Ambos salieron corriendo nuevamente. Corrieron mucho rato hasta llegar a la bahía.
-Bien -comenzó a decir Yara- Busquemos el río y seguimos por ahí hasta el centro, eso es lo que el hombre ha dicho.
-¡Si!
Continuaron caminando y se encontraron con unos pescadores que venían desembarcando.
-¿Te molesta si les pregunto? -consultó Ace.
-Para nada, ve -respondió la mujer.
Ace se les acercó a dos los pescadores.
-¡Hola, buen día! -saludó amable.
-¡Buen día! -respondieron ellos.
-Verán, estoy buscando a un hombre -explicó- Se hace llamar Barbanegra, es grande, gordo y tiene cabello y barbas negras. Por casualidad ¿Lo han visto?
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-Ah sí, Barbanegra -respondió uno- Debe estar llegando al centro.
-Sigue el río, amigo -dijo el otro- Llegarás enseguida, el siempre está ahí. Si tienes suerte lo encontrarás...
Yara observaba y esperaba a un par de pasos de ahí, podía escuchar lo que decían si se concentraba en eso. Pero aquella concentración se vió interrumpida cuando...
-¡NO ESCAPARÁN! ¡PAGUEN LA CUENTA!
-Dios, que pulmones -se sorprendió Yara al ver una vez más al chef corriendo detrás de ellos- ¡Ace, debemos irnos! -le gritó a su esposo.
-Vaya -dijo sorprendido también- ¡Gracias chicos! -se despidió para echarse a correr junto a Yara.
Siguieron las instrucciones de los pescadores y encontraron el río, siguieron corriendo a lo largo de el hasta llegar al centro.
Se encontraron con mucha gente en un círculo, se escuchaba que hablaban sobre "Barbanegra". Entre la gente, se veía un hombre gordo y grande, con cabello negro. Estaba de espaldas.
-Esta ahí -dijo Ace con odio, listo para acercarse.
-Ace, ¡Espera! -le dijo Yara.
Pero ya era tarde. Ace había saltado al centro del círculo, dándole una patada en el rostro al...¿Doctor Barbanegra?
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