XXIV

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La linda modeló.

Camila 24, Lauren 24.

—Oh vamos Cami, solo digo la verdad.

—Sofi, basta. Solo haces que me deprima y me niegue a ir.

—Pero es una modeló.

Asomó su rostro por el marcó de la puerta y la vio fijamente. —Entonces, ¿por ser camarera no puedo salir con ella?— bufó en forma de desagrado.

—No es eso a lo me refiero. Las modelos siempre se toman las cosas a lo ligero—, se incoó en la cama negando levemente con la cabeza al observar el cuarto desordenado.

—¿Cómo que a lo ligero?— frunció el ceño, entró de nuevo en el vestidor pequeño.

—Ya sabes, algo de una simple noche, una simple distracción, un reproche, algo así.

La joven salió con un simple pantalón negro de vestir, su brazzier blanco de encaje, converse negros. Se podía apreciar el tatuaje en su costilla el cual fue realizado en honor a su pequeña hermana fallecida. Aún no estaba decidida por la blusa que acompañaría el pantalón, no quería cometer un error en su vestimenta.

—¿Entonces debo dejarla plantada?— su tono de voz sonaba molestó.

—No lo sé, es tu decisión solo no quiero que te utilicen. No me gustaría verte deprimida, eres una persona realmente agradable, hermosa y sobre todo honesta, no mereces que te traten como una opción o capricho—. La miró de arriba a bajo negando y sonriendo, —estas muy formal, ¿no lo crees?

Se miró al espejo, —¿lo crees?— se giró para ver el rostro de su hermana, el cual asintió. —¿Crees qué puedas ayudarme?

La joven castaña asintió y sin demora tomó los jeans negros rasgados de la rodilla, una blusa de color combinado (blanco, negro) con parche de bolsillo y unas adidas cloudfoam pure negro. Se los entregó a su hermana. Y antes marcharse a su cuarto le dio un beso. —Cualquier cosa me llamas por favor. No vayas a cometer una estupidez.

—No lo haré, te quiero princesa.

—Y yo a ti Kaki.

Se vistió a la velocidad de la luz, solo se retoco un poco el maquillaje, se dejó el cabello suelto. Se colocó la pulserita oro el cual valía más que su propia vida. El recuerda de su pequeña siempre la seguía, era su pulsera de la suerte y vaya que deseaba mucha suerte. Se miró al espejo pero no estaba muy segura de si misma, no quería estar por de bajo de los estándares de la joven modeló.

Inhalo y exhalo unas cuantas veces. Estaba muy nerviosa su corazón no paraba de latir con rapidez. Miró la hora en su desgastado reloj y se puso en marcha. No tenía auto, ni motocicleta. Su único transporté era su bicicleta que le había obsequiado su abuela ya hace varios años. Pero no iría en ella a un restaurante lujoso y de clase. Pero tampoco quería gastar mucho dinero. 

Debía pagar la despensa, el mantenimiento, el alquiler, la escuela de su hermana y sobre todo la universidad, estaba a tan solo un año de terminar. Su único transporte sería ahora sus piernas pero estaba muy lejos de aquel lugar. Pero al parecer el destino le quería demasiado.

La joven le había mandado un mensaje indicándole que su chofer la esperaba. La chica se negaba pero ella no aceptaba un no como respuesta. Se despidió de su hermana con un solo "nos vemos en unas horas".

One Shots CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora