudiste. Incluso saltaste al agua tras ella.
—¿A caso eso sirvió de algo? Fue mi culpa, como lo fue aquella vez, Elizabet tenía razón...
—¿De qué hablas?
—Deberías marcharte, es peligroso estar cerca de mí. —intentó levantarse, pero la sostuve de su antebrazo.
—Amber no hagas ésto.
—Lo hago por tu bien. —se soltó de mi agarre para empezar a caminar hacia el otro lado del pasillo.

La seguí y sujeté de su brazo para luego entrar en la primera habitación que vi. Por suerte se encontraba vacía, así que ni bien entramos cerré la puerta para bloquearla parandome frente a ella.

—Hazte a un lado.
—No.
—Jimin tienes que moverte. —intentó correrme pero fue inútil.
—Te dije que no me iré a ninguna parte.
—¡¿Es que no lo entiendes?! —no pudo retener más sus lágrimas— ¡Todos los que intentan ser un soporte para mi terminan heridos! ¡¿A caso eso es lo que quieres?!

Quedó en silencio por unos segundos para recuperar el aire.

—¿Por qué te empeñas en seguir a mi lado cuando sabes que soy una amenaza para ti? Yo... no podría continuar si algo malo llega a pasarte... no lo soportaría.

Estaba dispuesto a hablar pero...

—Mi madre estaba muriendo, justo en frente de mi, estaba intentando luchar para mantenerse con vida... mientras que yo solo me limitaba a ver como mi soporte iba desapareciendo de a poco. Tuve la oportunidad de hacer algo, sin embargo, la dejé morir. No hice absolutamente nada. —su sollozo se transformó en un fuerte llanto.

—Por favor, no intentes ser mi soporte ahora Park Jimin. No tú.

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⏰ Última actualización: May 21, 2020 ⏰

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