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Amante en turno.                                                                                                    

Camila 19, Lauren 20

Aquella mañana fue tan magnífica y espeluznante a la vez. Sentía una pequeña punzada de dolor aquel día pero decidí ignorarlo. Sin pensar que esa tarde sería el final de una felicidad fingida.

Abrí los ojos lentamente para encontrarme con su mirada cálida y brillante, me sonrió tan hermosamente que olvide respirar por unos cuantos segundos, me costaba reaccionar ante su belleza. Pero entonces me besó y encendió aquella fogata cálida en mi pecho. Me tomó por la nuca mientras me besaba tan apasionadamente.

Nuestras miradas se encontraron pero fue un momento fugaz porque sus labios besaron con delicadeza la curva de mi cuello. Descendió hasta las curvas de mis pechos, los admirado por unos momentos y después comenzó a degustar de ellos, primero lento y después salvajemente, mi cuerpo se estremecía ante cada mordida y lamida suya. Nuevamente descendió hasta la parte baja de mi cuerpo, dejando marcas apasionadas de sus labios.

Trate de mirar su rostro, pero me era imposible, cada vez más perdía la cordura ante su toqué. ENtonces con la fuerza y la poca estabilidad que me sobraba la tome entre mis brazos. Ella enrolla sus brazos en mi nuca, mientras yo besaba cada rincón de su piel expuesta. Comenzó a restregar su cuerpo sobré el mío, se sentía tan libre y sensual que emitíamos gemidos y suspiros pesados.

La tome de los glúteos y deje su cuerpo nuevamente con delicadeza sobre nuestra cama. Bese con tanta lentitud y ternura su abdomen hasta aquel lugar privado y magnífico, bese cada parte de su piel entre tus piernas, le tome con delicadeza de los glúteos y entonces comencé a pasar mi lengua por sus pliegues, lo hice con lentitud para admirar tu cara de placer, ella gritaba mi nombre y gemía tan jodidamente sensual que no soporte más.

Introduje mi lengua en ella y gritó tan alto que me prendió más de lo normal. Se retorcía mientras yo trataba de dar le el mejor placer de su vida, primero en círculos y después lamida por lamida. Tomó mis manos entre las suyas. Nuestras manos encajaban tan perfectamente bien, que ella no tomó en cuenta en aquel momento.

No aguantó más, necesitabas llegar, me tomó tan bruscamente que me dejó sobre la cama. Tomó mi miembro entre sus manos y con delicadeza y lo introdujo en su interior. Sus paredes apretaban con fuerza de mí, saltaba sobre mí con tanta fuerza y rapidez que encendió la llama del fuego en mí. Me miró por unos segundos y me beso con amor que derritió mi frío corazón.

Trate de seguir le el ritmo pero el placer era tan cegador que la deje disfrutar, —más rápido, m-me corro Camz... llena-llénate de t-ti—, gritaba eufórica.

Entonces aceleré mis movimientos, sentía como su cuerpo estaba apunto de explotar, comenzó a rasguñar mi abdomen con tanta fuerza que sus uñas quedaron grabadas en aquel lugar, suspiró y cayó sobre mí, mientras nuestros sexos escurrían de nuestros jugos mezclados.

Se levantó con lentitud y caminó hasta el baño, ignore aquel sonido de disgusto en su boca. Me levanté con una sonrisa brillante, limpié y cambie cada sabana de nuestra cama, media hora después me encontraba en la cocina haciendo el desayuno para ambas, tarareaba una canción alegremente, y ella apareció ante mí.

Arreglada con una falda negra de cuero pegada a sus piernas y nalgas. Llevaba un top blanco y sobre esta nada. Gafas negras, tacones negros de punta fina. Lucía tan sensual y ardiente que me dieron celos de que la gente apreciará du belleza pero no podía negarme a que salieras así y presumir le a los demás que eres mía, que me elegiste a mí sobre todo.

One Shots CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora