CAP VII

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Riiiiiiiingggggggg

Las campanas que marcaban el final denlas clases retumbaron en el aula.
Kudo se levantó ligeramente y se acercó un par de pupitres más adelante, dónde se encontraban Ran y Sonoko alegremente charlando.

“Hola chicas.” Les saludó. “¿Tenéis planes para el sábado? La nieve se ha asentado estos días y había pensado que podríamos ir al museo de la ciencia o algún otro sitio a pasear.” Les propuso.

“El plan es bueno, pero mi tío nos ha invitado a un evento muy elegante este sábado.” Intervino Sonoko. “¿Si quieres venir?”

Él negó con la cabeza. “No gracias. Pensaba comentárselo a Shiho también.” Le dijo con una sonrisa.

“Entonces te dejamos solo.” Dijo Sonoko picándole a la vez que recogía su mochila y cogía la mano de Ran para salir rápido del aula.

“¿Qué?” Preguntó sin entender nada.

“¿Pasa algo?” Preguntó Shiho, que ahora se encontraba a su espalda.

Él se giró y la miró riendo mientras se rascaba la nuca. “Nada, les he dicho que no podía ir con ellas el sábado por que quería quedar contigo.”

“¿Eh?” Preguntó ella sorprendida y sonrojada.

Mierda, lo he dicho en voz alta.

Kudo se sacudió la cabeza un poco avergonzado.

“Me encantaría.” Contestó ella con una sonrisa triste. “Pero mi tía no va a darme permiso para ir. Los exámenes de este año son importantes para las becas de la universidad y me tiene bastante controlada con ello.” Le explicó.

“No te preocupes por eso, yo hablaré con ella.” Le dijo convencido.

“No.” Contestó ella directamente y un poco seca. “No creo que sea buena idea.”

“No te preocupes, hay un sitio al que quiero llevarte, seguro que lo entenderá.”

Ella acabó asintiendo, pero no acababa de hacerle gracia la idea.

Se dirigieron a su casa y Shinichi esperó a que su tía saliera a hablar con él. No se le veía una mujer de buen carácter y sus ojos azul oscuro, no transmitían buenas vibraciones.

“No me gusta la idea.” Contestó seria al acabar de escucharle. “Shiho no debe desatender sus estudios.” Remarcó.

“Pero, vamos a ir al museo de las ciencias, vamos a un sitio dónde se pueden aprender cosas.” Le intentó convencer. “Shiho, es buenísima en ciencias y seguro que esta visita le va genial.”

“He dicho que no.” Dijo más fríamente. “Los sábados Shiho me ayuda en casa.”

“¿Le ayuda?¿con qué?” Se encaró un poco molesto con tantas evasivas.

Te ayuda a liberar tensiones hija de..

“Mira chaval, yo a ti no tengo porqué darte explicaciones.” Contestó la rubia, cansada de los comentarios del adolescente.

“¿Por qué quiere que pase el mayor tiempo en casa?” Siguió preguntando, alzando más la voz.

“¿Por qué quieres llevarte a la lista de mi sobrina a ningún lado?” Le preguntó ella de vuelta, intentando contraatacar.

“¡Lo que yo quiero es salvar a mi amiga!” Escupió con rabia.

“¿Salvarla?” Preguntó la rubia con una media sonrisa burlona. “¿De que tienes que salvarla?¿Te crees un caballero andante?” Le vaciló.

Mierda, no debería haber insinuado los maltratos.

“¿Tu que dices, Shiho?” Preguntó agarrándola del brazo. “¿Quieres ir con este chico?” Le tentó.

Ella, que se había quedado con la mirada fija en el suelo, asintió lentamente con cierto miedo. Estaba cansada de tantas ordenes y prohibiciones, también tenía derecho a pasar un buen rato con alguien a quien ya consideraba su amistad.

La rubia, abrió los ojos con furia ante la desobediencia de la joven y alzó la mano para golpearle.

“¡Tenéis unas mentes muy sucias!” Le chilló.

Pero su palma nunca llegó a golpear su mejilla.

En cambio, Yukiko, su madre, había aparecido en el momento justo y le había frenado la mano.

“Ya basta, señora Vineyard.” Dijo firmemente sin soltar su mano. “No lo haga, no se le pueden decir esas cosas a los menores.”

“Señora Kudo…Esto no es asunto suyo.” Contestó soltándose de su agarre de mala gana. “Estos dos ya son lo suficiente mayorcitos.”

“Yo creo que me incumbe a medias, ya que parece ser que mi hijo tiene intenciones de quedar con su sobrina. Y verá, mi hijo se toma las cosas muy enserio.” Dijo apoyándole mientras le miraba de reojo. “Y yo lo que quiero es ayudarle, soy su madre. Puede venir un día a nuestra casa y charlar un rato.” Intentó convencerle.

“Shiho, entra dentro.” Dijo seriamente sin escuchar las palabras de Yukiko. La conversación había acabado para ella.

“¿Nos vemos el sábado, entonces?” Le preguntó Kudo a la pelirroja, aún sin saber la respuesta final.

Pero la puerta se cerró seguidamente y el moreno no fue capaz de recibir una respuesta segura.

“¿Me he pasado?” Preguntó Yukiko mientras miraba a su hijo, con la puerta cerrada enfrente suyo.

“No, gracias.” Le dijo con sinceridad.

Madre e hijo empezaron a andar de vuelta a su casa, su apartamento estaba relativamente cerca del de los Miyano.

“He salido pronto del trabajo hoy. Ha sido una suerte que me haya topado con vosotros y os haya seguido.” Le dijo suspirando.

“¡¿Nos has seguido?!” Preguntó Shinichi avergonzado.

“Es una broma.” Contestó con una sonrisa nerviosa, intentando no delatarse. “Puedes estar tranquilo, que a esa chica no le va a pasar nada hoy. Es curioso, porque esa chica siempre lleva la ropa muy cuidada, eso significa que su familia se preocupa por las apariencias que pueda transmitir.”

“¿Sabes lo que puede estar pasando en esa casa?” Preguntó Kudo con un poco de miedo.

“Después de lo que hablamos y de haber visto a su madre, puedo hacerme una idea.” Contestó con tristeza.

Al fin y al cabo, su tía trabajaba en un departamento de televisión. El dinero no era un problema. ¿Qué iba mal entonces? ¿Dónde iba a parar y por qué ella se veía siempre tan desmejorada?

“Shiho es una chica guapísima, ¿verdad?” Preguntó Yukiko haciendo que él se sonrojase por completo.

Shinichi sacudió la cabeza, desasiéndose de esos pensamientos.

¿En que coño piensas Kudo? Tú eres un hombre adulto.

Su madre rio al ver su reacción. “Ahora, no la dejes tirada.”

“Claro que no.”

Estaba seguro de que no lo haría, esta vez, no.

<●>

El sábado llegó con un aire frio y leves nevadas. Parecía que la tía de Shiho se había aguantado para maltratarla físicamente los anteriores días. Su chaqueta roja acababa con un corte recto justo por encima de las rodillas y su rostro se veía mas lechoso con el frío que les envolvía.

Estaba agradecido de poder disfrutar de ese día con ella, se sentía bien cuando conseguía hacerla reír.

“No hay nadie en este museo.” Dijo la pelirroja, observando su alrededor vacío.

“Así parece que nos hemos colado.” Dijo bromeando y poniéndose a correr. “Si viene alguien, corremos y nos escondemos.”

Kudo se quedó escondido tras la pared, esperando que le dijese alguna contestación. Pero no lo hizo.

Caminó tranquilamente por el pasillo hasta parar en una puerta.

“¿Quieres entrar al planetarium?” Preguntó abriéndole la puerta.

Pero ella no se movió. Se quedó mirando la puerta cerrada a la vez que daba media vuelta.

“Ya vimos muchas estrellas la otra vez.” Dijo un poco indiferente.

Y ahí, la mente de Shinichi, tuvo el presagio de haber vivido ya ese momento. Tenía la sensación de haberla visto justo en el lugar donde se encontraba, pero mucho años atrás.

“Es verdad.” Le contestó siguiendo su paso. “Voy al baño un momento.” Le dijo antes de desaparecer por los pasillos.

“Te espero aquí.” Contestó ella con las manos en los bolsillos.

Kudo abrió el grifo y dejó el agua caer mientras se lavaba las manos y la cara y miraba fijamente el reflejo de su rostro.

¿Qué sensación era esa?¿Es un dejabú? Venía a menudo a este museo en mi adolescencia, pero nunca había venido con Shiho.

Estaba seguro de ello.

Salió del baño y volvió para buscarla. Y esa sensación, le golpeó fuertemente otra vez al verla parada delante de esas pantallas.

“Shiho.” Le llamó para captar su atención.

“Kudo.” Le dijo ella con una pequeña sonrisa. “Gracias por invitarme. ¿Sabías que me gustaba este lugar?”

¿Lo sabía realmente?¿Por eso la había llevado ahí?

Y sus siguientes palabras salieron de su boca al unísono que las de su cabeza.

“¿A los fanáticos del misterio le gustan los sitios cómo este?”

Recordaba haber tenido esa misma conversación con ella hacía diez años. En ese entonces, había venido solo y se la encontró por mera casualidad.

“¿Qué pasa?” Preguntó extrañada.

“¿Eh? Nada.” Dijo riendo nerviosamente. “Los misterios están enlazados con la ciencia de alguna manera.” Dijo rápidamente mientras ella continuaba el paso.

¿Estoy repitiendo lo que ocurrió?¿Es posible que, a pesar de tratar de cambiar el futuro, haya estado siguiendo la misma línea temporal sin darme cuenta?

¿Sus esfuerzos por cambiarlo eran en vano?


Bajo la nieveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora