Capítulo 6

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Emma le envió un mensaje de texto invitándolo a salir.

Harry estaba sentado en su living con las piernas estiradas y con Boo sobre su estómago.

¿Tenía ganas de salir?

No.

¿Saldría igualmente?

Si.

Que podría hacer un viernes por la noche además de salir a un pub heterosexual con sus dos amigas que seguramente conseguirían a alguien con quien bailar en menos de de diez segundos. Quedándose solo. Bailaba con chicas a ratos, las que ilusionadas se movían al ritmo de la música junto a él, eso era hasta que Harry de manera inesperada comentaba lo lindo que se veía tal chico o lo bien que se movía aquel otro.

Harry no gustaba de las fiestas, ni del alcohol, el humo de cigarro le picaba la nariz haciendo que estornudara.

Prefería quedarse en casa junto a su gata viendo una película de comedia romántica o de dibujos animados, pensando cuando le sucedería algo así a él y terminando por lamentarse acerca de su mala suerte en el amor.

Junto ánimo y se enfrentó a su closet armo una tenida lo suficientemente linda para salir. Se ducho y se arregló, faltando para las doce de la noche Emma lo llamo avisando que estaba en la entrada del edificio.

Una camisa negra con mangas cortas y corte en v, jeans negros rasgados en las rodillas y sus botines favoritos café claro desgastados en la punta, su cabello suelto y revuelto apropósito. Una última mirada al espejo y salió de casa, no sin antes acariciar la cabecita de Boo que dormía en su lado del living.

Llego al lugar. Una fila enorme en la entrada ''The club'' era unos de los pubs más concurridos de todo Londres y tocar ahí era sinónimo de orgullo.

Orgullo que viviría Louis en carne propia. Tras meses de llamadas y llamadas de su manager Luke al encargado del local finalmente lo había logrado.

Años tocando en cajas para ratones y hoy tocaría en uno de los locales más grandes y concurridos de todo Londres. Sus padres no estarían con él como era de esperarse para Margaret no era más que un pasatiempo y para su padre era una pérdida de tiempo, pero qué más da la vida es así. Los que si estarían junto a él como siempre lo han estado incluso cuando tocaba en lugares donde el olor a orina y otras cosas no dejaba respirar eran sus amigos Zayn y Niall.

Tras la visita a la universidad había estado todo el resto de tarde ensayando en la casa de sus amigos. Quienes con una sonrisa y el mejor de sus ánimos se aguantaron escucharle cantar durante horas las mismas cinco canciones.

En The club las presentaciones iban por horario y por orden de importancia de mayor a menor.

Los que tocaban a las doce de la noche eran los favoritos del público y eran conocidos por los clientes habituales, y no solo se trataba de abrir la noche, todo era acerca del respeto como artistas que recibían porque al tocar más temprano tenían a la gran mayoría de los clientes sobrios y en sus cinco sentidos, como si eso no fuera suficiente además de la buena paga que daba el local uno que otro cliente les daba un extra o propina.

Luego de ellos venia el grupo de las una de la mañana también era bueno. Le seguían el de las dos no era un mal horario, pero estaba distante de ser excelente.

De tres a cuatro de la mañana estaban los que tocaban solo por la paga, viendo como la mayoría de su público estaba borracho o bajo algún tipo de droga, recibiendo una nula atención y muy poco respeto, a decir verdad. Se debía pasar la prueba del horario maldito como le llamaban algunos artistas para seguir trabajando en el pub, si no lograban manejar al monstruo su oportunidad de seguir trabajando en el lugar se les iba como agua entre los dedos.

No homoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora