Capítulo 12

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Tokio POV

Palermo y yo abrimos las puertas del furgón mientras el profesor, Marsella y Lisboa nos esperaban en el coche a unos pocos metros de ahí. El argentino amenazó a gritos a los conductores, mientras yo tomé de la mano a Nairobi, pero otra chica que estaba allí la agarró por el otro brazo. También había una mujer con más edad, que no era española, ella se estaba riendo, "esta debe de estar de la olla" dije para mis adentros. 

Después de unas miradas confundidas, la gitana me dijo furiosa:

-Si Ágata se va, yo no me voy a quedar aquí de brazos cruzados.- ¡Ja! lo que me faltaba, Nairobi ya había hecho nuevas amistades. Conocía el nombre real de Nairobi, pero nunca la había llamado así, y se me hizo raro escucharlo de la boca de alguien más.

Atónita por la escena que estaba ocurriendo, miré al profesor en busca de respuestas. Él puso cara de asombro.

-Profesor, que la puta loca esta no quiere que nos llevemos a Nairobi.

-Puta loca tú, que te estás entrometiendo en una relación, así de la nada. ¿De qué coño vas?

Abrí los ojos como platos, ¿cómo que una relación?

-Tokio, vámonos. - dijo finalmente Nairobi. Insegura de lo que hacía tiró del brazo de la chica que dijo que tenían una relación y tras ella salió la mora también. Los saltos los hicieron con el coche en marcha, porque Palermo ya había dado la orden de arrancar al conductor, y ya no había marcha atrás; no solo traíamos a Nairobi, sino que ampliábamos la banda.

Miré al profesor sin tener ni idea de qué hacer, esto no estaba en el plan, y todos sabíamos lo irascible que se ponía el líder del grupo cuando no se seguían todos los pasos. Él respiró sonoramente durante unos segundos y les dijo a las otras presas;

-Subid al maletero. - parecía que estuviera alucinando, ¿el profesor improvisando así? ¿Qué le había pegado Lisboa? Las dos chicas me miraron con aire de superioridad, a la vez que yo las analizaba más a fondo.

La chica mora, la que supuse que estaba mal de la cabeza, tenía un pelo negro azabache. Sus ojos ligeramente achinados, característicos del oriente, expresaban misterio y astucia a la vez. La gitana, por otro lado, parecía una persona salvaje y su pelo castaño caía como cascadas hasta su cintura. Su postura algo retorcida parecía indicar que era una persona impulsiva y activa, siempre preparada para la acción. 

Muy confusa por la situación, me senté en la parte trasera del coche, agarrando a Nairobi de la mano, para demostrarle lo mucho que la había echado de menos. En algún momento u otro tenía que preguntarle si lo de la relación era cierto, no sabía que le gustaran las mujeres. De todas maneras, ese no era ni de lejos el momento indicado para hacer la pregunta que tanto ansiaba formular. Apreté con fuerza la mano de la chica y me pegué a ella como en todos mis sueños lo había imaginado, no sabía que podría echar tanto de menos a alguien; Nairobi era como mi hermana.

En un par de horas, ya habíamos llegado a nuestro cobertizo, y el profesor, para sorpresa de todos, ya había conseguido alquilar otra caravana más espaciosa.

-Primero de todo; no quiero nombres, ni preguntas personales, ni relaciones personales. - reiteró el profesor.

-Profe, si aquí ya todos nos conocemos - dijo Nairobi, me alegraba de verla tan de humor. Detrás, la gitana le miraba el culo. - Yo, para quien no lo sepa, soy Tokio. Nairobi, Lisboa, Palermo, Marsella - dije señalando a cada uno -y... el cabeza; profesor.

-Necesitaréis un nombre de ciudad, así que pensad uno - ordenó el profesor.

-Yo seré Zagreb - anunció la mora.

-¿Pero qué nombre es ese? - se mofó la gitana.

-La capital de Croacia, idiota. 

-Yo Sidney, que siempre he querido ir a Australia - dijo la que afirmaba ser pareja de Nairobi. Ella la miró con una amplia sonrisa dibujada en la boca, parecía admirar a esa mujer.

-Bueno, ahora empezaremos a aprendernos el siguiente plan; rescatar a los chicos de Cruz del Este. - afirmó muy seriamente el profesor. Todos lo mirábamos admirados por su inteligencia, menos Zagreb, que mordía el lápiz que tenía en la mano.

Dio una buena charla con todos los detalles bien concretados, para que no se le espacara ningún cabo suelto. También advirtió a Zagreb y a Sidney de que si llegaran a hacer alguna tontería, solo ellas salían perjudicadas. Ahora que las conocía un poco mejor, no me parecieron tan mala gente. 

Zulema/Zagreb POV

El profesor era una persona muy lista, más que yo me atrevería a decir. Y eso me jodía. Me jodía mucho porque hasta ahora me las ingeniaba para salirme con la mía, pero con él como oponente no tenía nada que hacer. Solo atenerme a las consecuencias de haberme escapado.

Después de haber comido en la caravana, el profesor recibió una llamada diciendo que había una gran finca libre por algún pueblo en la provincia de Castilla la Mancha. Fue una noticia que nos alegró a todos, pues a nadie le apetecía pasarse dios sabe cuánto tiempo en un vehículo tan estrecho y limitado.

Con las caravanas, iniciamos el camino al que sería nuestro hogar. La villa era enorme, era un edificio antiguo, pero seguía perfectamente en pie. Estaba totalmente aislado de otros pueblos, no vivía nadie en tres kilómetros a la redonda. 

-Tendremos que compartir las habitaciones; Zagreb y Sidney, dormiréis juntas.

-Profesor, a mí con la mora no, por fa, ponme con Nairobi, vamos, ¿qué te importa? - a veces era alucinante lo infantil que era Saray.

-De acuerdo, de acuerdo: Sidney y Nairobi, Marsella y Tokio, Palermo y Zagreb y Lisboa y yo- esto último lo dijo sonrojándose.

Nos marchamos a nuestra habitación y entré detrás del que se hacía llamar Palermo. Me dio la sensación de que era una persona con talento para el liderazgo y muy decidida. Y eso me ponía. Me ponía mucho, y ¿para qué engañarnos? Íbamos a pasar un muy largo tiempo ahí como para pasarlo sin orgasmos. 

En cuanto entramos al cuarto lo observé con la mirada más seductora que pude recrear.

-Pará el carro - joder, no me libraba de los putos argentinos - vos te equivocás. Me van los hombres. -y gay. Lo que me faltaba.

-Imagina que lo soy - respondí queriendo insisitir.

-No sé si podré hacer eso... ¿serás tan buena como para yo hacer ese esfuerzo?

-Lo prometo, solo será por diversión - dije fingiendo unos pucheros.

Acto seguido le estampé un beso en la boca y él me siguió el juego tumbándome a la fuerza en el cómodo colchón. Pero escuchamos como alguien se acercaba y no tardamos un minuto en despegarnos y hacer como si nada hubiera ocurrido.

Saray irrumpió en el cuarto cortándonos todo el rollo. Agh. Lo tenía en el bote. Daba igual, si lo había hecho una vez, podría hacerlo de nuevo.

-Zu- Zagreeb, a cenar, mi amor - me dijo alegre. La veía muy contenta de celebrar su libertad junto a alguien que amaba, y sinceramente, estaba un tanto celosa. Ella no había encontrado solo a alguien que la amase, sino a alguien que hiciera que se amase a ella misma. Y ese es un mérito que no me puedo atribuir, porque ella había conseguido encontrar parte de su ser en otra persona. 

Yo me tenía solo a mí.

Entre rejas ~ NairobixSarayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora