Capítulo 31: Jumin enamorado

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La luz de un nuevo día se abría paso tras las cortinas blancas que adornaban el gran ventanal que daba hacia el balcón, en la habitación solo se podía escuchar la tenue respiración de los amantes dormidos.
Poco a poco Mc comenzó a removerse un poco. Quiso girarse pero algo se lo impedía, abrió los ojos con algo de dificultad ya que le molestaba la luz y lo vió allí dormido a su lado abrazándola como si no quisiera dejarla ir, su cabello revuelto lo hacía lucir muy lindo mientras dormía pensó. Recordó todo lo acontesido la noche anterior, había aceptado ser su novia, el le había besado y no solo eso, habían echo el amor por primera vez y había sido la primera vez para ella tambien. Se sentía avergonzada pero estaba feliz, se había entregado a un hombre que la amaba y el se lo había demostrado de todas las maneras posibles. Era increíble darse cuenta que ese hombre que era tan frío con ella, tan indulgente fuera tan cariñoso, era un caballero de esos que ya no hay pero no dejaba de ser un tanto atrevido y muy sexy sin duda alguna.
Apartó con su mano un mechón de cabello que tapaba su bello rostro, a lo que el se movió algo incomodo por el rose y se dió la vuelta, creyó haberlo despertado pero enseguida siguió durmiendo. Mc buscó incorporarse, estaba adolorida, todo su cuerpo dolía pero suponía que con el tiempo esa sensación de dolor ya no sería un problema. Se avergonzó por pensarlo pero hacer el amor con ese hombre era lo mas increíble que le había pasado alguna vez y le gustaba la idea de volver a repetirlo.
Se incorporó y se puso su ropa interior, recogió el resto de su ropa para ir al baño de la habitación de huespedes para darse una ducha, no quería despertar a Jumin con el ruido del agua. Miró una vez mas a su novio, penso en esa palabra y sonrió, ahora ese hombre que estaba dormido ahí era suyo, eso le gustaba. Al salir de la ducha y vestirse comprobó que Jumin seguía dormido, así que aprovechó para hacerle el desayuno. Preparó algo de fruta cafe y unas tostadas, al intentar alcanzar la azucarera de uno de los estantes de arriba sintió unos brazos rodeando su cintura.

Jumin- Buenos días, cuando desperté esperaba encontrar a mi novia en la cama dormida a mi lado.
Mc- Pensé en preparar el desayuno para ti.

Jumin solo sonrió ante su respuesta, se acercó a ella tomandola de la cintura y deposito un dulce beso en sus labios, unió su frente con la de ella y solo aspiró su dulce aroma a flores y naranjas, se sentía tan afortunado por tenerla.
Desayunaron tranquilamente durante la mañana, hoy era sábado así que no tenían que preocuparse por ir a trabajar. Quería aprovechar el día para ir a ver a su padre, tenía que terminar con esta locura del matrimonio arreglado inmediatamente, mas ahora que Mc había aceptado ser su novia, no podía ni quería mantenerla en el anonimato mucho tiempo. Además quería que ciertas personas se enteracen de esa relación. Podía ser en ocasiones un hombre muy posesivo y celoso pero a veces no estaba de más el poner los puntos sobre las ies, sobre todo si se trataba de cierto actor de pelo blanco que solía rondar a la que ahora era su mujer. Pero lo haría si no hasta la tarde, quería pasar tiempo con su novia.
La miraba degustar las tostadas que ella misma había preparado, no podía evitar recordar lo sucedido la noche anterior, su cuerpo desnudo debajo de el. Sus besos torpes pero deseosos de mas, el sonido de su respiración entrecortada por la exitación y su nombre pronunciado entre gemidos al hacerla suya por completo salido de esos labios que tanto le gustaba morder. Estar dentro de ella era la mejor sensación del mundo y definitivamente quería volver a experimentarla lo mas pronto posible. Pensó en un simple movimiento tirar todo lo que había en la mesa al suelo y sentarla en ella para quitarle toda la ropa y tomarla ahí mismo, en el piso, en el sofa o donde fuera, el lugar no importaba lo único que quería era poder recorrer cada centimetro de su piel con su boca y penetrarla hasta desmayarse del cansancio. Pero tenía que controlarse, lo mas probable es que al haber sido su primera vez estuviera adolorida, además no quería parecer un sádico el primer día de su noviazgo ya tendría tiempo para eso despues. Ahora solo se conformaría con pasar toda la mañana con ella, tal vez mirar alguna película con ella en sus brazos, cualquier cosa si era con ella sería buena.
Jumin fué a darse una buena y relajante ducha de agua fría luego de desayunar, después de que su imaginación bagara tanto necesitaba calmar a las fieras. Mc por su parte prometió quedarse un poco mas en casa de Jumin y le estaba esperando para ver la segunda película de Harry Potter, Jumin insistía en que quería verlas con ella y hoy tenían algunas horas libres y las aprovecharían para estar juntos un poco mas.
Cuando Jumin apareció en la sala nuevamente solo traía puesto su pantalón de dormir sin nada arriba, su cabello aún estaba mojado. Tener en frente suyo esta imagen no ayudaba a su frágil y agitado corazón. Sentía que Jumin solo buscaba darle un infarto, tocó su nariz por si había algún indicio de una hemorragia nasal pero por suerte solo fue una sensación nada más. Jumin la vió ponerse algo nerviosa pero no se dió cuenta del por que, Elizabeth III se encontraba en su regazo disfrutando de una encantadora seción de masajes en las orejitas por parte de Mc, era una imagen encantadora. Pensó en que lindo sería que todos los días de su vida fueses como ese, hacer el amor con su mujer y despertar al lado de ella cada mañana y pasar cada momento libre junto a ella, la idea de vivir juntos era muy tentadora pero todavía no era el momento. Dejó de pensar en ello y solo se unió a sus amadas, abrazó a Mc acurrucandose con ella y Elizabeth en el sillón.
La película terminó y Mc se paró del sofa, ya era hora de irse a su casa pero Jumin no se lo permitiría tan fácilmente. Tomó su mano y tiró de ella haciéndola caer sobre el, la sentó en sus piernas y comenzó a acariciar su cabello y su espalda.

Un hombre llamado Jumin Han Donde viven las historias. Descúbrelo ahora