La Magia de Haberme Encontrado

X

El cielo estaba despejado, se podía ver la luna y las estrellas resplandecer, aún así en el tabladillo había unas pequeñas bombillas que alumbraban de muchos colores. En el centro había una enorme mesa y alrededor,  muchas sillas y otras mesas llenas de pasteles, bocadillos y licor.

Ya todos estaban llegando, algunas personas traían trajes muy elegantes como terno, otros estaban vestidos con traje de baile y todas las chicas con vestido de gala.

Por supuesto, yo también vestía muy sofisticada, Mattias me había ondulado el cabello, traía puesta un vestido largo color celeste con tajo en la pierna izquierda y en la espalda tenía un enorme descote ilusión en V. Me encantaba verme así estaba tallado en la piel y para complemento traía puesta unas bellas sandalias altas.

Axel me traía de la mano, talves por esta razón nuestros amigos confundieron las cosas, decían que hacemos una hermosa pareja y otros se confundían si somos novios.

No pasó mucho tiempo y empezó el discurso de los profesores, del director, un show de bailarines.
Y literalmente ya era mi turno, me sentía un poco nerviosa mi cuerpo comenzó a a temblar y mis manos lo notaba vibrar por esta razón subí lentamente al tabadillo, pero cuando empecé hablar los nervios desaparecieron por completo.

En seguida, algunos profesores se quedaron asombrados y aplaudieron, otros me dieron la mano y me desearon lo mejor; algunos compañeros se  hablaban al oído y otros trataron de decirme algo, pero yo sin querer darle importancia camine hasta donde estaba Axel.

El me invitó a bailar, mi cuerpo temblaba al son de la música y al fijar mi mirada pude percibir algo especial en sus ojos, fue tan intenso ese momento nunca antes sentí algo así.

No pude bajar la mirada hasta que cambió la música y hasta que muchos dejaran de bailar, solo nos encontrábamos él y yo en la pista de baile, fue tan especial me sentí como en las novelas o talvés como una princesa de cuento.

—Me tengo que ir a casa, —pronuncie.
—cominemos un largo rato. —dijo él, sosteniendo mi mano.

La noche era tan fría y las calles se veían diferentes, se podía observar algunos borrachos gritando y otros tirados en la calle. Presentía algo, así como si a él se le estancara las palabras, estaba tan nervioso que tartamudeando preguntó; ¿qué piensas acerca del amor?

Quizá esa pregunta hizo que se me congelara la mente y el silencio se apodere de mí, talvés tenía las palabras enlazados entre la lengua, pero no sabía si era lo correcto. Sentía escalofríos. Él al verme así solo sonrió.

Se puso frente a mí, me tomo de la mano a la altura del epigastrio y con tal ternura que poco a poco se fue acercando para susurrame al oído un te quiero. Intentó besarme, pero me alejé de él y seguí caminando. Ya estando a unos diez pasos, regresándome y con la mirada puesta en sus ojos le pregunté: ¿qué intentas pretender?, el sonrojado y caminando hacia donde estaba respondió; lo siento, sabes eres una chica tan genial, puedo decir eso a pesar que te conozco poco y no digo de conocernos en persona, sino en tus sentimientos y tu manera de tratar, creo que me estoy enamorando de ti.

Casi me atragante con la saliva, no sabía lo que sentía por él, no sabía lo que era enamorarse de alguien. De nuevo me tomó de las manos y mirándome a los ojos me pidió ser su novia.  Moví la cabeza. —no, creo que no funcionaría nuestra relación. —Si funcionará te prometo, yo daré todo de mí y hare todo lo posible para que esto funcione. Me quedé algo pensativa por largo rato, las palabras estaban atrapadas en la garganta. —te lo prometo me dijo nuevamente al sentir mi silencio. —¿y si no funciona que pasaría? —le pregunté quitando mis manos de las suyas. —si funcionará, me dijo Axel algo pensativo.

Tenía una sensación extraña y la inseguridad llenaba mi ser, mientras él siguió insistiendo...