XI

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Profesora.

Camila 19, Lauren 25.

—Buenos días, ¿hablo con la señorita Jauregui?....

—Buenos días, ¿que sucede?...

—Le informo que usted asido aceptada para trabajar en nuestro Instituto— se aclaro la voz,—la vemos mañana temprano, tenga una buena tarde.

La joven se mantuvo callada por unos cuantos segundos antes de estallar. Brincaba con emoción, por fin había sido aceptada en el colegio más prestigiado de Inglaterra. Si  pensarlo dos veces marco al número de su mejor amiga para notificarle aquella noticia.

"Hola, ¿qué?, no, es importante... ¡Por Dios!, no es eso, ¡me aceptaron, me aceptaron!". Gritaba eufórica. "Lo siento, pero es que estoy feliz, si, claro que si, bien nos vemos al rato, chau".

Se tiro a su sofá, mientras planeaba su plan de estudio. Cuando llego la hora tomo sus cosas, de hecho había planeado salir, pero su amiga le hizo cambiar la prendar por algo más atrevido antes de que su vida se vuelva más aburrida y estricta.

Acepto. Su oufit de antro consistía vestido mini dorado con espalda abierta que abrazaban adecuadamente las curvas de su cuerpo, hacia notar el brillo del color verde esmeralda de sus ojos. Tacones delgados con tira tobillera de dos partes, no tomo un abrigo para la fría noche. Se veía realmente atractiva, una persona muy sexy, una diosa.

Ambas jóvenes, entraron a un auto negro que Verónica había rentado, ella tenía la idea de nadar en alcohol hasta el amanecer, o que no encontraran en buenas condiciones para manejar. Así que la idea fue rentar un auto. Lauren aun seguía en shock y feliz por la gran oportunidad de la vida. Por lograr su mayor sueño.

En cuanto el auto estaciono, ambas hicieron su mejor entrada llamando la atención de todo el lugar, cada mirada las hacia sentir inferior y dueñas del mundo, algo que comúnmente no pasaba con ellas. Se acercaron a la barra pidiendo algo tranquilo, para poder comenzar y adentrarse en el ambiente.

Comenzaron con dos vasos de margaritas, muy bien preparadas, dejaron que paladar disfrutara del dulce sabor, elevando su éxtasis. No perdieron la noción del tiempo y comenzaron a bailar las canciones del DJ, primero algo tranquilo y después comenzaron a menear más caderas, llamando la atención del publico que no las dejaba de mirar.

Casi tres horas después de bailar sensualmente se acercaron a la barra, con pasos lentos pero seguros, estaban algo mareada.

—¡DOS COSMOPOLITAN!— grita la joven Verónica llamando la atención del barman.

—¡Por Dios Vero!, esto es genial, ya estoy algo mareada— se sentó en la silla larga y negra.

—¡LO SE!, ¡TENGO QUE IR AL BAÑO!— no informo dos veces y se marcho a paso rápido.

—¡Aquí tienen señorita!— informo el barman.

La chica asintió, tomo los dos tragos, y después se retiro, no se sentía muy bien, el ambiente la estaba sofocando. Sin pensarlo dos veces dejo las copas en un mesa cercana y camino (corrió) hasta la terraza del edificio.

Se recargo en el barandal mirando hacia abajo, dejando que el aire contenido en sus pulmones saliera con lentitud.

—Es peligroso estar muy cerca del barandal,— informo una joven dando una calada a su cigarro.

La joven se sobresalto,—¿disculpa? — se giro un poco para mirar a la joven.

—Es que no esta bien recargarse en esos lugares, son muy peligrosos y no siempre son cien por ciento seguros.

One Shots CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora