Al final del día lo más que me duele es que te di todo de mi, todo lo que jamás pensé entregar pero te lo ganaste. Me abrí como un libro, desnudé mi alma frente a tus ojos sin miedo alguno. Me duele, me duele con cojones que no lo acepto pero en el interior sé que todos los planes que hice no se cumplirán. Fueron tantas las veces que nos sentábamos a hablar y decíamos que haríamos esto y lo otro, ahora no sé que hacer con esos planes. Cuando menos estás es cuando más se repiten en mi cabeza y me sigue chocando que ya no te tengo, no cumpliremos ni las promesas, ni los juramentos que nos hicimos. Cuando te conocí, descubrí que nunca me había enamorado en realidad, fueron tantas las veces que te lo dije. Llegué a decir que eras el amor de mi vida y por más cliché que suene, juré que así sería y confía que todavía lo creo, el dolor inmenso hace que me lo repita todos los días. Llegaste más profundo de lo que jamás hubiese podido predecir, sacaste hasta lo escondido, me enseñaste sentimientos que ni yo sabía que existían o así se sentían. Todo esto sin contar que le agradaste a mi familia, a decir verdad, ellos te querían y te aceptaban como nunca habían aceptado a nadie. Las oraciones con signos de interrogación y tu nombre en ellas saliendo de sus bocas, esas, esas si se sintieron como varios disparos al pecho. Mis amigos me dijeron que nunca me habían visto así y si te soy sincero, jamás me había sentido así por alguien, incluso en el pasado me dije no volvería a pasar y eso que en aquel entonces el dolor no era ni una cuarta parte de esto. Estuvimos juntos en buenas y malas, cuando nos enfermábamos, bajo frustraciones, bajo críticas y lo peor, fuimos nosotros mismos los que nos llevamos a este castigo. Dicen que cuando uno siente de verdad por alguien se nota el brillo en los ojos, yo veía estrellas en los tuyos cada vez que me observabas. Me mirabas, sin decir una palabra, a veces seria, a veces sonriendo. A veces me besabas luego de mirarme, a veces me decías lo hermoso que para ti era y lo mucho que me amabas. Solías decirme lo feliz que te hacía y lo afortunada que te sentías de tenerme, eso si me llenaba por completo. Ahora me drena, me drena recordar y entrar a mi galería, me drena leer las cosas que una vez nos dijimos y me dicen que pare de leer, pero es que la clara ya ni sé que hacer. Me siento perdido, como si se me hubiese ido todo de las manos, sin propósito alguno porque cuando te tenía mi propósito era cumplir todas mis metas contigo. Supongo que esto pasará o al menos eso me siguen diciendo, me lo dicen los mismos que solían decirme lo cabrón que nos veíamos juntos, los que querían tener algo como lo nuestro. Juro que te di mi todo. Hasta la última gota porque jamás pensé que llegaría el día en que no te tendría a mi lado.
-Adrián Enrique Beer Medero
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No son poemas, es poesia
PoetryEn ocasiones nos encontramos solos. Queremos expresar lo que sentimos y sin embargo no tenemos a quién expresarle dichos sentimientos. Tristeza, felicidad, desilución y coraje son algunas de las cosas que encontrarás a continuación. Te invito a que...